12.07.2015 Views

Hersey, John ''Hiroshima''-Fr-En-Sp-Sp

Hersey, John ''Hiroshima''-Fr-En-Sp-Sp

Hersey, John ''Hiroshima''-Fr-En-Sp-Sp

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

tr. de G. Belmont <strong>Hersey</strong>’s Hiroshima tr. de J. G. Vásquez tr. de A. T. Weylandque l’hôpital ne [121] j’occupait que was a hospital for operative surgicaldes cas qui nécessitaient une interventioncases only, and because shechirurgicale, et que, n’étant pas had no gangrene, she would havemenacée de gangrène, elle devrait regagnerto return to Hiroshima that night.Hiroshima le soir même. Pour-5 But then the doctor took her tem-tant, lui ayant pris sa température, ce perature, and what he saw on thequ’il lut sur le’ thermomètre le décida thermometer made him decide toà la garder.let her stay.casos de cirugía exclusivamente, y,puesto que la paciente no tenía gangrena,tendría que regresar aHiroshima esa misma noche. Pero entoncesel doctor le tomó la temperatura,y lo que vio en el termómetro lehizo permitir que la paciente se quedara.clusivamente quirúrgicos, y comono había gangrena, la señoritaSasaki tendría que regresar aHiroshima esa misma noche. Perocuando le tomó la temperatura,lo que vio en el termómetro hizoque se decidiera a dejarla quedarse.Ce même 8 août, le Père Cieslik retournaen ville pour tâcher de retrouver10M. Fukai, le secrétaire japonais du diocèse,qui, malgré qu’il en eût, était sortide la ville en flammes sur le dos du PèreKleinsorge, pour s’échapper ensuite et reveniren courant, tel un dément, au coeur15de l’incendie. Le Père Cieslik commençases recherches dans le voisinage du pontde Sakaï, où les jésuites avaient vu M.Fukai pour la dernière fois ; il poussa jusqu’auChamp de Manoeuvre de l’Est,20zone d’évacuation, où le malheureux secrétaireavait pu se réfugier, et le cherchaparmi les blessés et les morts quigisaient là; enfin il alla aux renseignementsà la préfecture de police. I1 ne25put trouver la moindre trace de [122]l’homme. De retour au noviciat, cesoir-là, l’étudiant en théologie, quipartageait à la mission la chambre de 30M. Fukai, raconta aux prêtres que lesecrétaire lui avait déclaré, au coursd’une alerte, un des jours qui avaientprécédé immédiatement le bombardement:u Le Japon se meurt. S’il y a 35un véritable raid sur Hiroshima, monseul désir sera de mourir avec monpays. » Les prêtres en conclurent queM. Fukai s’était échappé pour courirs’immoler dans les flammes. Jamais 40aucun d’eux ne devait le revoir.THAT DAY, August 8th, FatherCieslik went into the city to lookfor Mr. Fukai, the Japanese secretaryof the diocese, who had riddenunwillingly out of the flamingcity on Father Kleinsorge’s backand then had run back crazily intoit. Father Cieslik started huntingin the neighborhood of SakaiBridge, where the Jesuits had lastseen Mr. Fukai; he went to the EastParade Ground, the evacuationarea to which the secretary mighthave gone, and looked for himamong the wounded and deadthere; he went to the prefecturalpolice and made inquiries. Hecould not find any trace of theman. Back at the Novitiate thatevening, the theological student,who had been rooming with Mr.Fukai at the mission house, toldthe priests that the secretary hadremarked to him, during anair-raid alarm one day not longbefore the bombing, “Japan is dying.If there is a real air raid herein Hiroshima, I want to die with ourcountry.” The priests concludedthat Mr. Fukai had run [73] back toimmolate himself in the flames.They never saw him again.Ese día, 8 de agosto, el padreCieslik fue a la ciudad para buscar alseñor Fukai, el secretario japonés dela diócesis, que cuando la ciudad sequemaba había salido contra su voluntadsobre [69] la espalda del padreKleinsorge, y luego, en un acto de locura,había decidido regresar. El padreCieslik comenzó la búsqueda enlos alrededores del puente Sakai, dondelos jesuitas habían visto al señorFukai por última vez; fue a la Plazade Armas del Oriente, la zona de evacuacióna la cual habría podido dirigirseel secretario, y lo buscó entre losheridos y entre los muertos; fue a laprefectura de policía e indagó al respecto.No encontró rastro alguno delhombre. <strong>En</strong> la tarde, de regreso al noviciado,el estudiante de teología, quehabía compartido habitación con elseñor Fukai en la misión, le dijo a lossacerdotes que poco antes de la bomba,durante una alarma de ataque aéreo,el secretario le había comentado:«El Japón se muere. Si llega a haber unbombardeo de verdad en Hiroshima,quiero morir con nuestra patria». Lossacerdotes concluyeron que el secretariohabía regresado a la ciudad parainmolarse entre sus llamas. Nunca lovolvieron a ver.Ese día, 8 de agosto, el padreCieslik fue a la ciudad para buscar alseñor Fukai, el secretario japonés dela diócesis, que sobre las espaldas delpadre Kleinsorge, había salido de malagana de la ciudad en llamas, para volverlocamente a ella después. El padreCieslik comenzó sus indagaciones enlas proximidades del puente Sakai, queera donde los jesuitas habían visto porúltima vez al señor Fukai; fue hasta elCampo de Desfile del Este, área deevacuación a la cual era posible quehubiese ido el secretario, y lo buscóentre los heridos y los muertos de eselugar; luego fue a la Prefectura [82]de policía e hizo averiguaciones. Nopudo hallar una sola huella del hombre.Esa noche, de vuelta en el Noviciado,el estudiante de teología que enla casa de la misión había compartidosu dormitorio con el señor Fukai lesdijo a los sacerdotes que el secretariole había confiado, durante una alarmaantiaérea no mucho antes de la bomba:—Japón está muriendo. Si llega a haberun verdadero bombardeo sobre Hiroshima,yo quiero morir junto con mi patria.Los sacerdotes sacaron en conclusiónque el señor Fukai había regresadoa inmolarse en las llamas. Nuncamás lo volvieron a ver.A l’hôpital de la Croix-rouge, le docteurSasaki travailla trois jours d’affiléesans prendre une seule heure de sommeil. 45Le second jour, il entreprit de recoudre lescoupures les plus graves, et au cours de lanuit et du jour qui suivirent, il fit des pointsde suture, sans interruption. Nombre deplaies étaient envenimées. Par bonheur, 50quelqu’un avait retrouvé intacte une provisionde narucopon, sorte de calmant japonais,qu’il administra à ceux qui souffraient[123] le plus. Le bruit courait parmile personnel que la bombe, en plus de sa 55puissance, devait présenter certains caractèresspéciaux, car le sous-directeur del’hôpital, qui, le second jour,. était descenduau sous-sol, dans la chambre forteoù l’on tenait la réserve de plaques à rayons 60X, avait trouvé ces dernières toutes voilées,sans exception, telles quelles. Le mêmejour, un médecin et dix infirmières arrivèrenten renfort de la ville de Yamaguchi,en même temps qu’une provision de pansementset d’antiseptiques ; et le troisième65jour, un second médecin et une autre douzained’infirmières débarquèrent de Matsuo- ce qui n’empêchait qu’il n’y eût toujours70AT THE Red Cross Hospital,Dr. Sasaki worked for threestraight days with only one hour’ssleep. On the second day, he beganto sew up the worst cuts, andright through the following nightand all the next day he stitched.Many of the wounds were festered.Fortunately, someone had foundintact a supply of narucopon, aJapanese sedative, and he gave itto many who were in pain. Wordwent around among the staff thatthere must have been somethingpeculiar about the great bomb, becauseon the second day thevice-chief of the hospital wentdown in the basement to the vaultwhere the X-ray plates were storedand found the whole stock exposedas they lay. That day, a fresh doctorand ten nurses came in from thecity of Yamaguchi with extra bandagesand antiseptics, and the thirdday another physician and a dozenmore nurses arrived fromMatsue—yet there were still only47<strong>En</strong> el hospital de la Cruz Roja, eldoctor Sasaki trabajó durante tres díasseguidos con sólo una hora de sueño.El segundo día lo dedicó a coser lasheridas más graves, y a través de lanoche y durante el día siguiente lassuturó. Muchas de las heridas se habíanenconado. Afortunadamente, alguienhabía encontrado una provisiónintacta de narucopon, un sedante japonés,y el doctor pudo repartirlo entrelos más adoloridos. Empezó a correrel rumor dentro del personal delhospital de que había algo muy particularacerca de la gran bomba, porqueal segundo día el subdirector delhospital bajó a la bóveda del sótanoen la cual se conservaban las láminasde rayos X, y las encontró en su lugar,pero ya expuestas. Ese día, unnuevo doctor y tres enfermeras llegarondesde la ciudad de Yamaguchitrayendo vendajes de repuesto [70]y antisépticos, y al tercer díaotro médico y una docena de enfermerasllegaron desde Matsue,y aun así había solamente ocho<strong>En</strong> el Hospital de la Cruz Roja,el doctor Sasaki trabajó tres días seguidoscon sólo una hora de sueño. Alsegundo día comenzó a suturar lascortaduras más graves, y toda la nochey el día siguientes continuó haciendolo mismo. Muchas de las heridasestaban ulceradas. Afortunadamente,alguien encontró intacta unaprovisión de narucopon, sedante japonés,y el doctor se lo administró amuchos de los atenaceados por el dolor.<strong>En</strong>tre el personal del hospital comenzóa circular el rumor de que la granbomba debía de tener algo muy particular,puesto que al segundo día el vicedirectordel hospital bajó al sótano, a la sala dondeestaban almacenadas las placas de rayosX, y se encontró con que todas las películasestaban expuestas, en el mismo lugaren que se las había guardado. Ese díallegaron desde la ciudad de Yamaguchiun doctor nuevo y diez enfermeras, conmás vendajes y antisépticos, y eltercer día llegaron de Matsueotro médico y otra docena de enfermeras:no obstante, había sólo

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!