EL ANIMAL SOCIAL - Ediciones B
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TOMA DE DECISIONES 37<br />
romántico en mitad de una vida normal, sino una versión más<br />
intensa de las que tomamos a lo largo de la vida, desde qué platos<br />
pedir a qué carrera estudiar. La toma de decisiones es un asunto<br />
intrínsecamente emocional.<br />
<strong>EL</strong> PAP<strong>EL</strong> D<strong>EL</strong> AMOR<br />
En nuestro conocimiento de nosotros mismos, las revoluciones<br />
comienzan de la manera más curiosa. Uno de los avances que<br />
nos ayudó a entender la interacción entre emoción y toma de<br />
decisiones comenzó con un hombre llamado Elliot, cuya historia<br />
ha llegado a ser una de las más famosas en el mundo de los estudios<br />
cerebrales. Elliot tenía los lóbulos frontales del cerebro dañados<br />
debido a un tumor. Era una persona inteligente, bien informada<br />
y diplomática. Tenía una idea atractivamente retorcida<br />
del mundo. Sin embargo, tras la operación quirúrgica, empezó<br />
a tener dificultades para desenvolverse. Cada vez que intentaba<br />
hacer algo, pasaba por alto las partes más importantes de la tarea<br />
y se distraía con detalles triviales. En el trabajo, se ponía a archivar<br />
informes, pero de pronto se sentaba y empezaba a leerlos.<br />
Pasaba toda la jornada intentando decidirse por un sistema de<br />
archivo. Tardaba horas en saber dónde almorzar. Hizo inversiones<br />
insensatas que le costaron los ahorros de su vida. Se divorció<br />
de su esposa, se casó con una mujer de la que su familia no tenía<br />
buen concepto, y volvió a divorciarse enseguida. En resumen,<br />
era incapaz de tomar decisiones atinadas.<br />
Elliot fue a ver a un científico llamado Antonio Damasio, que<br />
lo evaluó con una serie de tests. Éstos pusieron de manifiesto que<br />
Elliot tenía un CI superior, así como una memoria excelente para<br />
los números y los dibujos geométricos; también era muy competente<br />
a la hora de efectuar estimaciones basándose en información<br />
incompleta. No obstante, en las numerosas horas de conversación<br />
que tuvo con Elliot, Damasio advirtió que el paciente<br />
jamás mostraba emoción alguna. Era capaz de contar los infortunios<br />
que había vivido sin el menor dejo de tristeza.<br />
Damasio le enseñó imágenes sangrientas y traumáticas de te-