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Hersey, John ''Hiroshima''-Fr-En-Sp-Sp

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tr. de G. Belmont <strong>Hersey</strong>’s Hiroshima tr. de J. G. Vásquez tr. de A. T. Weylandl’homme se rendit compte qu’une armoire prenait man finally saw that a bookcase wasappui sur les bouquins et qu’un gros madrier reposaitleaning on the books and that a heavyde tout son poids sur le meuble. « Atten-beam pressed down on the bookcase.dez, dit-il je vais chercher une traverse. » “Wait,” he said. “I’ll get a crowbar.”5Il se passa un long temps avant que The man was gone a long time,l’homme revînt, de fort mauvaise humeur,and when he came .back, he wascomme si le triste sort de la jeune ill-tempered, as if her plight werefille était sa faute à elle. « Il n’y a personneall her fault. “We have no men topour [75] vous aider ! cria-t-il 10 help you!” he shouted in throughpar le tunnel. Il faut vous débrouiller the tunnel. “You’ll have to gettoute seule pour sortir. »out by yourself.”ver que una estantería se inclinaba sobrelos libros y una viga pesada hacía presiónsobre la estantería. «Espere», dijo entonces.«Voy a buscar una palanca.»El hombre estuvo ausente un buentiempo, y estaba de mal humor cuandoregresó, como si la situación de la señoritaSasaki fuera culpa de ella. «¡No tenemospersonal para ayudarla!», le gritóa través del túnel. «Tendrá que arreglárselasusted misma para salir.»nalmente el hombre vio que una estanteríaestaba caída sobre los libros y que sobre laestantería había una pesada viga.—Espere —le dijo—. Conseguiré una palanca.El hombre tardó un largo rato en volver, ycuando lo hizo estaba de mal humor, como sila situación en que se encontraba la señoritaSasaki fuera exclusivamente culpa de ella.—¡No tenemos hombres para ayudarla!— gritó por el túnel—. Tendrá quesalir por sus propios medios.« Je ne peux pas, dit-elle. Ma “That’s impossible,” she said.jambe gauche... » L’homme était 15 “My left leg...” The man wentparti.away.«Es imposible», dijo ella. «Mi piernaizquierda...» Pero el hombre ya se habíaido.—Es imposible —dijo ella—. Mipierna izquierda...El hombre se fue. [53]Ce fut bien plus tard que plusieurs hommessurvinrent, qui tirèrent Mlle Sasaki de saprison. Sa jambe gauche n’était pas sectionnée; elle n’était que douloureusement brisée,20les chairs tailladées, et pendait de travers àpartir du genou. Les hommes la portèrent dansla cour. Il pleuvait. On l’assit à même le solsous la pluie. L’averse croissant en force, quelqu’undit à tous les blessés de chercher asile25dans les abris de l’usine. a Venez, dit à lajeune fille une femme qui n’était qu’une déchirure,vous n’avez qu’à sauter àcloche-pied. » Mais Mlle Sasaki ne pouvait 30bouger, et elle resta sous la pluie, à attendre.Puis un homme étaya contre le mur une grandeplaque de tôle ondulée de façon à former unesorte d’auvent, à l’abri duquel il porta la jeunefille dans ses bras. Elle en ressentit pour lui 35de la gratitude jusqu’au moment où l’hommerevint avec deux blessés - une femme qui avaitun sein complètement arraché et un hommedont le visage brûlé n’était que chair à vif[76] qu’il installa à ses côtés, sous l’abri rudimentaire.<strong>En</strong>suite, plus personne. La pluie40cessa ; le ciel restait couvert ; l’agrès-midiétait horriblement chaud. La nuit n’était pasencore tombée, que les trois grotesques, sousleur toit de tôle oblique et tordu, commençaientà exhaler45l’infection.Much later, several men cameand dragged Miss Sasaki out. Herleft leg was not severed, but it wasbadly broken and cut and it hungaskew below the knee. They tookher out into a courtyard. It was raining.She sat on the ground in therain. When the downpour increased,someone directed all the woundedpeople to take cover in the factory’sair-raid shelters. “Come along,” atorn-up woman said to her. “Youcan hop.” But Miss Sasaki could notmove, and she just waited in therain. Then a man propped up alarge sheet of corrugated iron as akind of lean-to, and took her in hisarms and carried her to it. She wasgrateful until he brought two horriblywounded people—a woman witha whole breast sheared off and aman whose face was all raw from aburn—to share the simple shed withher. No one came back. The raincleared [44] and the cloudy afternoonwas hot; before nightfall thethree grotesques under the slantingpiece of twisted iron began to smellquite bad.Mucho después, varios hombresllegaron y la arrastraron fuera. Supierna izquierda no había sidoamputada, pero tenía cortes graves ycolgaba, torcida, de la rodilla hacia abajo.La llevaron a un patio. Llovía. Ella sesentó sobre la tierra, bajo la lluvia. Cuandoempezó a llover más fuerte, alguien dio instruccionesa los heridos para que se protegieranen los refugios antiaéreas de la fábrica.«Venga», le dijo una mujer desgarrada.«Puede caminar con un solo pie.» Pero laseñorita Sasaki no podía moverse, y se limitóa esperar en medio de la lluvia. <strong>En</strong>toncesun hombre apoyó una gran lámina dehierro corrugado sobre la pared para utilizarlacomo cobertizo, y tomó a la señorita Sasakien brazos y la llevó hasta allí. Ella le estuvoagradecida hasta que el hombre trajo también ados personas horriblemente heridas —una mujera la cual le había sido arrancado un senoy un hombre [44] cuya cara estaba encarne viva por una quemadura— paraque compartieran la cabaña con ella.Nadie regresó. Cesó la lluvia, la tardenublada era caliente; antes del anochecer,los tres grotescos personajes bajoel trozo de hierro inclinado empezarona oler bastante mal.Mucho tiempo después, vinieron varioshombres y sacaron a la señorita Sasaki.Su pierna izquierda no estaba cortada, perosí gravemente fracturada y herida y colgabainerte desde debajo de la rodilla. Lallevaron a un patio. Llovía. Se sentó en elsuelo bajo la lluvia. Cuando el chaparrónarreciaba, alguien ordenó a todos los heridosque se refugiasen en los cobertizosantiaéreos de la fábrica.—Venga —le dijo una mujer herida—.Puede caminar a saltos.Pero la señorita Sasaki no podía moverse,y esperó bajo la lluvia. Luego unhombre enderezó una gran chapa de hierro_________ , formando con ella unaespecie de cobertizo, la tomó en brazosy la llevó hasta allí. Ella se sintió agradecidahasta que el hombre condujo allía dos personas horriblemente heridas —una mujer con todo un pecho cortado yun hombre con la cara en carne viva a causade las quemaduras — para que compartiesencon ella el precario refugio. Nadievolvió. La lluvia cesó y la tarde nubladase tornó más cálida; antes del crepúsculolos tres grotescos personajes de bajo lachapa de hierro retorcido comenzaron aoler mal.L’ancien chef de l’Association deQuartier de Nobori-cho, à laquelle étaientrattachés les prêtres catholiques, était un 50homme énergique, du nom de Yoshida. 11s’était vanté, lorsqu’il avait eu la chargede la D. P. du secteur, de ce que le feupourrait bien dévorer tout Hiroshima, jamaisil ne toucherait à Nobori-cho. La 55bombe jeta bas sa maison, et une solive lecloua lui-même au sol, lui paralysant lesjambes, bien en vue de la maison des jésuites,en face, et des gens qui se hâtaientde fuir dans la rue. Dans la confusion de 60la panique, Mme Nakamura et ses enfants,le Père Kleinsorge, M. Fukai sur le dos,le remarquèrent à peine ; il n’était qu’undes vagues éléments du brouillard de souffranceau milieu [77] duquel tous ces gens 65se mouvaient. Ses appels au secours restèrentsans réponse ; tant d’êtres appelaient,qu’on ne pouvait les entendre séparément.Comme les autres, Mme70THE FORMER head of theNobori-cho Neighborhood Associationto which the Catholic priests belongedwas an energetic man namedYoshida. He had boasted, when hewas in charge of the district air-raiddefenses, that fire might eat away allof Hiroshima but it would nevercome to Nobori-cho. The bomb blewdown his house, and a joist pinnedhim by the legs, in full view of theJesuit mission house across the wayand of the people hurrying along thestreet. In their confusion as they hurriedpast, Mrs. Nakamura, with herchildren, and Father Kleinsorge, withMr. Fukai on his back, hardly sawhim; he was just part of the generalblur of misery through which theymoved. His cries for help brought noresponse from them; there were somany people shouting for help that they27El antiguo jefe de la Asociación deVecinos de Nobori-cho a la cual pertenecíanlos sacerdotes católicos era unhombre enérgico llamado Yoshida.Cuando estaba a cargo de las defensasantiaéreas del barrio, se había jactado deque el fuego podría consumir todaHiroshima pero no llegaría nunca aNobori-cho. La bomba echó su casa abajo,y una viga sobre sus piernas lo dejóparalizado con una vista perfecta haciala casa de la misión jesuita y hacia lagente que pasaba deprisa por la calle. <strong>En</strong>medio de la confusión, la señoraNakamura, sus niños y el padreKleinsorge con el señor Fukai a cuestas,estuvieron a punto de no verlo al pasar;Yoshida era apenas una parte del borrosoescenario de miseria a través del cualse movían. Sus gritos de auxilio no obtuvieronrespuesta; había tanta gente pidiendoauxilio a gritos, que el grupo noEl anterior presidente de la AsociaciónVecinal de Nobori-chico, a la quepertenecían los sacerdotes católicos, eraun hombre enérgico llamado Yoshida.Se había jactado, cuando estuvo a cargode las defensas antiaéreas del distrito,de que el fuego podía consumir atoda Hiroshima, pero que nunca llegaríaa Nobori-chico. La bomba derrumbósu casa, y una viga lo atrapó porlas piernas; podía ver claramente la casade la Misión jesuítica al otro lado de lacalle, y la gente corriendo para ponersea salvo. <strong>En</strong> la confusión, mientraspasaban apurados la señora Nakamuracon sus hijos, y el padre Kleinsorge conel señor Fukai a la espalda, apenas lovieron: formaba parte de la desdichageneral a través de la cual se movian.Sus gritos pidiendo auxilio no encontraronrespuesta; había tanta gente pidiendoauxilio que era imposible oírlo

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