29 Macbeth
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MACBETH 21<br />
Pinturas de Théodore Chassériau<br />
(1819-1856). A la izquierda,<br />
<strong>Macbeth</strong> y Banco se encuentran<br />
con las tres brujas en el páramo<br />
(1855). A la derecha, el espectro<br />
de Banco se le aparece a<br />
<strong>Macbeth</strong> (1854).<br />
recurso a una fuga para terminar una ópera<br />
(algo que Verdi repetiría medio siglo después<br />
en Falstaff), el corresponsal parisino de Verdi,<br />
Léon Escudier, recibió las siguientes aclaraciones<br />
en carta del 3 de febrero de 1865:<br />
“Te reirás cuando escuches que he escrito<br />
una fuga. ¿Una fuga?...¡Yo, que detesto todo<br />
lo que huela a escolasticismo y que hace casi<br />
treinta años que no escribo ninguna! Pero<br />
puedo decirte que en este caso esta particular<br />
forma musical encaja correctamente. La sucesión<br />
continua de sujetos y contrasujetos, el<br />
choque de las disonancias, el estruendo general,<br />
etc. pueden describir suficientemente una<br />
batalla”. A diferencia del estreno florentino<br />
en 1847, cuando Verdi tuvo que salir a escena<br />
veinticinco veces para recibir las ovaciones<br />
del público, el estreno de la nueva versión fue<br />
recibido por los asistentes parisinos con frialdad.<br />
A pesar del refinamiento de la nueva música,<br />
<strong>Macbeth</strong> debió resultar una música poco<br />
refinada y demasiado salvaje para la burguesía<br />
del Segundo Imperio francés, hecha a melodías<br />
más suaves, a argumentos más intrascendentes<br />
y a músicas más complacientes. La<br />
distancia de los años, con la enorme evolución<br />
estilística de Verdi, hace que el resultado<br />
final de esta revisión (que es la versión que<br />
se suele casi siempre representar) resulte un<br />
tanto desigual estilísticamente, con la música<br />
salvaje de 1847 contrastando con el refinamiento<br />
de la de 1865. De todas formas, ello<br />
no es óbice para que estemos ante una obra<br />
maestra con una fuerza musical y dramática<br />
sin parangón en el universo<br />
ANDRÉS MORENO MENGÍBAR