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18 di v e r di portada<br />
“Bach es Dios<br />
hecho música, es<br />
la esencia de la<br />
espiritualidad.”<br />
y ofrecer algo. Resulta muy duro, por descontado,<br />
pero cuando eres capaz de llegar al público, esa<br />
sensación es para mí lo más hermoso del mundo.<br />
D.: ¿Se traslada este mismo sentimiento a la sala<br />
de conciertos, con una orquesta a sus espaldas?<br />
M-N. L.: Eso es otro tipo de sentimiento. Con un<br />
pianista, le conoces o la conoces bien –por ejemplo,<br />
conozco a Daniel Blumenthal desde hace doce<br />
años–, y en esos momentos estamos actuando juntos<br />
y sé que todo va a funcionar. En los conciertos<br />
con orquesta, por el contrario, nunca lo sabes, y a<br />
veces acabas con una orquesta o un director que<br />
no comprenden lo que estás cantando. Algunas<br />
veces, sin embargo, encajas con la orquesta, como<br />
me ocurrió con la Orchestre National de France,<br />
y por eso grabé con ellos, porque me encantan y<br />
porque cuando trabajo con ellos todo el mundo<br />
está despierto, con los ojos llenos de luz. Cuando<br />
estoy junto a ellos en el escenario con Fabien Gabel<br />
o Daniele Gatti, y noto que esas ochenta personas<br />
avanzan en la misma dirección, el sentimiento es<br />
apabullante. Es una emoción inimaginable, y esto<br />
ocurrió cuando canté Das Lied von der Erde con la<br />
ONF y Gatti. En esta obra hay tantos recodos oscuros<br />
para el cantante y tantas dificultades que, como<br />
no disfrutes un poco sobre el escenario, es como<br />
si hubieses fracasado un poco.<br />
D.: Dado que cantar en inglés supone un reto para<br />
usted, ¿en qué otras lenguas, aparte de su francés<br />
materno, se siente como en casa?<br />
M-N. L.: También estoy cómoda con la lengua alemana<br />
y ahora con la italiana. Cuando te sientes<br />
con confianza resulta fácil trabajar con el sonido<br />
de las palabras. En el pasado dije que mis idiomas<br />
favoritos eran el francés, el alemán y el ruso. La rusa<br />
es una lengua maravillosa para cantar, y el alemán<br />
tiene consonancia y claridad. Ahora me gusta también<br />
cantar en italiano. Muchísimos cantantes jóvenes<br />
lo hacen en italiano, pero hacerlo bien es muy<br />
difícil, igual que ocurre con el inglés, pues se necesita<br />
trabajo y disciplina. Eso sí, cuando disfrutas<br />
cantando bien en esos idiomas, cuando te sientes<br />
cómodo con ellos, entonces sí disfrutas la experiencia.<br />
D.: Cantar en italiano le ha llevado a usted más<br />
allá de Monteverdi, Vivaldi y Haendel, hasta Verdi<br />
y Rossini. Concretamente con Mistress Quickly del<br />
Falstaff de Verdi ha demostrado usted su apetito por<br />
el bel canto y otros ámbitos. ¿Como le afectan<br />
todas esas músicas?<br />
M-N. L.: Pues es todo un placer. En 2003 canté<br />
Mistress Quickly por primera vez, cuando era una<br />
“bebé” contralto, pero también fue la primera vez<br />
en que me sentí cómoda en escena. En la primera<br />
ópera que representé me sentí como si estuviese<br />
bajo tortura, pero con Mistress Quickly encontré<br />
por fin mi lugar; está claro que esta pieza de Verdi<br />
es una obra maestra, y su orquestación y el modo<br />
en que está tratada la voz son perfectos; no hay<br />
nada que cambiar en esta ópera. Cuando aprendes<br />
bien el italiano descubres este texto –que es más<br />
que un libreto– sorprendente. Aquí no es cuestión<br />
de ver quién lleva la voz cantante en esta ópera, sino<br />
que se trata de música, teatro, música de cámara,<br />
con todos dependiendo de todos en un esfuerzo,<br />
muy estrecho, de equipo. No hay sitio para el ego,<br />
sino para la acción. Desde mi punto de vista, debería<br />
ser siempre así.<br />
“Con Mozart intento<br />
perfeccionar la egalité<br />
de la voz y la calidad<br />
del timbre,<br />
considerándome aquí<br />
de nuevo a mí misma<br />
como un instrumento.”<br />
Con las óperas de Rossini he sido realmente<br />
afortunada. Mi primera experiencia fué en 2005<br />
en Toronto como Isaura junto a Ewa Podle en el<br />
papel titular de Tancredi. Más recientemente he<br />
grabado Guillaume Tell con Pappano, y aquí fui<br />
totalmente feliz aunque solo cantaba cinco minutos,<br />
pero eran cinco minutos de puro placer, porque<br />
el reparto era asombroso y la orquesta estuvo<br />
increíble. Y este año he cantado en Nancy mi primera<br />
Isabella de L’italiana in Algeri. Fué muy positivo<br />
porque un montón de gente nos dijo a<br />
posteriori que habían disfrutado mucho las representaciones<br />
porque se notaba que estábamos<br />
haciendo juntos el espectáculo y que no había egos,<br />
lo cual era ciertamente refrescante.<br />
D.: Su último disco de arias de ópera se traslada<br />
musicalmente a otra área. Usted había tenido experiencia<br />
previa con composiciones de Mozart, pero<br />
este álbum también recoge arias de Haydn, Graun<br />
y Gluck. ¿Cómo seleccionó esta colección?<br />
M-N. L.: Supongo que a causa de mi constitución<br />
no me suelen dar oportunidades de interpretar en<br />
escena, por ejemplo, a Cherubino o a Sesto. Debo<br />
decir esto y he de ser honesta: lo asumo y lo acepto,<br />
¡pero sé que puedo cantar muy bien estas músicas!<br />
Creo que grabar este álbum ha sido algo lógico<br />
en mi caso, dado el lugar donde ha llegado últimamente<br />
mi voz, además de como puro ejercicio<br />
vocal. Cantar Mozart, Haydn, Gluck y Graun mantiene<br />
la voz en muy buena forma.<br />
Una también necesita ponerse retos de cara<br />
a afrontar este repertorio, pues pienso que cuando<br />
alguien canta bien este repertorio es porque<br />
tiene una buena técnica y porque es capaz de revelar<br />
su musicalidad, su instrumento. Y yo quería<br />
hacerlo.<br />
Por otro lado, tengo una relación muy especial<br />
con Les Violons du Roy, que es una orquesta<br />
de la provincia de Québec, grandes músicos todos<br />
ellos, dirigidos por Bernard Labadie. Quería desarrollar<br />
algún proyecto con ellos y yo sabía que son<br />
excelentes en Mozart y todo este repertorio.<br />
Disfruté muchísimo con esta orquesta de virtuosos;<br />
seguramente sea por esa faceta latina de los<br />
canadienses, nos reímos muchísimo durante las<br />
sesiones de grabación, aunque, cuando se decía<br />
“vamos a trabajar”, trabajábamos. No ha habido<br />
problemas en esta grabación, aunque, desde luego,<br />
el repertorio no es fácil y ha requerido mucha<br />
técnica.<br />
Quería cantar con ellos las arias de Sesto y<br />
Cherubino, explorar Haydn y buscar algo más.<br />
Teniendo todo esto en cuenta, era lógico para mí<br />
hacer esto, y también era lógico para el músico<br />
que hay en mí. Mozart constituye una piedra angular<br />
del repertorio y no puedo concebir tener una<br />
carrera discográfica en la que falten Mozart y<br />
Haydn. Me resulta esencial.<br />
D.: En lo referente a la evolución vocal, ¿puede<br />
usted percibir hacia dónde le está guiando su voz,<br />
y si es así, concuerda con el tipo de música hacia<br />
el que su entendimiento le pide avanzar?<br />
M-N. L.: Si, pero yo diría que en realidad ha sido<br />
así solamente en estos dos últimos años. Durante<br />
mis primeros diez años de carrera yo tenía mis<br />
sueños, naturalmente, pero no era el momento de<br />
intentarlo ni de enfocarme hacia ellos. A día de<br />
hoy voy proyectando todo lo que quiero cantar en<br />
el futuro, y me siento feliz y orgullosa de poder<br />
hacerlo. Mi voz se está haciendo más aguda, aunque<br />
mantengo el registro bajo y éste me resulta<br />
más fácil. Trabajo mucho en mi voz. Por ejemplo,<br />
con Mozart intento perfeccionar la egalité de la<br />
voz y la calidad del timbre, considerándome aquí<br />
de nuevo a mí misma como un instrumento.