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20 di v e r di ópera<br />

La reconstrucción de un repertorio<br />

Amadis de Gaule y La Mort d’Abel, dos importantes muestras de la tradición lírica francesa,<br />

en cuidadas y excelentes versiones publicadas por Ediciones Singulares<br />

En el dossier dedicado a Hervé Niquet en el anterior<br />

número de este boletín se destacaba la labor del<br />

Centro de Música Romántica Francesa, ubicado<br />

en el Palazzetto Bru Zane de Venecia, como gran<br />

impulsor de la recuperación de muchas obras y<br />

figuras olvidadas de la música gala surgidas entre<br />

finales del siglo XVIII y comienzos del XX, amplio<br />

período histórico que en puridad desborda los límites<br />

marcados por la propia denominación de la institución.<br />

Una de las líneas de actuación allí<br />

apuntadas por su director científico, Alexandre<br />

Dratwicki, era la colaboración con diversos sellos<br />

discográficos para la edición de proyectos que encajen<br />

en las diferentes líneas de investigación científica<br />

y artística del Centro. En el terreno de la ópera,<br />

a la vez que se presentaba en primicia la Sémiramis<br />

(1802) de Charles-Simon Catel, se anunciaba el<br />

inminente lanzamiento de dos grabaciones de<br />

Ediciones Singulares conteniendo sendas tragédies<br />

lyriques: Amadis de Gaule (1779) de Johann Christian<br />

Bach y La Mort d’Abel (1810) de Rodolphe Kreutzer,<br />

en su versión revisada de 1825. Su publicación, en<br />

libro-discos exquisitamente ilustrados y exhaustivamente<br />

documentados –media docena de artículos,<br />

sinopsis y libretos, en francés e inglés–, es el<br />

motivo de estas líneas.<br />

Amadis de Gaule es el único trabajo para la<br />

escena francesa del menor de los hijos de Johann<br />

Sebastian. Educado bajo la tutela de su hermano<br />

Carl Philipp en Berlín, pronto emprendió vuelo<br />

propio trasladándose a Italia donde hizo sus primeras<br />

armas en el campo de la opera seria de cuño<br />

metastasiano a partir de Artaserse (Turín, 1760).<br />

En 1762 se trasladó a Londres, donde creó cinco<br />

óperas. Su fama internacional se tradujo en el encargo<br />

de un par de óperas para la corte de Mannheim<br />

y, finalmente, en el contrato para estrenar en la<br />

Académie royale de musique de París su última<br />

obra en el género, la citada Amadis de Gaule.<br />

Los años en torno al estreno de ésta fueron de<br />

gran actividad creativa en la Ópera de la capital<br />

francesa: mientras Gluck culmina su carrera compositiva,<br />

estrenando cuatro obras y revisando otras<br />

dos para la escena francesa, y junto a los encargos<br />

a autores locales (Gossec, Philidor o el belga<br />

Grétry), se establece una cerrada competencia<br />

mediante la invitación a diversos<br />

compositores italianos (Piccinni,<br />

Sacchini, Salieri) y alemanes (Vogel, J.<br />

C. Bach) a trabajar dentro de los precisos<br />

límites establecidos por la lengua<br />

y el estilo de la tragédie lyrique. En la<br />

pretensión de reanudar los vínculos con<br />

el pasado, varias de las obras de nueva<br />

creación recurren a los textos del libretista<br />

de Lully, Philippe Quinault, y así<br />

vemos sucederse las Armide (Gluck),<br />

Thésée (Gossec), Persée (Philidor), Atys<br />

y Roland (Piccinni), en adaptaciones<br />

que suprimen prólogos laudatorios,<br />

reducen personajes y simplifican la<br />

acción. En esta línea, el Amadis de Gaule<br />

de Bach no es sino una versión simplificada por<br />

Devisme del Amadis de Quinault y Lully, centrada<br />

en los intentos de venganza de los magos Arcalaüs<br />

y su hermana Arcabonne contra Amadis y en la<br />

lucha de éste por reconquistar el amor de Oriane,<br />

que le cree infiel por intrigas de aquéllos. La intervención<br />

del hada Urganda garantiza el happy end.<br />

Si los temas caballerescos y mágicos estaban<br />

ya totalmente demodés un siglo atrás, la nueva intriga<br />

carecía de fuerza para un público inclinado a la<br />

gravedad, a la seriedad de las grandes pasiones y de<br />

las conductas heroicas que los nuevos gustos dictaban<br />

a partir de la década de 1770. Probablemente<br />

esa fuera la causa del poco interés despertado por<br />

la ópera, que fue retirada del cartel tras siete representaciones.<br />

Las críticas se centraron en el libreto,<br />

mientras se reconocía la excelente factura de la<br />

música de Bach. En efecto, la extraordinaria imaginación<br />

melódica de que da muestra su autor a lo<br />

largo de una partitura de más de dos horas de música,<br />

abundante en arias, dúos y recitativos y en una<br />

gran riqueza y variedad de momentos corales dramáticos<br />

(cautivos, demonios) o festivos (corifeos,<br />

encantadores, cortejo del hada), es resaltada por<br />

una muy cuidada y rica orquestación, atenta tanto<br />

a poner de relieve los fragmentos puramente instrumentales<br />

–la espléndida obertura tripartita, las<br />

abundantes escenas coreográficas y ceremoniales<br />

que pueblan la acción– como a acompañar la expresión<br />

de las emociones y sentimientos expresados<br />

por los personajes (más convencional, todo sea<br />

dicho, la pareja protagonista que la de los personajes<br />

negativos).<br />

Si Helmut Rilling había registrado en 1993 la<br />

ópera en alemán, la presente es la primera grabación<br />

de la versión original francesa, realizada en<br />

Praga en noviembre de 2010. Son sus responsables<br />

un par de conjuntos instrumentales reunidos para<br />

la ocasión: el eslovaco Solamente Naturali y el checo<br />

Musica Florea, que forman una nutrida orquesta<br />

de 44 miembros, excelentes en todos los pupitres;<br />

Musica Florea también aporta su propio coro del<br />

mismo nombre. Los solistas principales –Philippe<br />

Do y Katia Velletaz como Amadis y Oriane, y<br />

Pierre-Yves Pruvot y Hjördis Thébault en la pare-<br />

Santiago Salaverri<br />

ja de magos– muestran conocimiento del estilo y<br />

poseen los medios vocales para salir airosos de sus<br />

respectivos cometidos. Y Didier Talpain nos ofrece,<br />

al frente de todos ellos, una muy cuidada e idiomática<br />

versión de la que ciertamente puede<br />

considerarse la obra maestra de su autor.<br />

La segunda obra, La Mort d’Abel, debida a<br />

Rodolphe Kreutzer –nacido en Versalles, gran violinista<br />

y dedicatario de la penúltima de las Sonatas<br />

para violín y piano de Beethoven–, se inscribe en<br />

un contexto distinto. Las más de tres décadas transcurridas<br />

han visto el triunfo y la extensión del clasicismo<br />

vienés; el estreno de La Creación en la Ópera<br />

de París el 24 de diciembre de 1800 resultó un acontecimiento<br />

determinante para el desarrollo en<br />

Francia del drama sacro y el oratorio –género poco<br />

cultivado en Francia, si lo comparamos con la<br />

importancia que había llegado a alcanzar en Italia,<br />

Alemania y, desde Haendel, también en Inglaterra–;<br />

sus primeros frutos fueron varias óperas de tema<br />

bíblico, como Joseph (1807) de Méhul, La Mort<br />

d’Adam (1809) de Lesueur y La Mort d’Abel, estrenada<br />

en la Ópera en 1810 con cierto éxito; pronto<br />

eclipsada, en 1825 se repuso en una versión abreviada,<br />

la aquí ofrecida, que gozó de nuevo de un<br />

transitorio reconocimiento, y que entusiasmó al<br />

joven Berlioz.<br />

La música, tributaria del clasicismo haydniano<br />

y de la tragédie lyrique posgluckiana, encierra<br />

momentos de una gran belleza: una obertura bien<br />

construida, de clima sereno con excelentes melodías<br />

de las maderas; un dúo entre Adán y Abel, un<br />

sexteto que celebra la temporal reconciliación entre<br />

los hermanos y las dramáticas escenas finales del<br />

primer acto. El segundo se abre con la invocación<br />

de Caín al sueño reparador, perturbado de nuevo<br />

por las fuerzas infernales. Tras el dúo entre los hermanos<br />

y la muerte de Abel, las dramáticas escenas<br />

del desvelamiento de lo ocurrido culminan en la<br />

invocación del breve y bellísimo coro de ángeles<br />

que pone el broche final a la partitura.<br />

La presente versión reúne a una orquesta, Les<br />

Agrémens, y un coro, el de Cámara de Namur, ya<br />

conocidos de anteriores grabaciones para Ricercar.<br />

En el amplio y solvente reparto son de destacar el<br />

tenor Sébastien Droy como Abel y el barítono Jean-<br />

Sébastien Bou como Caín. Por su parte, Guy van<br />

Waas consigue de todos los elementos a sus órdenes<br />

una sentida y refinada versión de una obra de<br />

merecida recuperación.<br />

JOHANN CHRISTIAN BACH (1735-1782): Amadis de Gaule<br />

(París, 1779) (LIBRO + 2 CD)<br />

Do, Velletaz, Pruvot, Thébault / Solamente Naturali. Musica<br />

Florea. Didier Talpain, director / EDICIONES SINGULARES /<br />

Ref.: ES 1007 (LIBRO + 2 CD) P.V.P.: 29,95 €.-<br />

RODOLPHE KREUTZER (1766-1831): La Mort d’Abel (París,<br />

1810) (LIBRO + 2 CD)<br />

Velletaz, Tanimura, Borghi, Droy, Bou, Pruvot / Chœur de<br />

Chambre de Namur. Les Agrémens. Guy Van Waas, director<br />

/ EDICIONES SINGULARES / Ref.: ES 1008 (LIBRO + 2 CD)<br />

P.V.P.: 29,95 €.-

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