EL ANIMAL SOCIAL - Ediciones B
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Confección de mapas<br />
Harold había iniciado su vida mirando fijamente a mamá,<br />
pero enseguida entró en escena el repugnante mundo materialista.<br />
No empezó esa fase deseando Porsches y Rolex. Al principio,<br />
era más aficionado a las líneas —líneas y cuadros blancos y negros—.<br />
Después desarrolló interés por los bordes —de cajas, de<br />
estantes—; miraba los bordes igual que Charles Manson miraba<br />
a los polis.<br />
Luego, a medida que pasaban los meses, fueron cajas, ruedas,<br />
sonajeros y tazas. Se convirtió en un gran nivelador, convencido<br />
de que toda la materia debe descansar a la menor altura posible.<br />
Los platos caían de las mesas al suelo. Los libros caían de las estanterías<br />
al suelo. Paquetes de espagueti abiertos eran liberados<br />
de su prisión en la despensa y regresaban a su hábitat natural en<br />
el suelo de la cocina.<br />
Lo encantador de Harold en esa fase era su condición de experto<br />
tanto en psicología como en física. Sus dos vocaciones principales<br />
eran averiguar cómo aprender de su madre y averiguar<br />
cómo se caían las cosas. La miraba con frecuencia para asegurarse<br />
de que lo estaba protegiendo, y luego iba en busca de cosas que<br />
tirar. Poseía lo que Alison Gopnik, Andrew Meltzoff y Patricia<br />
Kuhl denominan «impulso explicativo». 84 Harold se sentaba durante<br />
largos ratos intentando meter cajas de distinto tamaño unas