Ricardo, Viviane, Henrique y Eduardo en Venezuela; Fernando, Marta Natalia y Raquel, en Holanda: viviendo un momento especial Viviane, Ricardo, Eduardo y Henrique: los Padilha enfrentando con alegría y optimismo la experiencia de vivir en el exterior 62 odebrecht informa 62
familias sin fronteras texto Mayara Thomazini Andrés Manner México, Angola, Perú, Mozambique, Libia, Estados Unidos y Ecuador son algunos de los países que el integrante Ricardo Padilha, de <strong>Odebrecht</strong> Engenharia Industrial, tuvo la oportunidad de conocer a través del trabajo. Oriundo de Río Grande do Sul, casado con una coterránea y padre de dos hijos paulistas, no titubeó cuando aceptó los desafíos del Programa de Acción (PA) en Venezuela, donde reside desde hace tres años con la familia. Actúa como Responsable de Tecnología de <strong>Informa</strong>ción en el Proyecto CADCAs (Complejos Agroindustriales de Derivados de Caña de Azúcar), que prevé la ejecución de cuatro plantas de etanol, en los estados de Barinas, Cojedes, Portuguesa y Trujillo, que impulsarán el sector de bioenergía en Venezuela. La primera mudanza de la familia Padilha se realizó en 2001, cuando Ricardo y su esposa Viviane, se trasladaron de Porto Alegre a São Paulo. Durante los nueve años que vivieron en la capital paulista, la familia aumentó: nacieron sus dos hijos, Henrique, 7 años, y Eduardo, de 4. Ricardo cree que el período que vivió en São Paulo lo tornó más dispuesto a adaptarse a nuevos lugares y costumbres. “Pese a las diferencias de distancia e idioma, no es mucho más fácil mudarse de Porto Alegre a São Paulo que ir a vivir en Venezuela”, analiza. Sea cual sea el destino de las personas que se disponen a dejar su tierra natal, casi todo cambia: idioma, costumbres, vivienda, rutina, amistades, estudios, vida cultural y esparcimiento. “La experiencia internacional es una gran palanca profesional y personal. Vivir en otro país nos permite conocer a nuevas culturas, hábitos e, inevitablemente, nos hace extrañar a los familiares que dejamos en Brasil”, pondera Ricardo. Hablando de familiares, Denise Marques, integrante del equipo de Relaciones Institucionales de Braskem en Rio Grande do Sul, es hermana de Viviane (esposa de Ricardo) y cuenta que, aunque lejos, mediante la creatividad, es posible “estar cerca”. “Nos entristece por la distancia, pero a la vez estamos felices porque se encuentran bien y los niños pueden asistir a una buena escuela. Además, mi hermana sube fotos y películas a la web, y de Denise Marques, hermana de esa manera administramos la nostalgia”, dice Denise. Viviane, el marido, Este no es el único desafío: nueva escuela, con André, y la un sistema educativo y horarios diferentes, colegas hija, Isabela: administrando que hablaban español o inglés… “Los niños se enfermaban constantemente y yo no hablaba nada de la nostalgia español, pero poco a poco nos adaptamos e hicimos nuevos amigos”, recuerda Viviane. “Lo bueno de la escuela americana es que la <strong>may</strong>oría de las personas son expatriadas. Entonces es más fácil relacionarse porque todos están más dispuestos a trabar nuevos vínculos”, agrega. Mathias Cramer odebrecht informa 63