Crimen Pedido

Indira Meza
Cuando llegan al sitio, Eucra saluda a los conocidos y Jorge le pide
que se siente en una mesa frente a él, mientras tanto va a saludar a alguien,
para mayor sorpresa de Eucra, estaba Brando allí, con su novia y otra chica
a quien Jorge saludó muy cariñosamente. Se quedó congelada, no sabía si
echarse a llorar o salir corriendo, pero ninguna de esas alternativas era la
correcta, se limitó a saludar desde lejos como si no pasara nada y ambas
chicas la miraron con ganas de aniquilarla en ese instante, ella se dio media
vuelta en la silla y se puso a hablar con otras personas. Cuando empezó a
tocar el grupo, algunos se animaron a bailar la música de los 70 y Eucra
junto a ellos se olvidó de los problemas y bailó por un buen rato.
Al terminar, Jorge le pregunta a Eucra qué quiere hacer y ella le dice
que está cansada y que prefiere irse a casa.
Estando en su habitación, ya pasada la medianoche Eucra escucha
música mientras escribe. Suena su teléfono, es Brando:
—¿Si diga?
—Hola. ¿Cómo estás?
—¿Cómo estoy yo? ¿Por qué mejor no me dices cómo estás tú?
—¿Dónde estás?
—¿Por qué?
—Por la música…
—Por ahí…
—No me inspiras confianza, no sé por qué. ¿Estás con Jorge?
—¿Cómo se enteró Jorge de lo nuestro?
—Eucra… sólo quería decirte que por lo bonito que sentí pudo
haber sido algo muy especial… ¡Y sí! Quería besarte… ¡Ah! Y sí… me van
a temblar las manos…
—Basta Brando, por favor… ¡No entiendes que me quiero morir!
—Y colgó la llamada.
Pasadas las cuatro de la madrugada, ella decide escribirle un mensaje
a Brando, ya que se le dificulta dormir, ha llorado mucho y tiene insomnio,
lo que no espera es que Brando esté en la misma situación.
—Nunca quise hacerte quedar como el malo, sino como el que
ignoraba mi situación y yo se la di a conocer. —De inmediato recibió una
respuesta:
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