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53. Recibireis Poder - Truth For the End of Time

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99<br />

29 de marzo HUMILDAD<br />

Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión, diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido,<br />

que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos; hemos<br />

pecado, hemos cometido iniquidad, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos<br />

y de tus ordenanzas. (Daniel 9: 4, 5).<br />

La santificación espuria, con su jactancioso espíritu de justicia propia, es extraña a la religión de la<br />

Biblia. La mansedumbre y la sumisión son frutos del Espíritu. El pr<strong>of</strong>eta Daniel fue un ejemplo de<br />

auténtica santificación. Su vida fructífera se caracterizó por un incondicional servicio al Maestro. Fue<br />

una persona muy amada por el cielo (véase Dan. 10: 11), y se le concedió una honra tal que raramente<br />

ha sido otorgada a los mortales. Además, la pureza de su carácter y su fidelidad a toda prueba era<br />

igualada únicamente por la sumisión y contrición que lo caracterizaban.<br />

Este honroso pr<strong>of</strong>eta estaba tan identificado con el indiscutiblemente pecaminoso pueblo de Israel que,<br />

en lugar de considerarse puro y santo, imploró: "Porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados<br />

en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias". "Hemos pecado, hemos hecho impíamente".<br />

"A causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio<br />

de todos en derredor nuestro".<br />

Después afirmó: "Estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo" (Dan.<br />

9: 18, 15, 16, 20). Y al final, cuando el Hijo de Dios vino en respuesta a sus plegarias con el propósito<br />

de instruirlo, testificó: "Mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno" (Dan. 10: 8).<br />

Los que realmente están buscando la perfección del carácter jamás deben dejarse dominar por la idea<br />

de que son sin pecado. Cuanto más se espacie la mente en el carácter de Cristo, y cuando más se<br />

aproxime a su divina imagen, tendrá un discernimiento más claro acerca de su perfección inmaculada;<br />

en consecuencia, mayor y más pr<strong>of</strong>undo será el concepto de sus defectos y debilidades. Los que<br />

piensan estar libres del pecado, manifiestan que están lejos de la santidad. Dicha actitud es el resultado<br />

de no tener un conocimiento claro acerca de Cristo, pues creen que pueden reflejar su divina imagen<br />

teniéndose a sí mismos como modelo. Cuanto mayor sea la distancia entre el creyente y el Salvador,<br />

más justa se considerará la persona en su propia opinión.- Spirit <strong>of</strong> Prophecy, t. 4, pp. 301, 302.

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