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Hersey, John ''Hiroshima''-Fr-En-Sp-Sp

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tr. de G. Belmont <strong>Hersey</strong>’s Hiroshima tr. de J. G. Vásquez tr. de A. T. Weylands’étaient écroulées, à l’exception du bâtiment buildings round about had fallende la mission qu’un jésuite du nom de down except the Jesuits’ missionGropper avait, depuis bien longtemps déjà, house, which had long before beenconsolidée et renforcée, dans la terreur des braced and doublebraced by a priesttremblements de terre ; que [32] le jour s’était 5 named Cropper, who was terrified ofbrusquement changé en nuit; et que earthquakes; that the day had turnedMurata-san, la femme de charge, non loin de dark; and that Murata-san, the housekeeper,lui, pleurait, criant et. criant sans fin : « Shuwas nearby, crying over andJesusu, aswaremi tamai ! Seigneur Jésus, ayez over, “Shu Jesusu, awaremi tamai!pitié de nous ! »10 Our Lord Jesus, have pity on us!”los alrededores se habían caído, exceptola misión de los jesuitas, que tiempo atráshabía sido apuntalada y vuelta a apuntalarpor un sacerdote llamado Gropper quele tenía pavor a los terremotos; se diocuenta de que el día se había oscurecido;y de que Murata-san, el ama de llaves, seencontraba cerca, gritando: «Shu Jesusu,awaremi tamai! ¡Jesús, señor nuestro, tenpiedad de nosotros!».Pudo conseguir un tranvía tan prontocomo llegó a la terminal. (Despuéscalcularía que si hubiera tomado eltren de siempre esa mañana, y si hubieradebido esperar algunos minutosa que pasara el tranvía, habría estadomucho más cerca del centro al momenceptola Misión de los jesuitas, quehace mucho tiempo había sido reforzaday vuelta a reforzar por un sacerdotellamado Gropper, al que le aterrorizabanlos terremotos; que el díahabía oscurecido; y que Murata-san,el ama de llaves, estaba cerca, repitiendouna y otra vez: Shu Jesusu,awaremi tamai! «¡Nuestro Señor Jesucristo,ten piedad de nosotros!»Dans le train qui, de la campagne où ilvivait avec sa mère, le conduisait à Hiroshima,le docteur Terufumi Sasaki, chirurgienà l’hôpital de la Croix-rouge, ruminaitun cauchemar déplaisant qu’il avait15fait durant la nuit. La maison de sa mèreétait à Mukaihara, à quelque quarante kilomètresde la ville et il lui fallait compterdeux heures de train et de tram pour arriverà (hôpital. Toute la nuit, il avait dormi20d’un sommeil agité et s’était éveillé uneheure plus tôt qu’à l’ordinaire. Se sentanttout alourdi et mou et légèrement fiévreux,il avait presque décidé de ne pas se rendre 25à l’hôpital; mais le sentiment du devoirl’avait en définitive emporté, et il avait prisun train plus tôt que d’habitude. Ce rêvequ’il avait [33] fait (avait singulièrementeffrayé, par le lien étroit qu’il présentait, 30du moins en apparence, avec des faits d’unetroublante actualité. Le docteur Sasakin’avait que vingt-cinq ans et venait justede terminer son stage pratique à l’UniversitéOrientale de Médecine de Tsingtao, en 35Chine. Quelque peu idéaliste, il ne laissaitpas d’éprouver une certaine détresse devantl’insuffisance des moyens médicaux de lapetite ville où demeurait sa mère. Il avaitpris sur lui, sans autorisation légale, de visiterà domicile quelques malades, le soir,40après ses huit heures d’hôpital et ses quatreheures de trajet. On lui avait appris récemmentque l’exercice illégal de la médecineétait frappé de peines sévères ; un collègue,qu’il avait entretenu de la question,45(avait vigoureusement semoncé. Il n’enavait pas moins poursuivi ses visites. Dansson rêve, il était au chevet d’un malade,dans la petite ville, quand la police et le 50médecin, dont il avait pris l’avis, surgissaientsoudain dans la pièce, l’empoignaient,le traînaient dehors et le rossaientcruellement. Dans le train, il décida pratiquementde renoncer à travailler à 55Mukaihara, dans le sentiment qu’il lui seraitimpossible d’en obtenir l’autorisationcar, officiellement, [34] on ne manqueraitpas de prétendre que cette activité était inconciliableavec ses fonctions à l’hôpital 60de la Croix-rouge.ON THE TRAIN on the way intoHiroshima from the country, where helived with his mother, Dr. TerufumiSasaki, the Red Cross Hospital surgeon,thought over an unpleasantnightmare he had had the night before.His mother’s home was in Mukaihara,thirty miles from the city, and it tookhim two hours by train [18] and tramto reach the hospital. He had slept uneasilyall night and had wakened anhour earlier than usual, and, feelingsluggish and slightly feverish, had debatedwhether to go to the hospital atall; his sense of duty finally forced himto go, and he had started out on an earliertrain than he took most mornings.The dream had particularly frightenedhim because it was so closely associated,on the surface at least, with a disturbingactuality. He was onlytwenty-five years old and had justcompleted his training at the EasternMedical University, in Tsingtao,China. He was something of an idealistand was much distressed by the inadequacyof medical facilities in thecountry town where his mother lived.Quite on his own, and without a permit,he had begun visiting a few sickpeople out there in the evenings, afterhis eight hours at the hospital and fourhours’ commuting. He had recentlylearned that the penalty for practicingwithout a permit was severe; afellow-doctor whom he had askedabout it had given him a serious scolding.Nevertheless, he had continued topractice. In his dream, he had been atthe bedside of a country patient whenthe police and the doctor he had consultedburst into the room, seized him,dragged him outside, and beat him upcruelly. On the train, he just about decidedto give up the work inMukaihara, since he felt it would beimpossible to get a permit, because theauthorities would hold that it wouldconflict with his duties at the RedCross Hospital.<strong>En</strong> el tren que llegaba a Hiroshimadesde el campo (donde vivía con su madre),el doctor Terufumi Sasaki, cirujanodel hospital de la Cruz Roja, ibarecordando una desagradable pesadillaque [22] había tenido la noche anterior.La casa de su madre estaba enMukaihara, a cincuenta kilómetros dela ciudad, y llegar al hospital le tomódos horas en tren y tranvía. Había dormidomal toda la noche y se había despertadouna hora antes de lo acostumbrado;se sentía lento y levementeafiebrado, y alcanzó a pensar en no iral hospital. Pero su sentido del deberlo obligó finalmente, así que tomó untren anterior al que tomaba casi todaslas mañanas. El sueño lo había asustadoparticularmente porque estaba relacionado,por lo menos de manera superficial,con cierta actualidad molesta.El doctor tenía apenas veinticincoaños y acababa de completar su entrenamientoen la Universidad Médica deOriente, en Tsingtao, China. Tenía sulado idealista, y lo preocupaba la insuficienciade instalaciones médicas de laregión en que vivía su madre. Por supropia iniciativa y sin permiso oficialalguno había comenzado a visitar enfermosde la zona durante las tardes,después de sus ocho horas en el hospitaly cuatro de trayecto. Recientementese había enterado de que la multa porejercer sin permiso era severa; un colegaal cual había consultado al respectole había dado una seria reprimenda.Él, sin embargo, había seguido haciéndolo.<strong>En</strong> su sueño estaba junto a la camade un paciente, en el campo, cuandoirrumpieron en la habitación la policíay el colega al que había consultado, loagarraron, lo arrastraron afuera y logolpearon con saña. <strong>En</strong> el tren se habíacasi decidido a abandonar el trabajo enMukaihara, convencido de que seríaimposible obtener un permiso: las autoridadessostendrían que ese trabajoentraba en conflicto con sus labores enel hospital de la Cruz Roja.<strong>En</strong> el tren que lo llevaba a Hiroshimadesde el campo, donde vivía con su madre,el doctor Terufumi Sasaki, cirujanodel Hospital de la Cruz Roja, recordóuna desagradable pesadilla que habíatenido la noche anterior. La casa desu madre estaba en Mukaihara, a treintamillas de la ciudad, y el trayecto hastael hospital por tren y tranvía le demandabados horas. Había dormido maltoda la noche y se despertó una horamás temprano que de costumbre; sintiéndosepesado y .algo febril, se preguntósi iría o no al hospital; finalmentesu sentido del deber lo obligó a ir, yemprendió la marcha en un tren anterioral que tomaba todos los días. Elsueño lo había asustado particularmenteporque estaba muy asociado,aparentemente al menos, con la inquietanterealidad. Tenía solamenteveinticinco años y acababa de terminarsu práctica en la Universidad MédicaOriental, de Tsingtao, China.Era un poco idealista y lo afligíamucho la falta de transportes médicosen la zona donde vivía su madre.Por su cuenta, y sin permiso, habíacomenzado a visitar por las noches,a algunas personas enfermas, despuésde las ocho horas de hospital y lascuatro de viaje. Hacía poco se habíaenterado de que la pena para los quepracticaban sin permiso era severa;un colega al que le consultó sobre elparticular le dio una seria advertencia.A [27] pesar de ello, continuabapracticando. <strong>En</strong> su sueño, estaba a lacabecera de un paciente de esa zona,cuando la policía y el médico al cualél había hecho la consulta entraronen la habitación, lo aferraron, lo llevaronafuera y lo golpearon concrueldad. <strong>En</strong> el tren, ya casi habíadecidido dejar el trabajo enMukaihara, puesto que sería imposibleconseguir un permiso, debido aque las autoridades considerarían queeso iba a interferir en su trabajo enel Hospital de la Cruz Roja.Au terminus, il sauta aussitôt dans un At the terminus, he caught a streetcartram. (Plus tard, il calcula que, s’il avaitat once. (He [19] later calculatedpris le train qu’il prenait d’habitude et 65 that if he had taken his customary trains’il avait dû attendre le tram quelques that morning, and if he had had to waitminutes, comme il arrivait souvent, il eût a few minutes for the streetcar, as oftenété tout près du centre au moment dehappened, he would have been(explosion et y eût certainement trouvé close to the center at the time of the7011<strong>En</strong> la estación terminal tomó inmediatamenteel tranvía. (Más tarde calculó quesi esa mañana hubiera tomado el tren decostumbre, y si hubiera tenido que esperaral tranvía unos minutos, como le sucedíaa_menudo, habría estado muchomás cerca del centro en el momento de

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