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24 di v e r di ópera
Kristine Opolais, la nueva diva letona
Excelente grabación en vivo de Suor Angelica,
dirigida por Andris Nelsons
Las repúblicas bálticas están constituyendo en los
últimos años una magnífica cantera de grandes
cantantes, especialmente de voces femeninas, como
Violeta Urmana, procedente de Lituania, y Elina
Garança, de Letonia. De allí nos llega igualmente
una compatriota de esta última, que aspira a convertirse
en nueva estrella del canto. Nacida en 1979
–tiene poco más de 30 años, por lo tanto–, Kristine
Opolais realizó sus estudios canoros principalmente
en Ámsterdam. A pesar de su juventud ya
se ha presentado en escenarios
tan renombrados como
las Staatsoper de Viena y
Berlín (Unter den Linden), la
Scala de Milán, la Royal
Opera londinense o el Met,
trabajando con maestros
como Riccardo Chailly,
Daniel Harding, Louis
Langrée, Gianandrea Noseda
o Kazushi Ono. Ha alcanzado
especial renombre por sus
intervenciones como Polina
en El Jugador de Prokofiev con
Daniel Barenboim y Dimitri
Tcherniakov y, sobre todo, por
su encarnación de la ondina
Rusalka en la Ópera Estatal
de Baviera, en una aplaudida producción de Martin
Kusej. En España también se la ha podido escuchar
en otro atribulado personaje, concretamente como
Lisa de La Dama de Picas de Tchaikovski, en el
Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia.
Tenemos aquí el testimonio directo de su primer
papel italiano, obtenido en un concierto celebrado
en la Philharmonie de Colonia en mayo del
pasado año. Kristine Opolais es una Suor Angelica
de hoy, cuyo tormento podemos asimilar con el
de Lisa, Tatiana o Jenufa (papel que la artista está
a punto de incorporar en la Ópera de Zurich con
Fabio Luisi). Posee una estupenda línea de canto,
aunque no tenga un timbre genuinamente mediterráneo
como el que podamos disfrutar con la
radiante Katia Ricciarelli de sus comienzos (ni
tampoco creo que lo pretenda). Su voz es la de una
Rafael Banús Irusta
lírica con cierto cuerpo, penetrante y expansiva, lo
que le permite afrontar sin problemas la escritura
pucciniana y atravesar sin esfuerzo el tejido
orquestal. Además, frasea sabiendo lo que dice y
posee un temperamento dramático que le permite
establecer el necesario contraste entre las partes
elegíacas y el enfrentamiento con su implacable
pariente, la Zia Principessa, a la que la mezzo alemana
Lioba Braun confiere unos acentos casi wagnerianos.
Su paisana, la hoy tan lanzada Mojca
Erdmann, aprovecha la luminosidad de su timbre
como Sor Genoveva.
Por otra parte, la dirección de Andris Nelsons
–esposo, por cierto, de la soprano– no busca esa
atmósfera monacal y prerrafaelita de, por ejemplo,
Bruno Bartoletti en la citada grabación referencial
de la RCA. El director, asimismo letón,
que ha deslumbrado con su Lohengrin de Bayreuth,
intenta más bien situar la obra en las coordenadas
estéticas de la época, con sus ecos impresionistas
y postrománticos, otorgando una gran importancia
al aspecto sinfónico, en lo que le secunda la
soberbia agrupación de la Radio de Colonia. En los
pequeños papeles, la buena disposición de las integrantes
de su coro (que suena espléndido en las
intervenciones de conjunto) hace que les perdonemos
el escaso idiomatismo de su dicción italiana.
Kristine Opolais & Andris Nelsons
El álbum se completa con una intensa interpretación
del juvenil Preludio sinfónico del maestro de
Lucca (tan cercano al primerizo Edgar), grabado
también en vivo en un concierto en octubre de
2011.
GIACOMO PUCCINI (1858-1924): Suor Angelica; Preludio
sinfónico
Kristine Opolais, Lioba Braun, Mojca Erdmann, Nadezhda
Serdyuk, Beata Borchert, Beate Koepp, Carola Günther,
Claudia Nüsse / Kinderchor des Theaters Bonn. WDR
Rundfunkchor Köln. WDR Sinfonieorchester Köln. Andris
Nelsons, director / ORFEO / Ref.: C848121A (1 CD) D2
Verismo en Munich
Domingo como Turiddu y Canio,
junto a un reparto estelar
Fernando Fraga
El día de Navidad de 1978 los muniqueses enloquecieron,
literalmente utilizado el verbo, con el doble
programa verista de nuevo reunido, aunque en la
actualidad hay escenarios que se empeñan en divorciarlos,
en coyunda lírica indisoluble: la que inventó
el género (Cavalleria rusticana) y la que lo definió
(Pagliacci). Un treintañero Plácido Domingo, antes
de sus posteriores registros de estudio, se medía
con una Santuzza tan volcánica como inopinada,
Leonie Rysanek, y a una Nedda, Teresa Stratas, a
la que luego reencontraría en estudio de grabación,
set cinematográfico y escenario operístico. No
se pensó, lástima, en grabar las funciones bávaras
en imágenes, aunque es tal la atmósfera de excitación
que se respira que basta la escucha simple en
audio para captarla de inmediato. Rysanek y
Domingo, como si se picaran a ver quién da más,
están al límite de sus posibilidades canoras y dramáticas,
algo que en obras de estas características
es un plus añadido de conquistas expresivas. Y
Stratas se deja contagiar por clima tan enardecido
para que su Nedda pueda codearse en intensidad
con ellos. Una noche doblemente mágica, de
esas que se instalan en nuestros recuerdos como
modelo inalterable para medirlo con escuchas posteriores.
Claro que en el foso está Nello Santi,
director de una solidez profesional a prueba de
repertorio, y el glorioso terceto viene sostenido
por Benito di Bella (Alfio, Tonio), de imponentes
medios que la discografía oficial no tuvo en consideración;
Wolfgang Brendel (Silvio), más activo
en repertorio germano pero con loores añadidos
en el italiano; Norbert Orth (Beppe), tenor lírico
ligero de cuidadoso canto; Ruth Falcon (Lola), a
quien pronto veríamos en Madrid como Elisabetta
di Valois; y, como regalo inapreciable, la Mamma
Lucia de… ¡Astrid Varnay! ¡Qué noche la de aquel
día!
PIETRO MASCAGNI (1863-1945): Cavalleria Rusticana; RUG-
GIERO LEONCAVALLO (1857-1919): Pagliacci
Rysanek, Domingo, Varnay // Domingo, Stratas, di Bella /
Chor des Bayerischen Staatsoper. Bayerisches
Staatsorchester. Nello Santi, director (1978, Munich) /
ORFEO / Ref.: C845122I (2 CD) D4 x 2