EL ANIMAL SOCIAL - Ediciones B
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68 <strong>EL</strong> <strong>ANIMAL</strong> <strong>SOCIAL</strong><br />
en otras, y cuando ya había terminado, le invadía cierto impulso<br />
primigenio de lanzador de béisbol y acababa volando todo escaleras<br />
abajo.<br />
Harold exploraba y aprendía, pero en ese momento de su vida<br />
sus procesos de pensamiento eran totalmente distintos de los del<br />
lector y los míos. Los niños pequeños no parecen tener un observador<br />
interno con conciencia de la propia identidad. 85 Las<br />
áreas de funciones ejecutivas de la parte frontal del cerebro tardan<br />
en madurar, por lo que Harold producía poco pensamiento controlado,<br />
dirigido por él mismo.<br />
Eso significaba que no tenía un narrador interno al que considerase<br />
«sí mismo». No podía recordar conscientemente el pasado,<br />
ni conectar conscientemente las acciones pasadas con las<br />
presentes en una línea cronológica coherente. No era capaz de<br />
recordar pensamientos anteriores ni cómo había aprendido<br />
nada. 86 Hasta los dieciocho meses no superó el test del espejo. Si<br />
ponemos una pegatina en la frente de un chimpancé adulto o de<br />
un delfín, el animal entiende que la pegatina está en su cabeza. 87<br />
Pero Harold carecía de ese nivel de conciencia de sí mismo. Para<br />
él, el adhesivo estaba en la frente de cierta criatura del espejo. Era<br />
muy hábil a la hora de reconocer a otros, pero no se reconocía a<br />
sí mismo.<br />
Hasta los tres años, los niños aparentan no tener el concepto<br />
de atención centrada de manera consciente. Dan por supuesto<br />
que, cuando no hay nada exterior que pugne por su atención, la<br />
mente se queda en blanco. Cuando preguntamos a niños de preescolar<br />
si un adulto al que miran está centrando su atención en<br />
algo en particular, no parecen entender qué les decimos. 88 Cuando<br />
les preguntamos si pueden pasarse ratos largos sin pensar en<br />
nada, contestan que sí. Como dice Alison Gopnik en The Philosophical<br />
Baby, 89 «no entienden que los pensamientos siguen<br />
la lógica de la experiencia interna, que no son suscitados desde<br />
el exterior».<br />
Según Gopnik, los adultos tienen conciencia de reflector. Dirigimos<br />
la atención a sitios específicos. Harold, como todos los<br />
niños pequeños, tenía lo que Gopnik denomina «conciencia de<br />
farol». Iluminaba hacia fuera en todas direcciones: una concien-