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Excitante Lohengrin sinfónico<br />

Mientras escribo esta reseña, con Tristán e Isolda<br />

ya a la venta y Tannhäuser grabado en mayo pasado<br />

y en proceso de producción, ya sólo queda El<br />

anillo del nibelungo para culminar la ambiciosa<br />

Edición Wagner de Marek Janowski y PentaTone.<br />

El Lohengrin que aquí se comenta se grabó en concierto<br />

en la Philharmonie de Berlín el 12 de noviembre<br />

de 2011. El tiempo y el desapego de Janowski<br />

por la ópera, rayano al descreimiento, como reacción<br />

a la tiranía de los directores de escena (especialmente<br />

los alemanes), han contribuido al<br />

desarrollo de su concepción sinfónica del teatro<br />

musical, especialmente adecuada en Wagner, según<br />

el director polaco-alemán, pues en Wagner “el drama<br />

está en la música” (¿Prima la música, dopo le<br />

parole?). Sinfonías con voces, sin renunciar a la<br />

tensión dramática, a veces sacrificada parcialmente<br />

por cuidar a unos cantantes no sobrados de volumen.<br />

Y es que, como estos conciertos se hacen<br />

para ser grabados, no importa tanto que las voces<br />

sean grandes (¿las hay, en todo caso?) como que<br />

posean una buena línea de canto, tengan sentido<br />

del melos y contrasten bien entre ellas.<br />

Desde el atmosférico Preludio, en el que<br />

Janowski acierta con el tono trascendente, sobrenatural<br />

(algo brumoso al comienzo, la niebla se<br />

disipa paulatinamente para dar paso a la luz cegadora),<br />

asistimos a un excitante recorrido por la<br />

partitura, expuesta con claridad meridiana y fino<br />

trabajo orquestal. Dirección dinámica, matizada,<br />

con tempi muy vivos (Janowski despacha la obra en<br />

un cuarto de hora menos que Kempe –EMI–, referencia<br />

obligada), que va al grano, sin retóricas ni<br />

preciosismos, obteniendo de la excelente Sinfónica<br />

de la Radio de Berlín un sonido rico y poderoso.<br />

La ausencia de personalismo característica de<br />

Janowski, su seriedad, no es en modo alguno sinónimo<br />

de planitud o ausencia de detalles. Su manejo<br />

de dinámicas y timbres orquestales es magistral,<br />

y es un espléndido concertador. A quien quiera<br />

picotear este Lohengrin, le recomiendo que cate<br />

los embelesadores finales del primer acto, desde el<br />

gran concertante que precede a la lucha de<br />

Lohengrin y Telramund, y del segundo. La extraordinaria<br />

toma de sonido de Polyhymnia ofrece<br />

ópera 218 / octubre 2012<br />

Janowski prosigue su integral wagneriana en versiones concertantes con la Sinfónica de la Radio berlinesa<br />

una imagen nítida, con las voces solistas bien diferenciadas.<br />

Los cantantes, que, según he leído, actuaron<br />

gratis (!), forman un elenco joven, experimentado<br />

y en creciente demanda. La pareja protagonista,<br />

Klaus Florian Vogt y Annette Dash, lo es también<br />

del Lohengrin del Festival de Bayreuth, disponible<br />

en DVD (el “Lohengrin de los ratones”). Vogt es,<br />

sin duda, el Lohengrin de hoy (dos DVDs y esta grabación<br />

lo avalan). Con los años ha ganado en matización,<br />

en variedad. Oyéndole, hay que abandonar<br />

el frío análisis y rendirse ante los resultados. Cierto,<br />

la voz no parece a priori la más apropiada: es blanquecina,<br />

apenas impostada, de acentos por lo general<br />

blandos y melifluos. No es un nuevo Franz<br />

Völker. El material es de escasa calidad, no apto<br />

para papeles de envergadura. Sin embargo, canta<br />

con exquisitez, exhibe una línea de canto admirable<br />

y proyecta muy bien la voz (en teatro se le oye<br />

perfectamente, incluso cuando canta piano, por<br />

encima del coro). Sabe hacer medias voces, apianar;<br />

nunca fuerza ni emite sonidos feos. En los<br />

pasajes líricos es fabuloso, carece de rival hoy. Oírle<br />

cantar “Mein lieber Schwann” (una caricia para<br />

los oídos), el delicado dúo nupcial, o simplemente<br />

decir “Elsa! Ich liebe dich!” (CD 1, pista 9, 4:26:<br />

voz bellísima, sobrenatural, contraste f-p), suscitan<br />

emociones imborrables que compensan con<br />

creces las mencionadas deficiencias. En los pasajes<br />

heroicos se echa de menos una voz con más<br />

mordiente y metal. En Lohengrin, al menos, el<br />

balance es netamente positivo. Por el contrario, la<br />

Elsa de Annette Dash es decepcionante (ya me lo<br />

pareció en la retransmisión de Bayreuth de este<br />

verano). La voz es frágil, pequeña y velada. La proyección,<br />

deficiente, por lo que tiende a desaparecer<br />

en las escenas de conjunto. El timbre, además,<br />

es vulgar, alejado de la pureza que asociamos con<br />

el personaje, y ya el La 4 le plantea serios problemas.<br />

La voz de Gerd Grochowski (Telramund) es<br />

de barítono claro, más de cantante de oratorio HIP<br />

que de cantante de ópera. Dura, pobre de timbre,<br />

“plebeya”, sin nobleza ni misterio. Da lo mejor de<br />

sí en la gran escena con Ortrud del segundo acto,<br />

resuelta muy dignamente (Janowski y la orquesta<br />

23<br />

Miguel Ángel González Barrio<br />

les empujan) donde muestra cierto empaque y una<br />

dicción clarísima. Susanne Resmark es una Ortrud<br />

imposible, sin carácter (cuando interrumpe el cortejo<br />

nupcial, les echa una regañina). Las notas altas<br />

en forte son para ella una dificultad insalvable. La<br />

invocación a los dioses paganos (CD 2, pista 6) es<br />

puro grito. En ocasiones, Janowski tiene que refrenar<br />

la orquesta para ayudarla, como en su última<br />

intervención. Con buenos graves y algo corto por<br />

arriba, donde la voz, además, se estrecha, Günther<br />

Groissböck (Boris en la producción del Teatro<br />

Real aún en cartel) es un solvente rey Enrique, de<br />

voz noble y bella y buena línea, con clase. Markus<br />

Brück, de voz áspera, grumosa y no muy grande<br />

(la ubicación en el escenario), cumple como<br />

Heraldo “estándar”. En el plano vocal, el fabuloso<br />

y nutrido Coro de la Radio de Berlín, prepara-<br />

“Asistimos a un excitante recorrido por la<br />

partitura, expuesta con claridad meridiana y fino<br />

trabajo orquestal. Dirección dinámica, matizada,<br />

con tempi muy vivos, que va al grano, sin<br />

retóricas ni preciosismos, obteniendo de la<br />

excelente Sinfónica de la Radio de Berlín un<br />

sonido rico y poderoso.”<br />

do por el sabio y ubicuo Eberhard Friedrich, con<br />

su sonido redondo, pleno, empastadísimo, de belleza<br />

arrebatadora, se erige junto a Vogt en el gran protagonista<br />

de este Lohengrin.<br />

RICHARD WAGNER (1813-1883): Lohengrin<br />

Marek Janowski<br />

Klaus FlorianVogt, Lohengrin. Annette Dasch, Elsa von<br />

Brabant. Günther Groissböck, Heinrich der Vogler. Gerd<br />

Grochowski, Friedrich von Teltramund. Susanne Resmark,<br />

Ortrud. Markus Brück, Der Heerufer des Königs / Rundfunk-<br />

Sinfonieorchester Berlin. Rundfunkchor Berlin. Marek<br />

Janowski, director / PENTATONE / Ref.: PTC 5186403 (3<br />

SACD) D1 x 3

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