EL DISCURSO POLíTICO DE MANUEL FRAGA - Universidad ...
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hecho muy bien. España no se niega a si misma el derecho a tener en su día armas nucleares, y<br />
hace muy bien<br />
El dirigente conservador afirma que “no podemos decir que queremos la paz pidiendo la<br />
indefensión, queremos la paz, pero la paz con seguridad. (...) Una neutralidad desarmada a<br />
nivel de Suiza nos costada tres veces más por cabeza, y a nivel Suecia, cuatro veces más”.<br />
El por aquel entonces ministro de Asuntos Exteriores, Femando Morán, contestará a Fraga en<br />
su turno y le dirá que “no estamos estamos frente al la OTAN, estamos frente a las decisiones<br />
precipitadas de implicación mecánica en la dinámica de bloques que existen, señor Fraga, y<br />
existen los dos”. Morán también alude, a finales de octubre, a la petición de Fraga de<br />
intervenir en Guinea, a lo que añade que “lo que yo no puedo aceptar, señor Fraga, es decir<br />
que tenemos que mandar unas tropas a Guinea si no las pide el gobierno guineano. ¿En virtud<br />
de qué?. ¿o es que el señor Fraga tiene todavía unos impulsos [de injerencia] que le permiten<br />
pensar que, así como la calle era suya, [expresión continua que utilizarán los políticos como<br />
arma arrojadiza contra Fraga] Guinea es suya para mandar las tropas”.<br />
En otro orden de cosas, Fraga replicará en una sesión informativa de un pleno sobre<br />
terrorismo, que “¿A qué espera el gobierno del señor Morán para ilegalizar Herri Batasuna?.”<br />
y añadirá que “hay que abatir el terrorismo (...) aquí se ha reconocido ya algo que algunos<br />
veníamos diciendo hace tiempo, que es el carácter excepcional del fenómeno terrorista (...) se<br />
ha dicho que ello no quiere decir que hayan de aplicarse estados generales de excepción, que<br />
de hecho ninguno hemos propuesto específicamente todavía” pero asegura que “lo que si<br />
hemos dicho que no hay que negarse la posibilidad de tomar algo que esté en la Constitución,<br />
y dudamos ya que en este momento la excepción que también reconoce la Constitución para<br />
casos individuales pueda ser suficiente (...) estamos ante un tema de guerra revolucionaria”,<br />
aportillará finalmente. Fraga se ampara en la Constitución pero en otros debates sugirió la<br />
posibilidad de actuar por encima de la ley [véase años anteriores]. El declarar un estado de<br />
excepción podría suponer asimismo suspender las garantías constitucionales o algunos<br />
derechos individuales.<br />
Más evidente será el posicionamiento de Fraga cuando utilice a modo de símil el principio de<br />
Clausew¡tx quien afirmaba que “la guerra es la política continuada por otros medios”, e incide<br />
en que “si hay un terreno en el cual se aplica es precisamente ahí, al cien por cien, en este<br />
terreno de guerra revolucionaria”. Fraga niega que la violencia genere más violencia cuando<br />
afirma que “hay que acabar de una vez con cualquier idea de que un enfrentamiento serio con<br />
el terrorismo en su terreno vaya a aumentar los apoyos populares a ETA”.<br />
El político entiende que “la única forma de que el proceso democrático se rompa en España es<br />
hacer ver que no es capaz de resolver este problema (...) la mayoría silenciosa y pacífica (...)<br />
no puede ser dejada ante una sensación de impotencia(...) no pueden aceptarse ningún tipo de<br />
negociación ni de mesas supuestas de la paz, que todas terminan por crear más publicidad y<br />
que son una forma de romper ese aislamiento (...) la idea básica que hemos escuchado es la de<br />
que deben agravarse diversas penas, que deben facilitarse determinados mecanismos<br />
procesales. Estas ideas son buenas, -continúa- pero (...) vengan todas estas propuestas, vengan<br />
cuando antes, vengan por procedimiento de urgencia, lo cual no quiere decir que no tengamos<br />
que estudiarlas a fondo (...) lo que yo rechazaré siempre es que otros usen determinadas<br />
palabras en un sentido que no se puede aceptar”. De esta intervención de principios de<br />
noviembre se extrae que Fraga no está por la negociación con los terroristas, y pide la reforma<br />
del código penal y que se agraven las penas sin más dilación y por el procedimiento de<br />
urgencia.<br />
Cuando le increpan a Fraga que su planteamiento supondría hacer la guerra sucia a ETA, éste<br />
responderá que “es el terrorismo quien la hace, la más sucia de todas (...) no se puede hablar<br />
de guerra sucia, cuando de lo que se trata es del ejercicio más natural, del más elemental de<br />
los derechos, que es el derecho de legítima defensa que tiene toda persona y toda sociedad.<br />
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