identidad y desarrollo - Acnur
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embargo, fue considerado un movimiento<br />
de liberación que incluyó aspectos<br />
políticos, culturales y literarios con el<br />
objetivo de mejorar las condiciones de<br />
existencia de los negros. Similarmente al<br />
movimiento de la Négritude, el Negrismo<br />
realzó los aspectos positivos de africanos,<br />
afrolatinos, afrocaribeños y de las<br />
culturas afroamericanas que habían sido<br />
negativizados por la cultura hegemónica<br />
blanca.<br />
Recuperar la cultura negra implicaba,<br />
pues, rescatar la legitimidad de sus formas<br />
de habitar el mundo, de comer, de vestirse,<br />
de bailar, de amar, de rezar. Era un esfuerzo<br />
por no dejarse asimilar de forma ingenua<br />
por la cultura dominante, pero permitiendo<br />
siempre un diálogo fecundo con ella a<br />
partir de las matrices propias de la cultura<br />
de los negros, lo que Léopold Sédar<br />
Senghor denominaría la construcción de<br />
“una civilización del dar y el recibir”.<br />
I. Rasgos afros en la literatura latinoamericana<br />
Ambos movimientos contribuyeron a la<br />
construcción de una nueva propuesta.<br />
Propuesta no solamente literaria, sino<br />
cargada de contenidos políticos y<br />
respaldada por una propuesta ideológica<br />
que abarcó todas las áreas del quehacer<br />
negro. Sobrevinieron los escritores<br />
negros escribiendo de, por, desde y<br />
para los negros. Aparecieron algunos<br />
escritores e investigadores y, con ellos, la<br />
problematización de la cuestión negra en<br />
todas sus dimensiones y desde adentro.<br />
Es en la diferenciación con los otros que,<br />
según M’Bah Abogo, un grupo humano<br />
se entiende y se define. La reacción o la<br />
conformación de la gran negación frente<br />
al otro, en este caso, el blanco, emergió<br />
cuando los negros tomaron conciencia de<br />
su situación. De este modo, elaboraron<br />
un proyecto de resistencia, descubrieron<br />
aliados que, aunque diferentes, se unieron<br />
contra un opresor común. Los que por<br />
entonces se autodenominaban ya negros<br />
se negaron a ser discriminados por el<br />
hecho de ser negros, querían ser aceptados<br />
como negros, en la positividad de esa<br />
diferencia.<br />
En este proceso, los negros descubrieron<br />
que ser negro era una forma singular<br />
de estar en el mundo. Aceptaron<br />
superficialmente la multiplicidad de<br />
culturas negras, de naciones, de lenguas,<br />
de tradiciones, de metafísicas y de<br />
religiones, pero postularon que los unía el<br />
hecho de que no eran culturas occidentales.<br />
Trabajaron otro tipo de racionalidad, otra<br />
relación con el cuerpo, otras emociones;<br />
elaboraron diferentemente el imaginario,<br />
la comprensión de la vida y de la muerte, y<br />
la relación con los ancestros.<br />
Especialmente, dieron otra centralidad<br />
a la dimensión mística y religiosa del ser<br />
humano. Todas las culturas negras eran<br />
profundamente religiosas/espirituales,<br />
de una religiosidad cósmica y holística.<br />
Es a partir de estos movimientos que<br />
empieza a crearse y tomar fuerza un<br />
nuevo proyecto de resistencia. Es a través<br />
del proceso de construcción de estas<br />
literaturas que las <strong>identidad</strong>es empiezan a<br />
ser revaloradas, y que el nuevo proyecto<br />
comienza a ser restituido y legitimado. La<br />
literatura se compromete con los hechos y<br />
no puede separarse del proyecto libertador.<br />
Así, para Senghor, la literatura africana<br />
era una “literatura comprometida” y, para<br />
Césaire, la literatura de la Négritude era<br />
“el simple reconocimiento de un hecho”,<br />
partía de la conciencia de ser negro, lo<br />
que implicaba subsiguientemente el deseo<br />
de controlar tu propio futuro, la cultura y<br />
la historia. Porque el arte también, en la<br />
medida en que interpreta la realidad, sirve<br />
como espejo de una época, como vehículo<br />
de denuncia y reivindicación social y, por<br />
ende, de transformación humana.<br />
En el principio, la incorporación de elementos<br />
de denuncia y de cambios importantes en<br />
la literatura se realizó más bien de manera<br />
tímida. De acuerdo con los estudiosos<br />
del tema, es a partir de Nicolás Guillén<br />
que el ritmo y la terminología africanos<br />
dejan de ser elementos decorativos de<br />
nuestra literatura latinoamericana. Guillén<br />
empieza a crear desde la perspectiva intraétnica,<br />
la visión desde adentro. Motivos<br />
de son constituye una de las más grandes<br />
revoluciones en las literaturas hispánicas.<br />
Nicolás Guillén, Luis Palés Matos y Adalberto<br />
Ortiz, entre los más importantes, fueron<br />
creando las condiciones para que en la<br />
década del treinta surgiera una articulación<br />
más explícita y más cohesionada, y con<br />
mayores posibilidades de <strong>desarrollo</strong> desde<br />
la literatura con una orientación claramente<br />
negrista. A partir de ese momento muchos<br />
han sido los autores que han intentado<br />
nombrar y aglomerar características para<br />
arribar a diversas corrientes literarias, a fin<br />
de realizar análisis que permitan entender<br />
la orientación de la literatura. Lo cierto del