Cantar hormigas periodismoenrc
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«radioparticipantes», como los denominan en esta radio, se reunieron alrededor de la<br />
casa de Alas en febrero de 1999 para evitar que fueran decomisados sus equipos. Dos<br />
horas antes se había anunciado al aire que la Comisión Nacional de Comunicaciones se<br />
acercaba. Con los equipos en cuarentena, el colectivo de producción de Alas y sus oyentes<br />
organizaron radios abiertas. Gracias a la presión de las redes, de Alas y de los oyentes,<br />
en un año y medio la radio recuperó sus equipos y su permiso.<br />
Los medios comunitarios tienen sus raíces en las radios educativas, católicas y<br />
mineras de América Latina, defensoras de los intereses de las clases trabajadoras y amplificadoras<br />
de sus voces. Estas emisoras tuvieron un rol central en la educación y formación<br />
de los habitantes: los campesinos tomaron conciencia de las razones estructurales<br />
de su pobreza y de la explotación. Se constituyeron como radios de servicio a través<br />
de la alfabetización y campañas sociales y de salud. Estas radios desarrollaron una manera<br />
muy acentuada de participación, especialmente a través de los integrantes de cada<br />
comunidad que se formaron como radialistas.<br />
«La especialización ha hecho de la radio contemporánea el único medio con permeabilidad<br />
absoluta y requiere de la participación sincrónica, en vivo, de los oyentes.<br />
Es por todo ello que la radio, ciudadana y plebeya por excelencia, se presta tan bien para<br />
la educación democrática, que es la negación de todo autoritarismo o verticalismo.» 52<br />
De distintos modos, los medios comunitarios convocan a los ciudadanos a participar<br />
con su voz en el concierto de contenidos que se hacen públicos. Las formas son<br />
tantas como las radios porque están condicionadas por la comunidad, las condiciones<br />
geográficas, los hábitos de su gente, las posibilidades tecnológicas, por la imaginación<br />
de quienes integran la radio.<br />
Hola, habla Teresa de La Teja<br />
Al principio el contacto de los oyentes con la radio se producía a través de sus<br />
cartas con críticas o solicitando ayuda. Más tarde, las comunicaciones telefónicas dieron<br />
al oyente la posibilidad de intervenir al aire, de apropiarse del medio. Pueden dar<br />
su opinión, compartir sus inquietudes, saludar a un pariente o simplemente pedir una<br />
canción, porque la participación y la política también tienen que ver con el disfrute.<br />
Sin embargo, algunos autores presentan matices en cuanto al potencial de las<br />
comunicaciones telefónicas para promover relaciones más dinámicas y horizontales.<br />
Jorge Rivera señala que «el contacto telefónico ha posibilitado en los últimos tiempos<br />
un feedback intelectual y afectivo de gran importancia recíproca, lo que no satisface de<br />
todas maneras la necesidad de crear espontáneamente un clima de participación y reconocimiento<br />
genuino ente emisores y receptores.» 53<br />
Otros autores son más terminantes. Consideran que el uso del teléfono convirtió<br />
la participación en un simulacro. Los oyentes pueden hablar pero no tener un programa.<br />
«A pesar de la posibilidad que se le brinda a los oyentes de participar telefónicamente<br />
sigue siendo vertical y unilateral.» 54 Muchas radios comerciales, se han autodenominado<br />
52. Roncagliolo, Rafael. Intervención en el Primer Congreso Internacional de la Lengua Española. México,<br />
abril de 1997.<br />
53. Rivera, Jorge. El periodismo cultural. Paidós, Argentina, 1995.<br />
CAP. TRES / PÁG. 57<br />
EL CANTAR<br />
DE LAS HORMIGAS