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elecciones y partieron rumbo al destierro, lo cual sugiere en el fondo que<br />
Alessio robles le reclamaba a Flores Aguirre primero que lo dejara solo en<br />
la lucha política y segundo que, varios años después, tuviera el cinismo<br />
de reprocharle ser víctima de sus fallidos afanes políticos, como si él no<br />
fuera en parte responsable de su derrota. Era algo así como un “no me<br />
defiendas, compadre”.<br />
A la luz de los comentarios de don Vito, éste hubiera preferido mil veces<br />
quedarse en México a gobernar su estado en lugar de evitar morir de<br />
aburrimiento visitando los archivos texanos, de donde extrajo gran parte<br />
del material para su libro sobre Francisco de Urdiñola. No entiendo por qué<br />
reprocharle a Alessio robles que desahogara en su libro sus frustraciones<br />
políticas. ¿Acaso no hizo lo mismo y de manera más directa Vasconcelos<br />
en el Ulises criollo (1936) y sus otros volúmenes de memorias? ¿Por qué<br />
negarles esta mínima satisfacción a estos dos personajes? Si revisamos<br />
otros casos de la historia de México, el destierro voluntario o forzoso de<br />
nuestros políticos e intelectuales ha producido grandes obras históricas<br />
y literarias. Acaso a eso se deba que Vasconselos, al ser entrevistado por<br />
Emmanuel Carballo, afirmara con el desparpajo que lo caracterizaba:<br />
“Eso del amargo pan del destierro es falso: sabe muy sabroso”, así como<br />
sabe sabroso hacer que los ahora críticos y antes aliados se traguen sus<br />
palabras.<br />
Vista esta polémica a la distancia se impone una pregunta: Por qué de<br />
pronto a don Vito se le ocurre escribir sobre Urdiñola cuando había tenido<br />
tanto éxito escribiendo sobre la historia reciente, específicamente sobre<br />
Vasconcelos en Mis andanzas con nuestro Ulises (1938). Este libro tuvo<br />
mucho éxito porque Alessio robles se tira con todo a matar y muchos de<br />
sus seguidores esperaban que en sus siguientes libros continuara con esa<br />
atractiva línea temática. ¿Por qué después del destierro dio tan imprevisto<br />
giro a su escritura? La respuesta tal vez se encuentre en lo que ocurrió con<br />
otro célebre desterrado, el novelista Martín Luis Guzmán. después del<br />
escándalo provocado por su novela La sombra del caudillo (1929), mero<br />
trasunto ficcional de la masacre de Huitzilac en la que falleció el general<br />
Francisco Serrano con su comitiva por órdenes del general Obregón. El<br />
chihuahuense tuvo que abandonar el país no sin antes verse obligado<br />
a firmar un documento en el que se comprometía a no abordar en sus<br />
próximos libros ningún tema histórico posterior a 1910, razón por la<br />
cual, una vez desterrado en España, Martín Luis dedicó sus esfuerzos a<br />
la elaboración de un libro sobre el caudillo insurgente Francisco Xavier<br />
Mina.<br />
¿Y si antes de partir al destierro, don Vito hubiera sido forzado a firmar<br />
un documento afín que lo obligara a desviar sus miras del panorama<br />
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