EL ANIMAL SOCIAL - Ediciones B
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TOMA DE DECISIONES 31<br />
común, muy seguro de sus criterios. Resultó uno de esos restaurantes<br />
con ensaladas inabarcables. Previendo esto, Julia pidió una<br />
tapa que se podía comer fácilmente con el tenedor y un plato<br />
principal para el que no se requería un doctorado en cubertería.<br />
Por su parte, Rob pidió una ensalada que sonaba bien, compuesta<br />
de tentáculos verdes que no era posible introducir en la boca<br />
sin atiborrar los carrillos de aliño. Cierta retronostalgia de la alta<br />
cocina de los noventa le llevó a pedir de segundo un invento<br />
compuesto de filete de tres pisos, patata y cebolla que parecía la<br />
Devils Tower de Encuentros en la tercera fase. Tomar un bocado<br />
era como romper un estrato geológico del monte Rushmore.<br />
De todos modos, nada de eso importaba demasiado porque<br />
Rob y Julia congeniaron desde un principio. Durante el plato<br />
principal, ella contó su vida: su educación, sus intereses universitarios<br />
en las comunicaciones, su trabajo como publicista y sus<br />
frustraciones, y su proyecto de una empresa de relaciones públicas<br />
que algún día crearía mediante márketing viral.<br />
Julia se inclinaba hacia Rob mientras le explicaba su misión<br />
en la vida. Tomaba rápidos sorbos de agua y, para poder seguir<br />
hablando, masticaba muy deprisa, como una ardilla listada. Tenía<br />
una vitalidad contagiosa. «¡Podría ser algo inmenso!», decía entusiasmada.<br />
«¡Podría cambiarlo todo!»<br />
El 90% de la comunicación emocional es no verbal. 21 Los<br />
gestos conforman un lenguaje inconsciente que usamos no sólo<br />
para expresar los sentimientos, sino también para constituirlos.<br />
Al hacer un gesto, ayudamos a generar un estado interno. Rob y<br />
Julia se lamían los labios, se inclinaban hacia delante, se miraban<br />
de soslayo y realizaban todos los trucos de la coreografía inconsciente<br />
del coqueteo. Inadvertidamente, Julia efectuaba la inclinación<br />
de cabeza típica de las mujeres para indicar excitación, un<br />
ligero movimiento que deja el cuello al descubierto. Se habría<br />
quedado horrorizada si en ese momento hubiera visto en el espejo<br />
su yo resuelto, pues allí era como cualquier aspirante a Marilyn<br />
Monroe: moviendo el cabello, alzando los brazos para arreglárselo,<br />
respirando agitada y adelantando los pechos.<br />
Julia todavía no se había dado cuenta de lo mucho que le<br />
gustaba hablar con Rob. Sin embargo, la camarera notó la febril