oct.-dic. 1967 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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ROA BASTOS, REDENCION<br />
y SOLIDARIDAD<br />
Muy distinta es la visión de Augusto Roa Bastos,<br />
diez años más joven que Gabriel Casaccia<br />
(nació en Asunción en 1917). Ambos, sin embargo,<br />
compartieron la misma experiencia traumática:<br />
la guerra <strong>del</strong> Chaco, en la que Roa Bastos<br />
participó apenas salido de la adolescencia,<br />
mientras Casaccia era auditor en un comando<br />
militar, y a la que el más joven habría de trasladar<br />
a sus relatos más intensos. /<br />
Roa Bastos hizo periodismo en Asunción cuando<br />
ya Casaccia estaba desterrado, trabajó en<br />
radio, viajó con becas inglesas y francesas p0;'<br />
Europa, fue agregado cultural de la embajada<br />
paraguaya en Buenos Aires, ciudad en la que<br />
finalmente debió exilarse y en la que reside<br />
desde hace muchos años. Su bibliografía comprende<br />
varios títulos: Poemas (Asunción, 1942),<br />
Mientras llega el día (teatro, Asunción, 1945),<br />
Fulgencio Miranda (novela, Asunción, 1942), El<br />
trueno entre las hojas (cuentos, Buenos Aires,<br />
1953), Hijo de hombre (novela, Buenos Aires,<br />
1960) y recientemente El baldío (cuentos, Buenos<br />
Aires, 1966).<br />
Las dos páginas iniciales <strong>del</strong> último volumen<br />
se encuentran entre lo mejor que escribiera.<br />
Son también valiosas para comprender la diferencia<br />
esencial que lo separa de Casaccia, por<br />
su tono esperanzado 'Y hasta bondadoso. El<br />
lector, durante esas dos páginas intensas y puras,<br />
jamás sabrá nada de los personajes, pero<br />
intuirá lo más importante: el triunfo de la vida<br />
sobre la muerte, quizá el sentido de la redención.<br />
Sobre la masa fétida y oscilante de un<br />
basural, un hombre arrastra a otro, muerto, al<br />
que abandona entre latas y cascotes. Tal vez lo<br />
mató, pero el autor prefiere dejar indeciso este<br />
dato superfluo. Roa Bastos describe la jadeante<br />
empresa mortuoria en la noche <strong>del</strong> Riachuelo.<br />
Cuando el hombre tira el cadáver entre los yuyos<br />
y se dispone a huír, oye un vagido "tenue,<br />
estrangulado, insistente". El autor tampoco <strong>dic</strong>e<br />
que es un recién nacido abandon«do; meramente<br />
se refiere a él como un vagido. El hombre<br />
vacila, se va; pero retorna para recoger eSe vagido<br />
envuelto en papeles de diario; se quita el<br />
saco para abrigar a la criatura y desaparece en<br />
la oscuridad.<br />
Frente, entonces, a la visión amarga y cruel<br />
de Casaccia, se levanta la solidaria y redentora,<br />
a veces incluso ingenuamente optimista, de Roa<br />
Bastos. Le llevó muchos años expresarla en términos<br />
literariamente válidos, y más de una vez<br />
fracasó.<br />
La de<strong>dic</strong>atoria de El trueno entre las hojas<br />
estaba dirigida a Miguel Angel Asturias. Se trataba<br />
de una expresión amistosa, por supuesto;<br />
pero ella misma <strong>del</strong>ataba una filiación literaria<br />
una deuda entre varias. No era solamente u~<br />
paisaje natural o una actitud general de denuncia,<br />
como podía suponerse desde la superficie<br />
<strong>del</strong> conjunto de cuentos; era más bien el<br />
predominio de un tratamiento, las similitudes<br />
de un lenguaje y el apoyo frecuente de las leyendas<br />
americanas que se sobreponían a cierta<br />
variedad temática en los cuentos. Trópico al<br />
norte o trópico al sur, mayas en uno o guaraníes<br />
en el otro, despotismo de Ubico o tiranía de<br />
Morínigo, miseria guatemalteca o miseria paraguaya,<br />
planteaban temas similares.<br />
En ellos Miguel Angel Asturias no estaba solo;<br />
Quiroga y Rafael Barret eran nombres que ni<br />
los editores, en la solapa, olvidaban. Y Borges,<br />
extraña presencia en esa compañía. Uno de los<br />
mejores cuentos <strong>del</strong> volumen, "La excavación",<br />
ponía al servicio de una anéd<strong>oct</strong>a estrictamente<br />
paraguaya (prisionero político que muere en los<br />
desprendimientos de tierra de IJn túnel mientras<br />
intenta huir de la cárcel), un lenguaje pulido<br />
y los juegos temporales que han hecho<br />
notorio e inimitable a Borges. Pese a tales<br />
acreedores, Roa Bastos tenía ;:¡Igo propio que<br />
decir; aunque todavía no encontrara la forma<br />
igualmente propia para expresarlo. Aquí y allá<br />
apuntaban los toques satíricos, la ineditez de<br />
un tema, el constante cuidado "11 la precisión<br />
verbal, el armado inteligente de los cuentos;<br />
pese a que coexistieran con borrones y borradores<br />
de estudiante aplicado, de lector cuidadosú,<br />
de aprendiz talentoso que observa atentamente<br />
los mo<strong>del</strong>os.<br />
y algo más también. En "el viejo señor obispo",<br />
uno de los cuentos <strong>del</strong> volumen, introdujo<br />
el tema de la redención cristiana, válida quizá<br />
-el autor la contempla con sirnpatía- para<br />
dignificar a los humildes y desposeídos. El tema<br />
no está concebido desde un punto de vista estrictamente<br />
religioso, sino más bien visto a<br />
través de un símbolo laicizado, según habrá de<br />
desembocar en Hijo de hombre. Ya este título<br />
es una proclama y a ella se agrega la concepción<br />
<strong>del</strong> pueblo paraguayo como un personaje<br />
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