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Hersey, John ''Hiroshima''-Fr-En-Sp-Sp

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tr. de G. Belmont <strong>Hersey</strong>’s Hiroshima tr. de J. G. Vásquez tr. de A. T. WeylandKleinsorge couvrit d’un lambeaud’étoffe les yeux du Père Schiffer, depeur que le blessé, affaibli, n’allâts’imaginer qu’il devenait fou. La tempêtebalaya Mme Murata, la femme de 5charge de la mission, qui était assise toutprès de la rivière, et la fit rouler en basde la berge, la précipitant sur un endroitrocheux où l’eau était peu profonde etd’où elle sortit, les pieds nus en sang. 10Le tourbillon se déplaça ensuite vers lemilieu de la rivière, où il pompa unecolonne d’eau et finit par s’épuiser.matting. Father Kleinsorge put apiece of cloth over FatherSchiffer’s eyes, so that the feebleman would not think he was goingcrazy. The gale blew Mrs. Murata,the mission housekeeper, who wassitting close by the river, downthe embankment at a shallow,rocky place, and she came outwith her bare feet bloody. Thevortex moved out onto the river,where it sucked up a waterspoutand eventually spent itself.puertas, trozos de esteras. El padreKleinsorge cubrió con una tela los ojosdel padre Schiffer, para que el pobre hombreno creyera que estaba enloqueciendo.El vendaval arrastró por el terraplén a laseñora Murata —el ama de llaves de lamisión, que estaba sentada cerca delrío—, la llevó contra un lugar pandoy rocoso, y ella salió del agua conlos pies descalzos cubiertos de sangre.El vórtice se trasladó al río,donde absorbió una tromba y eventualmentese extinguió.papeles, puertas, trozos de esteras.El padre Kleinsorge cubrió los ojosdel padre Schiffer con un trozo degénero para que no creyese estarenloqueciendo. El viento arrastróa la señora Murata, el ama de llavesde la misión, que estaba sentadamuy cerca del río, a un lugar rocosoy poco profundo de donde saliócon un pie desnudo sangrando.El remolino se desplazó hacia [61]el río, donde absorbió mucha agua,y finalmente se disipó.Après le cyclone, M. Tanimoto 15recommença à panser des blesséset le Père Kleinsorge demanda àl’étudiant là [89] vinssent avec dusecours chercher les PèresSchiffer et La Salle. L’étudiant 20prit place sur la barque de M.Tanimoto et s’éloigna en mêmetemps que ce dernier. Le PèreKleinsorge demanda à MmeNakamura si elle n’aimerait pas 25partir pour Nagatsuka avec lesprêtres, quand ils arriveraient.Elle lui dit qu’elle avait avec elledes bagages, que ses enfantsétaient malades - ils vomissaient 30encore de temps à autre, de mêmequ’elle, aussi bien - et qu’elleavait peur, en conséquence, de semettre en chemin. Le religieux luidit qu’il pensait que les prêtres du 35noviciat pourraient revenir lachercher le lendemain, avec unecharrette à bras.After the storm, Mr. Tanimotobegan ferrying [52] people again,and Father Kleinsorge asked thetheological student to go acrossand make his way out to the JesuitNovitiate at Nagatsuka, aboutthree miles from the center oftown, and to request the prieststhere to come with help for FathersSchiffer and LaSalle. The studentgot into Mr. Tanimoto’s boat andwent off with him. FatherKleinsorge asked Mrs. Nakamuraif she would like to go out toNagatsuka with the priests whenthey came. She said she had someluggage and her children weresick—they were still vomitingfrom time to time, and so, for thatmatter, was she—and therefore shefeared she could not. He said hethought the fathers from the Novitiatecould come back the nextday with a pushcart to get her.Después de la tormenta, el señorTanimoto comenzó de nuevo a transportargente, y el padre Kleinsorge lepidió al estudiante [51] de teologíaque cruzara el río, fuera hasta el noviciadojesuita en Nagatsuka, a unoscinco kilómetros del centro de la ciudad,y pidiera a los sacerdotes del lugarque trajeran ayuda para el padreSchiffer y el padre La Salle. El estudiantesubió al bote del señorTanimoto y partió con él. El padreKleinsorge preguntó a la señoraNakamura si le gustaría ir aNagatsuka con los curas cuandoellos vinieran. Ella dijo que teníademasiado equipaje y que sus niñosestaban enfermos —aún vomitabande vez en cuando, y, para ser exactos,también ella—, y temía por lotanto que no sería capaz. Él dijoque quizá los padres del noviciadopodrían venir a buscarla al día siguientecon un carrito.Después de la tormenta, el señorTanimoto siguió transportando gentey el padre Kleinsorge le pidió alestudiante de teología que tratarade llegar hasta el Noviciadojesuítico de Nagatsuka, a unas tresmillas del centro de la ciudad, parapedirle a los sacerdotes que viniesena prestar ayuda a los padresSchiffer y LaSalle. El estudiantesubió a la embarcación del señorTanimoto y se fue con él. El padreKleinsorge le preguntó a la señoraNakamura si le gustaría ir aNagatsuka con los sacerdotes, cuandoéstos viniesen. Ella contestó quetenía algún equipaje y que sus hijosestaban enfermos —todavía vomitabande vez en cuando, y en ‘realidadella también — y que por lo tantotemía no poder ir. El dijo que eraposible que los sacerdotes del Noviciadovolviesen al día siguiente abuscarla con una carreta.Tard dans l’après-midi, alors qu’il 40prenait pied sur la berge pour s’arrêterquelque temps, M. Tanimoto, à l’énergieet à l’esprit d’initiative duquel nombrede gens avaient fini par s’en remettre,entendit réclamer à manger. Il consulta 45le Père Kleinsorge, et tous deuxdécidèrent de retourner en ville, pouraller chercher du riz stocké dans l’abride l’Association de Quartier de M.Tanimoto et dans celui de la mission. Le 50Père Cieslik et deux ou trois autres personnesles accompagnèrent. Toutd’abord, lorsqu’ils se retrouvèrent parmiles rangées de maisons [80] fauchées, ilsne surent plus où ils étaient ; le changementétait trop brutal, d’une ville qui, le55matin même, bourdonnait de ses deuxcent quarante-cinq mille vies humaines,en un simple tracé de ruines, dansl’après-midi. L’asphalte des chaussées 60était encore mou et brûlant, du fait del’incendie et le fouler n’était guèreagréable. Ils ne rencontrèrent qu’uneseule personne, une femme, qui leur dit,alors qu’ils passaient : « Mon mari est 65sous ce tas de cendres, » A la mission,où M. Tanimoto se sépara du groupe, lePère Kleinsorge fut consterné à la vue dubâtiment, complètement rasé. Dans le70Late in the afternoon, when hewent ashore for a while, Mr.Tanimoto, upon whose energy andinitiative many had come to depend,heard people begging forfood. He consulted FatherKleinsorge, and they decided to goback into town to get some ricefrom Mr. Tanimoto’s NeighborhoodAssociation shelter and fromthe mission shelter. Father Cieslikand two or three others went withthem. At first, when they gotamong the rows of prostratehouses, they did not know wherethey were; the change was too sudden,from a busy city of two hundredand forty—five thousand thatmorning to a mere pattern of residuein the afternoon. The asphaltof the streets was still so soft andhot from the fires that walking wasuncomfortable. They encounteredonly one person, a woman, whosaid to them as they passed, “Myhusband is in those ashes.” [53] Atthe mission, where Mr. Tanimotoleft the party, Father Kleinsorgewas dismayed to see the buildingrazed. In the garden, on the way33Al final de la tarde, cuando pudoquedarse durante un rato en la orilla,el señor Tanimoto —de cuyaenergía muchos habían llegado a depender—escuchó que había gentesuplicando por algo de comer. Consultócon el padre Kleinsorge, y decidieronregresar a la ciudad paratraer arroz del refugio de la misióny también de la Asociación de Vecinos.El padre Cieslik y otros doso tres los acompañaron. Al principio,cuando se vieron entre las filasde casas postradas, no supieronbien dónde se encontraban; el cambiohabía sido demasiado repentino:de una ciudad activa de doscientoscincuenta mil habitantes en la mañana,a un mero patrón de residuosen la tarde. El asfalto de las callesestaba aún tan caliente y tan blandodebido a los incendios, que caminarsobre él resultaba incómodo.Sólo se toparon con una persona,una mujer que les dijo al pasar:«Mi marido está en esas cenizas».Al llegar a la misión —aquí, el señorTanimoto se separó del grupo—,el padre Kleinsorge sintió consternaciónal ver el edificio arrasado: <strong>En</strong> elMucho más tarde, cuando bajó atierra por un rato, el señorTanimoto, de cuya energía e iniciativahabían llegado a depender muchaspersonas, oyó que la gente pedíacomida. Consultó con el padreKleinsorge y ambos decidieron volvera la ciudad para buscar un pocode arroz del refugio de la AsociaciónVecinal del señor Tanimoto, y delrefugio de la misión. El padreCieslik y dos o tres más fueron conellos. Al principio, cuando se internaronentre las filas de casas derrumbadas,no supieron dónde estabanpues el cambio había sido demasiadorepentino: de una activaciudad de 245.000 habitantes queera por la mañana, quedaba una merahuella de residuos por la tarde. Elasfalto de las calles estaba todavíatan blando y caliente a causa de losincendios, que era difícil caminar.Se encontraron con una sola persona,una mujer, que les dijo al pasar:—Mi marido está en esas cenizas. [62]<strong>En</strong> la misión, donde el señorTanimoto se separó de los otros, elpadre Kleinsorge se sintió desoladoal ver el edificio destruido. <strong>En</strong> el jar-

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