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53. Recibireis Poder - Truth For the End of Time

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20 de octubre ACEPTEMOS LA INFLUENCIA DEL ESPÍRITU<br />

Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y<br />

de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. ( 2 Corintios 7: 1).<br />

El Señor nos envía advertencias, consejos y reproches para que tengamos oportunidad de corregir<br />

nuestros errores antes de que se conviertan en una segunda naturaleza. Pero si rehusamos ser<br />

corregidos, Dios no interviene para contrarrestar las tendencias de nuestra propia conducta. No obra un<br />

milagro para que no brote y produzca fruto la semilla sembrada. La persona que se muestra<br />

temerariamente infiel, o que manifiesta una impasible indiferencia ante la verdad divina, no está más<br />

que recogiendo la cosecha que él mismo sembró. Tal ha sido la experiencia de muchos. Escuchan con<br />

estoica pasividad las verdades que una vez conmovieron sus corazones. Sembraron descuido,<br />

indiferencia y resistencia a la verdad, y tal es la cosecha que ahora obtienen.<br />

La frialdad del hielo, la dureza del hierro, la naturaleza impenetrable e inimpresionable de la roca, todo<br />

esto encuentra una equivalencia en el carácter de muchos cristianos pr<strong>of</strong>esos. Así fue como el Señor<br />

endureció el corazón de Faraón. Dios habló al rey egipcio por boca de Moisés, dándole las evidencias<br />

más notables del poder divino; pero el monarca tercamente rehusó la luz que lo hubiera conducido al<br />

arrepentimiento. Dios no envió un poder sobrenatural para endurecer el corazón del rey rebelde, pero,<br />

como resistió a la verdad, el Espíritu Santo se retiró, y el Faraón quedó en las tinieblas y la<br />

incredulidad que había elegido.<br />

Los hombres se separan de Dios al rehusar la influencia del Espíritu. El Señor no tiene en reserva un<br />

agente más poderoso para iluminar sus mentes. Así, ninguna revelación de su voluntad puede<br />

alcanzarlos en su incredulidad.<br />

Ojalá pudiera guiar a cada pr<strong>of</strong>eso seguidor de Cristo a ver este asunto tal cual es. Todos estamos<br />

sembrando, ya sea para la carne o para el Espíritu, y segamos la cosecha de la semilla que sembramos.<br />

Al elegir nuestros placeres o tareas, sólo debiéramos buscar aquellas cosas que son excelentes. Lo<br />

frívolo, lo mundano, lo envilecedor no deberían tener poder para controlar los afectos o la voluntad.-<br />

Review and Herald, 20 de junio de 1882.

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