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14 di v e r di clasicismo<br />
Un instante de irrealidad<br />
Con los Conciertos 12 y 26 Christian Zacharias culmina su histórica integral mozartiana<br />
Durante años y años se ha estado buscando, y yo<br />
intervine hace tiempo en la operación, una edición<br />
fiable de la partitura del llamado Concierto de<br />
la Coronación –remoquete que no es de mi padre–<br />
que contuviera la parte de piano completa. El autógrafo<br />
tiene numerosas carencias; por ejemplo, falta<br />
la mano izquierda en el Larghetto e incluso en<br />
algunos compases no hay ninguna anotación. De<br />
ahí que desde el principio se haya tratado de subsanar<br />
el vacío. Lo hizo Johann André, músico<br />
–como su padre– y editor, quien había adquirido<br />
el legado musical de Wolfgang de las manos de<br />
Constance. Sabía por tanto de qué iba la cosa. La<br />
partitura resultante, que supone la primera edición<br />
original, la edición princeps, es la que se interpreta<br />
habitualmente.<br />
He de decir que el trabajo del editor es estupendo<br />
y no traiciona en absoluto las intenciones del compositor.<br />
Lo sé de buena tinta porque, afortunadamente,<br />
estuve presente en las iniciales ejecuciones<br />
públicas de la obra, fechada en el 24 de febrero de<br />
1788. La primera no en Viena, como se había creído,<br />
sino en Dresde en octubre de ese año. Es la tesis<br />
que defendía Robbins Landon, con quien tuve el<br />
gusto de cartearme al respecto. Se puso la mar de<br />
contento cuando comprobó que su teoría era la<br />
correcta. Aunque, ahora que mi memoria ya flaquea,<br />
me entran razonables dudas después de leer<br />
que Gerhard Allroggen, basándose en una carta de<br />
mi progenitor a su hermana, aporta otra fecha para<br />
este último concierto, la de 14 de abril de 17<strong>89</strong>. No<br />
puedo discutirlo. El sobrenombre nació a raíz de<br />
la segunda presentación, en una ciudad tan alejada<br />
como Francfurt del Main, en donde a mediados<br />
de octubre de 1790 se desarrollaban las ceremonias<br />
de exaltación al trono de Leopold II de Augsburgo.<br />
Mi padre, como siempre, dio en aquellas sesiones<br />
muestras de dominio, clara digitación y fantasía<br />
para adornarse. Es lo que hace Zacharias, y<br />
muy bien, en este sabroso disco que he escuchado<br />
bailando en mi terraza madrileña, incluso agarrando<br />
por el talle a Papagena que, la verdad, como<br />
yo, ya no está para esta clase de trotes. Pero el<br />
ímpetu, la vitalidad, la marcha que imprime el pianista,<br />
en este caso, como en toda la serie MDG,<br />
también director, son fenomenales; en la línea ya<br />
conocida. El estilo, ya se sabe, es aguerrido, diáfano,<br />
preciso, animoso en los movimientos extremos<br />
y lírico antes que meditativo en el Larghetto.<br />
Nos sorprende el solista con la limpieza de su toque<br />
y con la clara digitación que a veces, y es para mí<br />
un pequeño defecto, particularmente en el comienzo<br />
del Allegro, queda ligeramente emborronada,<br />
sin que se puedan percibir con nitidez todas las<br />
notas de un pasaje por un exceso de presteza.<br />
Quedan todas ellas conectadas,<br />
ligadas en un discurso<br />
permanente que no conoce<br />
ruptura, lo que no siempre<br />
beneficia la reproducción,<br />
que prefiero más diferenciada,<br />
al modo, más contrastado,<br />
en el que pude<br />
apreciárselo a Brendel hace<br />
ya muchos años en Londres<br />
junto a Marriner –claro que<br />
el austriaco fue en todo<br />
momento un perfecto fraseador<br />
y calibrador de dinámicas,<br />
diferenciador de<br />
apoyos–, en una escapada<br />
que, cuando mis piernas me<br />
respondían, hice a la ciudad<br />
del Támesis.<br />
Y guardo también<br />
excelente recuerdo en este<br />
nº 26 de la colección de una<br />
interpretación vienesa de<br />
Maria Joao Pires, exquisita<br />
y profunda; incluso en una<br />
obra que, aun siendo excelente,<br />
no es de las más logradas.<br />
Pero, ojo, Christian,<br />
amigo de antiguo después<br />
de todo, con muy leves<br />
roces, se revela el magnífico<br />
teclista que conozco y<br />
marca un discurso de enorme<br />
energía, de contagiosa<br />
y envolvente expresividad,<br />
apoyado en una orquesta<br />
que le sigue a pies juntillas.<br />
Se adorna maravillosamente enriqueciendo un<br />
pentagrama que había quedado un tanto pobretón<br />
en el trabajo, tan pulcro por otro lado, de André.<br />
Luminosidad a raudales. Y una cadencia verdaderamente<br />
sorprendente que me encanta. Nunca se<br />
la oí a Wolfgang. Seguro que le habría divertido.<br />
No sé si proviene de alguna documentación que no<br />
he sabido descubrir y que sí ha sacado a la luz el<br />
pianista. En medio de ese pasaje de exhibición me<br />
parece escuchar, cantando uno de los dos temas<br />
importantes de la obra, el delicado y sutil sonido<br />
de una celesta, como si yo, el auténtico Papageno,<br />
hubiera accedido a la palestra. ¿O es una armónica<br />
de cristal? Me ha dejado perplejo. Lo cierto es<br />
que el momento adquiere una gracia inesperada y<br />
Papageno<br />
una magia que me ha desarmado. ¡Genial! Nada se<br />
dice en las notas de Allroggen al respecto; al menos<br />
no lo he sabido ver.<br />
La sencilla cantinela del Larghetto es tocada<br />
con gentil aplomo. Lo mismo que el postrer<br />
Allegretto. Similares pautas sigue la interpretación<br />
del Concierto nº 12, K 414. Es radiante en verdad<br />
la reproducción. No escuchaba una igual desde<br />
que, en Salzburgo, asistí a un concierto del viejo<br />
Végh con su Camerata y Andras Schiff, un pia-<br />
“Christian [Zacharias], amigo de<br />
antiguo después de todo, se<br />
revela el magnífico teclista que<br />
conozco y marca un discurso de<br />
enorme energía, de contagiosa y<br />
envolvente expresividad, apoyado<br />
en una orquesta que le sigue a<br />
pies juntillas.”<br />
nista fino donde los haya. Christian lo desborda por<br />
la izquierda y nos llena plenamente. Y el castizo<br />
Madrid de la calle Argumosa tiene desde lo alto,<br />
al compás del Andante, esa suerte de meditación<br />
que nos conecta con el Ave verum o ciertas partes<br />
de La flauta mágica (Messiaen dixit), otro aire; más<br />
transparente y más bonancible. Lo que no viene mal<br />
en estos tiempos.<br />
WOLFGANG AMADEUS MOZART (1756-1791): Conciertos<br />
para piano, vol. 9 (Conciertos nºs. 12 y 26) [último volumen]<br />
Christian Zacharias, piano y dirección. Orchestre de<br />
Chambre de Lausanne / MDG / Ref.: MDG 1759-6 (1 CD)<br />
D2<br />
Christian Zacharias