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53. Recibireis Poder - Truth For the End of Time

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18 de febrero UN CARÁCTER SEMEJANTE A CRISTO<br />

Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. (Colosenses 3: 3).<br />

Jesús es el modelo perfecto. En lugar de complacer al yo y de hacer lo que nos parece, tratemos de<br />

reflejar su imagen. El fue bondadoso y cortés, tierno y compasivo. ¿Somos semejantes a él en estas<br />

virtudes? ¿Deseamos que nuestras vidas tengan la fragancia de las buenas obras? Lo que necesitamos<br />

es la sencillez de Cristo. Temo que un espíritu duro e insensible, enteramente diferente del Modelo<br />

divino, haya tomado posesión del corazón de no pocos. Esta conducta inflexible, alimentada por<br />

muchos que la consideran una virtud, tiene que ser removida para estar en condiciones de amar a otros,<br />

como Cristo nos amó a nosotros.<br />

No es suficiente que nos limitemos a la simple expresión de fe. Se necesita más que un asentimiento<br />

nominal. Debe haber un conocimiento real; una experiencia genuina en los principios de la verdad que<br />

está en Cristo. El Espíritu Santo debe obrar en el interior para exponer estos principios a la fuerte luz<br />

de un conocimiento claro acerca de ellos, y, al conocer su poder, dejar que actúe en la vida. La mente<br />

debe rendir obediencia a la real ley de la libertad, que es impresa en el corazón y llega a ser entendida<br />

plenamente gracias al Espíritu Santo. La expulsión del pecado debe ser un acto del mismo ser, basado<br />

en el ejercicio de sus más nobles facultades. La única libertad de la cual puede disfrutar la voluntad<br />

finita está en ponerse en armonía con la voluntad de Dios, cumpliendo con las condiciones que le<br />

permiten al hombre ser participante de la naturaleza divina por haber huido de la corrupción que hay en<br />

el mundo a causa de la concupiscencia...<br />

El carácter humano, deformado por el pecado, es depravado y terriblemente diferente del que tuvo el<br />

primer hombre cuando salió de las manos del Creador. Jesús se propuso tomar la pecaminosa<br />

deformidad humana y, en cambio, devolverle su propio carácter hermoso y excelente. Se compromete<br />

a renovar todo el ser mediante la verdad. El error no puede realizar esta obra de regeneración; sin<br />

embargo, necesitamos tener visión espiritual para poder discernir entre la verdad y la falsedad, a fin de<br />

no caer en las trampas del enemigo.- Review and Herald, 24 de noviembre de 1885.

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