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32 di v e r di siglo XIX / siglo XX<br />
Un Casals desconocido<br />
Columna Música publica la integral pianística del genial violonchelista<br />
catalán por Jordi Camell<br />
En la mente de cualquier aficionado, Pau Casals es<br />
el rey del violonchelo. “Quien no ha escuchado<br />
nunca a Pau Casals –decía Furtwangler– no sabe<br />
como puede sonar un instrumento de cuerda. Esta<br />
síntesis de belleza material y de espiritualidad es<br />
única”. Y, sin embargo, el Casals niño de El Vendrell<br />
(Tarragona), aprendió pronto a tocar otros instrumentos,<br />
entre ellos el piano y el órgano. Por supuesto,<br />
el violonchelo seguía siendo favorito, y más<br />
cuando a los doce años de edad inició el estudio<br />
sistemático de este instrumento con el violonche-<br />
lista José García y los de composición con el profesor<br />
Rodoreda, un apasionado del chelo. Cinco<br />
años después, cuando había obtenido un primer<br />
premio en la barcelonesa Escuela Municipal de<br />
Música, acude a Madrid con una carta de recomendación<br />
de Albéniz al conde de Morphy, ilustre<br />
musicólogo y filarmónico que había sido<br />
preceptor del rey Alfonso XII y en 1<strong>89</strong>3 era consejero<br />
privado de doña Maria Cristina, la reina<br />
viuda, en ese momento Reina Regente. Morphy<br />
y la Reina acogerán a Casals con entusiasmo y le<br />
otorgarán una beca para estudiar en el<br />
Conservatorio con Jesús de Monasterio y Tomás<br />
Bretón violín, música de camara, composición….<br />
Pau Casals se convertiría pronto en un genio<br />
del violonchelo, hasta el punto de que todo un<br />
Edvard Grieg dijese: “Pau Casals no interpreta,<br />
resucita”. En Madrid, su relación en el<br />
Andrés Ruiz Tarazona<br />
Conservatorio con algunos pianistas, la amistad<br />
con Albéniz, que vive por entonces en la capital<br />
española y estrena su zarzuela San Antonio de la<br />
Florida en Apolo, le inclina a componer piezas<br />
para piano. Y tiene razón Francesc Cortés, autor<br />
de las notas del disco que comentamos, donde se<br />
recoge la integral de las piezas para piano de Casals,<br />
al decirnos: “La singularidad de estas obras nos<br />
lleva a creer que Casals bebió unas fuentes distintas,<br />
que leía y tomaba como referencia un repertorio<br />
pianístico poco habitual en tierras catalanas,<br />
o que de joven debió recibir unos consejos que le<br />
animaron a tomar un camino poco usual en<br />
Cataluña”. Tampoco lo era en Madrid, ciudad que<br />
vivía cuando compuso la mayor parte del disco.<br />
Pero la cercanía a personas como Bretón, Albéniz,<br />
Morphy o la misma reina María Cristina, con la que<br />
solía tocar el piano a cuatro manos, le alejaron de<br />
la música de salón. En estas piezas juveniles tocadas<br />
con la delicadeza y musicalidad implícitas en<br />
ellas por el pianista catalán Jordi Camell, encontramos<br />
influencias de Chopin en las dos mazurcas,<br />
o de Mendelssohn en la Romanza sin palabras “tempo<br />
giusto”, pero late en todas ellas el talante meditativo<br />
e intimista que siempre desprendían sus<br />
interpretaciones al violonchelo. Y eso se aprecia<br />
incluso en otras piezas aquí recogidas, de años<br />
posteriores, 1935, 1942, 1943, 1946 y 1955, algu-<br />
“En estas piezas juveniles tocadas con la<br />
delicadeza y musicalidad implícitas en ellas por<br />
el pianista catalán Jordi Camell, encontramos<br />
influencias de Chopin o de Mendelssohn, pero<br />
late en todas ellas el talante meditativo e<br />
intimista que siempre desprendían sus<br />
interpretaciones al violonchelo.”<br />
nas donde se abre paso el espiritu de Bach. Jordi<br />
Camell incluye además en el disco unas variaciones<br />
suyas sobre cierto tema (“Cor de pastors”) de<br />
Casals recogido en esta grabación.<br />
En resumen, un cedé delicioso que amplia la<br />
visión del Casals compositor sobre el teclado. Y<br />
además se trata de obras desconocidas, depositadas<br />
en el Museu Pau Casals y entregadas a Camell<br />
por su directora Nuria Ballester. Todo un acierto<br />
que da más valor al catálogo de Columna Música.<br />
PAU CASALS (1876-1973): Integral de la obra para piano<br />
(Colección Pau Casals, vol. 1)<br />
Jordi Camell, piano / COLUMNA MUSICA / Ref.: 1CM 0284<br />
(1 CD) D2<br />
Recuperando a un<br />
patriarca<br />
Obras de cámara del argentino<br />
Constantino Gaito<br />
Blas Matamoro<br />
La obra del argentino Constantino Gaito es conocida,<br />
parcialmente, en su país, en especial como uno<br />
de los fundadores del nacionalismo musical e iniciador<br />
de un repertorio de óperas y ballets con<br />
temas nativos como, entre las primeras, Ollantay,<br />
La sangre de las guitarras y Lázaro donde incluye,<br />
con carácter excepcional, un tango. Entre los segundos,<br />
La flor del irupé. Gaito fue, además, didacta,<br />
director de orquesta, organizador de sociedades y<br />
administrador de teatros. En su juventud vivió en<br />
Europa donde trató a Saint-Saëns, Busoni y<br />
Massenet, asistió a ensayos de Toscanini y hasta<br />
recibió el estímulo de Verdi.<br />
Su obra abarca todos los géneros y tiene una<br />
época universalista, que corre hasta 1920 y otra,<br />
decididamente nacionalista. Este compacto, que<br />
cuenta con el auspicio de la cancillería argentina,<br />
ha sido obra, en buena medida, de su bisnieta<br />
Agustina Herrera, la pianista actuante, quien cumplió<br />
la necesaria tarea de establecimiento de partituras,<br />
aseo y edición. Así se recuperan estas tres<br />
producciones del maestro, donde se advierten sus<br />
características excelencias: finura armónica, melodismo<br />
genuino y de amplia entrega latina y sentimental,<br />
economía impecable de las construccioens<br />
y un buen juego de contrastes y variantes. La huella<br />
de la camarística francesa –digamos César<br />
Franck– es evidente pero no está servida con epigonismo<br />
sino que tiene cuño personal. Si bien pertenecen<br />
al mundo de su cosmopolitismo, es<br />
imposible, en el primer movimiento de la sonata<br />
para chelo y piano, no oír momentos de tango en<br />
contratiempo como lo harán luego músicos del<br />
ramo, Piazzolla y Fresedo entre otros. Y al final del<br />
quinteto, ese doble ternario, descendiente del fandango<br />
andaluz ¿no es un bravío malambo de las<br />
pampas que más tarde tanto juego dará a<br />
Ginastera?<br />
CONSTANTINO GAITO (1878-1945): Obras de cámara para<br />
piano y cuerdas<br />
Agustina Herrera, piano. Sarastro Quartett / CPO / Ref.:<br />
777514-2 (1 CD) D5