Nº 7, Junio 2007 - Universidad de Murcia
Nº 7, Junio 2007 - Universidad de Murcia
Nº 7, Junio 2007 - Universidad de Murcia
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
PRESAGIO DEL<br />
MUNDO FUTURO<br />
A PARTIR DE LA VISIÓN<br />
DE UNA ESQUINA UN INSTANTE ANTES<br />
DE QUE EL VIENTO ARRASTRE<br />
UNA BOLSA DE PLÁSTICO<br />
■ Fernando Alejandre García-Cerezo<br />
no morir <strong>de</strong> hambre, por lo que no<br />
tendrá más remedio que, aún enferma<br />
y con la garganta hecha una pena,<br />
aventurarse sola a la calle a comprar<br />
comida.<br />
Lo malo es que los ahorros que guarda<br />
en su pequeña hucha y tenía reservados<br />
para los patines rosa no le<br />
durarán casi nada <strong>de</strong> lo escasos que<br />
son, y el problema volverá a estar allí,<br />
enorme, hinchado como sus amígdalas,<br />
al pie <strong>de</strong> su cama. Casi irresoluble.<br />
Porque por muy <strong>de</strong>sesperada que<br />
Polly pueda llegar a estar, resulta<br />
implanteable ponerse a atracar a alguien<br />
o intentar asaltar una tienda<br />
sin abrir la boca. Y menos para una<br />
niña <strong>de</strong> siete años. Aunque en el fondo<br />
algo así tampoco servirá <strong>de</strong> nada<br />
porque enseguida el dinero <strong>de</strong>jará<br />
<strong>de</strong> tener ningún valor, ya que los<br />
empresarios y los comerciantes no<br />
lograrán llegar a acuerdos sobre las<br />
condiciones económicas y las transacciones<br />
comerciales se paralizarán en<br />
pocos días, incluidas las internacionales,<br />
con lo que la única solución posible<br />
será escapar al campo y tratar <strong>de</strong><br />
sobrevivir como sea cada uno por su<br />
cuenta, como los prehistóricos, que<br />
recogían fruta y mataban mamuts,<br />
pero ella no tiene ni i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> cazar<br />
animales ni sembrar cosechas ni nada<br />
<strong>de</strong> eso, y encima sólo tiene siete años.<br />
Esta imagen hace que Polly sienta<br />
miedo. Mira <strong>de</strong> nuevo por la ventana:<br />
la gente sigue con su rutina, como<br />
cualquier otro día. El pánico aún no<br />
se ha apo<strong>de</strong>rado <strong>de</strong> las calles. Eso<br />
quiere <strong>de</strong>cir que todavía no son conscientes<br />
<strong>de</strong> lo que está ocurriendo. Es<br />
preferible así. Lo peor <strong>de</strong> todo, lo más<br />
duro <strong>de</strong> aceptar, piensa Polly, es que<br />
no podrá <strong>de</strong>spedirse <strong>de</strong> sus amigas ni<br />
<strong>de</strong>cirles a sus padres que les quiere.<br />
Que les querrá siempre.<br />
Al pensar esto, Polly nota que una<br />
oleada <strong>de</strong> calor y angustia trepa por<br />
su pecho, inundando sus pulmones,<br />
asfixiándola casi: la fiebre <strong>de</strong>be <strong>de</strong><br />
haberle subido aún más porque la<br />
piel se le ha cubierto <strong>de</strong> repente <strong>de</strong><br />
una película <strong>de</strong> sudor frío. Instintivamente,<br />
para refrescarse, abre la ventana<br />
<strong>de</strong> su cuarto buscando el aire<br />
reconfortante <strong>de</strong> la mañana en su<br />
cara, en el preciso instante en que la<br />
repartidora entrega el último periódico<br />
a un hombre <strong>de</strong> traje y corbata<br />
que sigue absorto con la mirada el<br />
vuelo errático <strong>de</strong> una bolsa <strong>de</strong> plástico<br />
arrastrada por el viento.<br />
scritores<br />
61