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<strong>Crimen</strong> <strong>Pedido</strong><br />
A las nueve y quince de la siguiente noche un autobús hace una<br />
parada en la autopista de entrada a la ciudad. Se baja un hombre blanco<br />
de piel bronceada, corpulento y de un metro ochenta y cinco de estatura,<br />
comienza a caminar, al parecer con rumbo definido, su cabello es castaño<br />
claro, liso y corto, con el reflejo de la luz de los coches sus ojos se ven<br />
azules, más bien azul eléctrico, se le distingue un rostro refinado, sus manos<br />
se aprecian fuertes así como su espalda cuando se acomoda el morral que<br />
lleva. Viste unos vaqueros y una camiseta celeste.<br />
Han pasado veinte minutos y llega a su destino, confirma su reserva<br />
en ese hotel de lujo y entra en el ascensor, abre la puerta de la habitación y<br />
allí está ella… inmaculada, yace en el que esta noche será su lecho de amor,<br />
desnuda entre cojines que apoyan su cabeza, un vendaje carmesí bordea<br />
sus ojos sin dañar la forma natural de su cabello y un foulard a juego<br />
hace camino por su cuerpo, su pierna derecha se superpone en forma de<br />
triángulo ante la izquierda mientras él contempla el momento que le espera,<br />
ansioso de sensaciones sublimes, es la escena principal de un holocausto<br />
pasional iluminado por la luz de la velas que le invitan a entrar.<br />
Cierra la puerta y se arrodilla ante su reina para rozar su piel con<br />
extrema delicadeza, percibir ese aroma dulce que le embriaga, acaricia su<br />
rostro para anunciarle que ha llegado. Se da media vuelta y se mete en la<br />
ducha, ella seguirá esperando, él se seca, se perfuma y se coloca un bóxer<br />
de seda del mismo color del foulard que ella le ha dejado como obsequio<br />
sobre la repisa de las toallas.<br />
Él sale descalzo pero ella reconoce su cercanía, ese perfume de<br />
macho seductor. Su olfato empieza a ser estimulado y ella comienza a<br />
imaginar la forma varonil que va tomando la esencia de madera especiada,<br />
ante su instinto animal. Él se inclina sobre esa cama individual que la posee,<br />
se acaricia una de las mejillas con sus pies, los cuales masajea para luego<br />
chupar el dedo pulgar de su pie izquierdo, como si fueran los labios de ella,