Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
entre los foráneos, José Gorostiza, Gabriel Méndez Plancarte, Margarita<br />
Paz Paredes, Mauricio Magdaleno, Agustín Yáñez, Miguel N. Lira y<br />
Elías Nandino. Por los coahuilenses participaron los distinguidos literatos<br />
Salvador Novo, Vito Alessio robles, Julio Torri y Óscar Flores Tapia, entre<br />
otros. En La vida en México en el periodo presidencial de Miguel Alemán,<br />
Novo consigna que ya era tarde —era abril del 49 y el programa de las<br />
fiestas para Acuña arrancaba en agosto— para que se convocara a un<br />
concurso y conseguir que alguien escribiera una buena biografía del poeta<br />
de Saltillo en busca de ángulos inéditos e interesantes. El autor de La<br />
estatua de sal (esas memorias que Novo había iniciado entonces y que<br />
dejaría inconclusas para siempre) llevaba una traqueteada vida llena de<br />
compromisos como director del departamento de teatro del INBA y recibió<br />
el encarguito de llevar a escena la obra El pasado, de Acuña.<br />
Fue algo así como una petición de cuates: el gobernador de Coahuila y<br />
Novo habían sido compañeros en el Colegio Modelo de Torreón, pequeña<br />
ciudad que Novo describe en el tercer volumen de La vida en México<br />
como un lugar “jaloneado por ejércitos de los que no comprendíamos<br />
la adscripción, y que solían encerrarnos en nuestras respectivas casas<br />
durante los sitios”. de muchachos, Novo y el gobernador solían jugar al<br />
teatro, como después terminaron actuando en política, y aunque la obra de<br />
Acuña se había estrenado en el Teatro Principal de la Ciudad de México<br />
el lejano 19 de mayo de 1872 con un éxito excepcional y hasta había sido<br />
llevada a la pantalla más tarde. Novo aceptó el encargo de su antiguo<br />
compañero de escuela, no sin cuestionarse seriamente sobre el proyecto.<br />
¿Qué fue lo que se cuestionó Novo antes de acometer la empresa de<br />
desenterrar el drama? En primer lugar, si la había leído ya no la recordaba<br />
y, ante la flojera de buscarla entre los tres mil doscientos metros de<br />
escondites de su biblioteca, envió a su criada para que le comprara la<br />
edición Maucci, esa que aparte de contener un sinfín de erratas, también<br />
contenía El pasado. después de leerla le entraron serias dudas.<br />
Es una inexperta, de tantas como ella desató por el mundo ingenuo de casi<br />
todo el siglo pasado, versión de La dama de las camelias —sin camelias, y<br />
a la modesta medida de una buena chica que dio un mal paso, y su marido<br />
(artista pintor que ha triunfado nada menos que en Florencia y con un cuadro<br />
que representa el tormento de Cuauhtémoc), se lo perdona y se hace de la<br />
vista gorda sobre “el pasado” de una Eugenia arrepentida de haber sido<br />
una Margarita. Pero ella no se lo perdona a sí misma ni la austera, cruel<br />
sociedad de San Cosme (las Lomas o el Anzures de entonces) se lo perdonan.<br />
de un baile a que la invitan, y al que tiene la debilidad de asistir, la corren.<br />
Y humillada, heroica, resuelta a no seguir perjudicando la reputación de<br />
147