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35<br />
Se cayeron las máscaras<br />
131<br />
<strong>Crimen</strong> <strong>Pedido</strong><br />
—¡Buenos días Sabrina!<br />
—¡Señor Liar, me alegra verle!<br />
—No todo el mundo me dice eso…<br />
—Yo sí, porque creo que ella lo necesita. —Le contesta Sabrina<br />
mirando hacia arriba.<br />
—Pensé que estaba en el taller. —Liar se queda un poco<br />
desconcertado.<br />
—Hace un rato que subió, me dijo que está esperando un material<br />
y que le avise en cuanto llegue el mensajero. —Liar comprendió entonces<br />
lo que sucedía.<br />
—Subiré a verla. —Se dirigió a la habitación de Athina y tocó la<br />
puerta.<br />
—¡Adelante! —Él entra— ¡Ah, pensé que era Sabrina!<br />
—¡No querida! Soy yo. —Athina deja en la peinadora su polvo<br />
facial y se dirige hacia él con sutileza. Le abraza y le susurra:<br />
—Me tenías abandonada…<br />
—Eres tú quien acostumbra a no llamar.<br />
—Ya sabes cómo soy. —Le contesta ella cogiéndole ambas manos<br />
y regalándole una sonrisa.<br />
—¡Precisamente por eso estoy aquí!<br />
—¡Pero qué comprensivo eres!<br />
—Imagino que ya tienes todo listo.<br />
—Uhum<br />
—¿Y para cuando es?<br />
—Para esta misma noche.<br />
—¿Ya lo has llamado?<br />
—No, pero sé que vendrá. —Athina sonríe con inmenso placer