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<strong>Crimen</strong> <strong>Pedido</strong><br />
algo caliente.<br />
—¡Te has vuelto todo un cocinero!<br />
—Que te puedo decir, soy un hombre solo que no soporta mucho a<br />
la gente, excepto a ti, así que he tenido que aprender ciertas cosas.<br />
—¿Sabes una cosa? Creo que no podría vivir sin ti.<br />
—No digas eso.<br />
—Es verdad, yo sola no puedo Liar…<br />
—¡Si puedes! Sólo debes ser disciplinada con tus emociones.<br />
—Imagínate ¡Le pides eso a Athina Divine, la gran escultora!<br />
—¿Acaso es mucho pedir?<br />
—¿Y qué crees? Si no fuera porque no sé medir mis emociones, jamás<br />
habría llegado a ser quien soy, me habría quedado como una periodista más<br />
en este país. Además tú nunca me vas a dejar, ¿O sí? —Liar deja escapar un<br />
pedacito de risa y le recuerda…<br />
—Tu y yo hicimos un pacto de sangre hace diez años, ni siquiera la<br />
muerte me va a separar de ti… —Liar la mira fijamente a los ojos con cierta<br />
nostalgia y le coge ambas manos para arroparlas con las de él— Así que<br />
quédate tranquila. –Athina se siente reconfortada con sus palabras y surge<br />
un momento íntimo entre ellos, pero ella reacciona.<br />
—¡Tienes manos de ángel! Creo que podré continuar trabajando<br />
después de desayunar.<br />
—Tú quédate aquí que yo te sirvo – Le dice Liar al mismo tiempo<br />
que le suelta las manos.<br />
Tal como ella lo dijo, comió, subió a la habitación, se vistió con un<br />
conjunto deportivo gris y zapatos blancos para volver al taller y darle el<br />
toque final al esclavo de la tentación.<br />
—Aquí estamos nuevamente… ¿Me extrañaste? Yo creo que sí<br />
porque tienes cara de ansiedad, pero no te preocupes, ya cambiaremos<br />
esa expresión y te pondré a suplicar, que es como debes estar, suplicando<br />
para que no te ejecute. Lo bueno es que ambos estaremos fuera del país<br />
antes de que me metas en problemas. ¿Te imaginas? Cuando tus pobres<br />
padres empiecen a preocuparse porque su otro hijo no llega a casa. —<br />
Athina suelta una carcajada, mientras el cuerpo de Brando Malären reposa<br />
resignado dentro de la escultura que tiene frente a ella.