tr. de G. Belmont <strong>Hersey</strong>’s Hiroshima tr. de J. G. Vásquez tr. de A. T. WeylandNakamura et le Père Kleinsorge allèrent could not hear him separately. They andleur chemin. Nobori-cho devint absolumentall the others went along. Nobori-cho be-désert, et l’incendie fit rage. M. came absolutely deserted, and the fireYoshida vit la maison de la mission, qui swept through it. Mr. Yoshida saw theétait en bois - et le seul bâtiment qui demeurât5 wooden mission house—the onlydebout dans le quartier flamber erect building in the area—go up incomme une boite d’allumettes, tandis que a lick of flame, and the heat was terrificla chaleur qui le frappait au visage devenaiton his face. Then flames cameterrifiante. Puis le feu traversa la rue along his side of the street and enteredhis house. In a paroxysm ofet pénétra dans sa maison. Au comble de 10la terreur, il trouva la force de se dégager terrified strength, he freed himselfet se mit à courir le long des avenues de and ran down the alleys ofNobori-cho, cerné par le feu dont il avait Nobori-cho, hemmed in by the firedit qu’il ne passerait jamais. Du coup, il he had said would never come. Hefut métamorphosé sur-le-champ en 15 began at once to behave like an oldvieillard; deux mois plus tard, ses cheveux man; two months later his hair wasétaient tout blancs.white. [45]pudo escucharlo a él por separado. Igualque ellos, los demás siguieron su camino.Nobori-cho quedó absolutamente desierto,barrido por el fuego. El señorYoshida vio la misión de madera —elúnico edificio erguido de la zona— arderen una llamarada, y sintió un calorterrible en la cara. <strong>En</strong>tonces las llamasllegaron por su lado de la calle y entrarona su casa. <strong>En</strong> un paroxismo de fuerzaaterrorizada se liberó y corrió por los callejonesde Nobori-cho, encerrado porel fuego que, según había dicho, no llegaríanunca. Comenzó de inmediato acomportarse como un anciano. Dos mesesdespués, su pelo estaba completamenteblanco. [45]a él separadamente. Ellos y todos losotros pasaron de largo. Nobori-chicoquedó absolutamente desierto, y el fuegoreptó a través de sus calles. El señorYoshida vio la casa de madera de laMisión —único edificio de la zona enpie— inflamarse en una sola llamarada,y el calor fue terrible en su cara.<strong>En</strong>tonces las llamas llegaron hasta suvereda y entraron en su casa. <strong>En</strong> el paroxismodel terror, sacó fuerzas y corriópor los callejones de Nobori-chico,acosado por el fuego que él habíadicho que nunca llegaría. Inmediatamentecomenzó a comportarse como unviejo; dos meses más tarde tenía el peloblanco.Le docteur Fujii se tenait enfoncé dans AS DR. Fujii stood in the river upl’eau de la rivière jusqu’au cou, pour éviter la 20 to his neck to avoid the heat of thechaleur torride de (incendie. Cependant, [78] fire, the wind blew stronger and stronger,le vent s’était mis à souffler de plus en plusand soon, even though the ex-fort ; bientôt, et si étroit que fût en ce point le panse of water was small, the wavesbras du delta, les vagues montèrent si haut que grew so high that the people under theles gens sous le pont eurent du mal à ne pas 25 bridge could no longer keep theirperdre pied. Le docteur Fujii se rapprocha de footing. Dr. Fujii went close to thela berge, s’accroupit et se cramponna de son shore, crouched down, and embracedbras valide à une grosse pierre. Peu après, il a large stone with his usable arm.devint impossible de guéer, fût-ce tout près Later it became possible to wadedu bord; le docteur Fujii et ses deux infirmières30 along the very edge of the river, andsurvivantes remontèrent la rive jus-Dr. Fujii and his two surviving nursesqu’à quelque deux cents mètres de là - jusqu’àmoved about two hundred yards up-une étendue de sable non loin du parc stream, to a sandspit near AsanoAsano. De nombreux blessés étaient couchés Park. Many wounded were lying onlà. Il y avait notamment le docteur Machii et 35 the sand. Dr. Machii was there withsa famille; sa fille, qui était dehors lors de his family; his daughter, who hadl’explosion de la bombe, avait de fortes brûluresbeen outdoors when the bomb burst,aux mains et aux jambes; mais par bon-was badly burned on her hands andheur le visage était épargné. Bien que son legs but fortunately not on her face.épaule lui fît alors terriblement mal, le docteur40 Although Dr. Fujii’s shoulder was byFujii examina, non sans curiosité, les now terribly painful, he examined thebrûlures de la jeune fille. Puis il se coucha. girl’s burns curiously. Then he lay<strong>En</strong> dépit de tant de misère qui l’entourait, il down. In spite of the misery allavait honte de sa tenue et il fit observer au around, he was ashamed of his appearance,and he remarked to Dr.docteur Machii qu’il avait conscience de ressembler45à un mendiant, vêtu qu’il était de ses Machii that he looked like a beggar,seuls sousvêtements en loques et tachés de dressed as he was in nothing but tornsang. Tard dans (après-midi, quand le feu and bloody underwear. Later in thecommença [79] sà diminuer, il décida de afternoon, when the fire began to subside,he decided to go to his parentalpousser jusqu’à la maison de ses parents, dans 50le faubourg de Nagatsuka. Il demanda au docteurhouse, in the suburb of Nagatsuka. HeMachii de se joindre à lui, mais le doc-asked Dr. Machii to join him, but theteur répondit que sa famille et lui passeraient Doctor answered that he and his familyla nuit sur la lagune, à cause des blessures dewere going to spend the night onsa fille. Le docteur Fujii, suivi de ses infirmières,55 the spit, because of his daughter’sse rendit donc d’abord à pied à Ushida injuries. Dr. Fujii, together with hisoù, dans la demeure en partie détruite de parentsnurses, walked first to Ushida, where,à lui, , il retrouva du matériel de panse-in the partially damaged house ofments sommaires qu’il y avait entreposé. Les, some relatives, he found first-aid materialshe had stored there. The twodeux infirmières soignèrent ses blessures, 60puis lui, soigna les leurs. Ils se remirent en nurses bandaged him and he them.route. La plupart des gens ne marchaient plus They went on. Now not [46] manydans les rues, maintenant; on les voyait assis people walked in the streets, but aou couchés sur la chaussée, vomissant, attendantgreat number sat and lay on the pavevresla mort, mourant. Le nombre de cada-65 ment, vomited, waited for death, andque l’on rencontrait sur la route de died. The number of corpses on theNagatsuka tenait d’un mystère qui s’épaississait way to Nagatsuka was more and moreau fur et à mesure qu’on avançait. Le docteur se puzzling. The Doctor wondered:demandait: Est-ce que vraiment, une corbeille de Could a Molotov flower basket have7028Mientras el doctor Fujii permanecíacon el agua al cuello para evitar el calordel fuego, el viento empezó a soplarcon más y más fuerza, y muy pronto,aunque la extensión de agua no erademasiado amplia, las olas crecierontanto que a la gente bajo el puente lefue difícil conservar el equilibrio. Eldoctor Fujii se acercó a la orilla, se agachóy abrazó una piedra grande con subrazo útil. Después fue posible caminarpor el borde del río, y el doctorFujii, con sus dos enfermeras sobrevivientes,se desplazó poco menos dedoscientos metros río arriba, hasta unbanco de arena cerca del parqueAsano. Muchos heridos yacían sobre laarena. El doctor Machii y su familia estabanallí; su hija, que estaba fuera decasa cuando estalló la bomba, tenía gravesquemaduras en las manos y piernas,pero no en la cara, por fortuna. Aunqueel hombro le dolía cada vez más,el doctor Fujii examinó con curiosidadlas heridas de la joven. Después se recostó.A pesar de la miseria que lo rodeaba,lo avergonzaba su facha, y le comentóal doctor Machii que vestido así,con su ropa interior rasgada y ensangrentada,parecía un mendigo. Más tarde,cuando el fuego empezó a ceder,decidió ir a casa de sus padres, en elsuburbio de Nagatsuka. Le pidió al doctorMachii que lo acompañara, pero ésterespondió que su familia y él pasaríanla noche en el banco de arena, debido alas heridas de su hija. El doctor Fujiillegó caminando a Ushida junto con susenfermeras, y encontró materiales deprimeros auxilios en la casa, parcialmentedañada, de unos familiares. Lasenfermeras lo vendaron; él las vendó aellas. Continuaron su camino. Ahora nohabía demasiada gente caminando porlas calles, pero muchos aparecían sentadoso acostados sobre el pavimento,vomitando, esperando la muerte, muriendo.El número de cadáveres en elcamino a Nagatsuka era mayor y másinquietante. El doctor se preguntaba:¿es posible que una canasta MolotovMientras el doctor Fujii estabaen el río con el agua al cuello paraevitar el calor del fuego, el vientosopló cada vez con más fuerza, ypronto, aun cuando el caudal deagua era pequeño, las olas se hicierontan altas que la gente ya no podíahacer pie bajo el puente. El doctorFujii se acercó a la playa, seagachó y con el brazo sano se aferróa una gran piedra. Más tarde fueposible vadear la orilla del río, y eldoctor Fujii y sus dos enfermeras sobrevivientesse movieron unos doscientosmetros aguas arriba, hasta un banco dearena cerca del parque Asano. Muchosheridos yacían en la arena. Allí estabael doctor Machii con su familia: la hija,que se encontraba fuera de la casa cuandoestalló la bomba, tenía quemadurasgraves en las manos y en las piernas,pero afortunadamente no en lacara. Aunque para entonces al doctorFujii le dolía terriblemente el hombro,examinó con curiosidad las quemaduras dela chica. Luego se recostó. A pesar del caosque lo rodeaba, estaba avergonzado [55] de suapariencia, y le hizo notar al doctor Machiique parecía un mendigo, vestido como estabacon sólo ropa interior raída y ensangrentada.Más tarde, cuando el fuego comenzó a ceder,decidió dirigirse a casa de sus padres, en elsuburbio de Nagatsuka. Le pidió al doctorMachii que lo acompañase, pero éste respondióque él y su familia pensaban quedarse apasar la noche en el banco de arena, a causade las heridas de la hija. El doctor Fujii,juntamente con sus enfermeras, caminóhasta Ushida, donde, en la casa dañada amedias de unos parientes, encontró materialesde primeros auxilios guardadosallí. El y las enfermeras se vendaron mutuamente.Continuaron camino. Ahorano había mucha gente caminando por lascalles, pero un gran número yacía en elpavimento, sentados o acostados, vomitaban,esperaban la muerte, y morían. Elnúmero de cadáveres en el camino aNagatsuka era cada vez más desconcertante.El doctor se preguntaba si una«canastilla de flores Molotov» podía
tr. de G. Belmont <strong>Hersey</strong>’s Hiroshima tr. de J. G. Vásquez tr. de A. T. Weylandfleurs Molotov avait pu faire tant de mal?done all this?cause todo esto? [46]haber hecho todo eso.Le docteur Fujii atteignit sa demeure familialeDr. Fujii reached his family’sdans la soirée. Elle était à huit kilomè-house in the evening. It was fivetres du centre de la ville : le toit s’était écroulé 5 miles from the center of town, butà l’intérieur de la maison, tous les carreaux its roof had fallen in and the windowsdes fenêtres étaient en miettes. [80]were all broken.El doctor Fujii llegó a la casa de sufamilia al atardecer. La casa estaba aocho kilómetros del centro de la ciudad,pero su techo se había caído y todoslos cristales estaban rotos.El doctor Fujii llegó a casa de su familiapor la noche. Distaba cinco millasdel centro de la ciudad, pero el techo sehabía hundido y todas las ventanas estabanrotas.Tout le jour, les gens ne cessèrentd’affluer dans le parc Asano. Cette 10propriété privée se trouvait assezloin du centre de l’explosion pourque ses bosquets de bambous, depins, de lauriers et d’érables fussentencore debout et que cotte verdure 15fût une invite aux réfugiés - eu partieparce qu’ils avaient la convictionque si les Américains revenaient, ilsne bombarderaient que les maisons ;en partie parce que le feuillage leur 20apparaissait comme un pôle de fraîcheuret de vie; et en partie aussi (àen croire certains) à cause d’un instinctirrésistible, d’un atavisme quiles poussait à se mettre à l’abri sous 25des arbres. Mme Nakamura et ses enfantsfurent parmi les premiers arrivéset s’installèrent dans le massifde bambous qui bordait la rivière.Tous quatre avaient très soif et burentà même l’eau courante. Ils30eurent aussitôt la nausée et se mirentà vomir; la nausée ne les quitta pasde la journée. Il en alla de mêmepour d’autres ; tous s’imaginèrent 35(probablement à cause [81] de laforte odeur d’ionisation, de ce cc relentd’électricité » que laissait l’actiondésintégrante de la bombe) quece qui les rendait malades, c’était un 40gaz projeté par les Américains.Quand le Père Kleinsorge et lesautres prêtres arrivèrent dans leparc, saluant d’un signe de tête leursamis en passant. les Nakamura 45étaient tous malades et prostrés. Unefemme, du nom d’Isawaki, voisine dela mission et assise non loin desNakamura, se leva pour demander auxprêtres si mieux valait rester où elle 50était ou les suivre. Le Père Kleinsorgelui répondit : cc Je ne sais pas très bienmoi-même où l’on est le plus en sûreté.» Elle resta donc où elle était, et plustard dans la journée, bien qu’elle ne 55portât aucune trace visible de blessure,mourut. Les prêtres continuèrent quelquetemps au bord de la rivière et s’installèrentparmi les fourrés. Le Père LaSalle s’étendit et s’endormit aussitôt. 60L’étudiant en théologie, qui étaitchaussé de pantoufles, avait emportéavec lui un baluchon de vêtements oùil avait empaqueté deux paires dechaussures en cuir. Lorsqu’il se fut 65assis avec les autres, il s’aperçut clacle baluchon s’était défait, clac deuxchaussures en étaient tombées en routeet qu’il ne lui [82 ] restait plus que deux70ALL DAY, people poured intoAsano Park. This private estatewas far enough awayfrom the explosion so that itsbamboos, pines, laurel, andmaples were still alive, andthe green place invitedrefugees—partly because theybelieved that if the Americanscame back, they would bomb onlybuildings; partly because the foliageseemed a center of coolness andlife, and the estate’s exquisitelyprecise rock gardens, with theirquiet pools and arching bridges,were very Japanese, normal, secure;and also partly (according to somewho were there) because of an irresistible,atavistic urge to hide underleaves. Mrs. Nakamura and her childrenwere among the first to arrive,and they settled in the bamboo grovenear the river. They all felt terriblythirsty, and they drank from theriver. At once they were nauseatedand began vomiting, and theyretched the whole day. Otherswere also nauseated; they allthought (probably because of thestrong odor of ionization, an “electricsmell” given off by the bomb’sfission) that they were sick from agas [47] the Americans haddropped. When Father Kleinsorgeand the other priests came into thepark, nodding to their friends asthey passed, the Nakamuras wereall sick and prostrate. A womannamed Iwasaki, who lived in theneighborhood of the mission andwho was sitting near the Nakamuras,got up and asked the priests if sheshould stay where she was or gowith them. Father Kleinsorge said,“I hardly know where the safestplace is.” She stayed there, andlater in the day, though she had novisible wounds or burns, she died.The priests went farther along theriver and settled down in someunderbrush. Father LaSalle laydown and went right to sleep. Thetheological student, who waswearing slippers, had carriedwith him a bundle of clothes, inwhich he had packed two pairs ofleather shoes. When he sat downwith the others, he found that thebundle had broken open and acouple of shoes had fallen out andnow he had only two lefts. He re-29La gente siguió llegando en tropelal parque Asano durante todo eldía. Esta propiedad privada estabaa una buena distancia de la explosión,y sus bambúes, pinos, laurelesy arces se habían mantenido con vida,y un lugar verde como ése era una invitaciónpara los refugiados: en parte porquecreían que si regresaban los norteamericanosbombardearían sólo edificios; enparte porque el follaje parecía un centrode frescura y vida, y los jardines de piedra,de una precisión exquisita, consus silenciosas piscinas y sus puentesarqueados, eran muy japoneses,normales, seguros; y en parte debidoa una urgencia irresistibley atávica de estar debajo de hojas.La señora Nakamura y sushijos estuvieron entre los primerosen llegar, y se instalaron enel bosquecillo de bambú cercadel río. Todos estaban sedientos,y bebieron agua del río. De inmediatosintieron náuseas y comenzarona vomitar, y todo el díasufrieron arcadas. Otros tuvieronnáuseas también; pensaron (probablementedebido al fuerte olor de laionización, un «olor eléctrico» producidopor la fisión de la bomba)que era un gas lanzado por los norteamericanoslo que los hacía sentirseenfermos. Cuando el padreKleinsorge y los otros sacerdotesllegaron al parque, saludando a susamigos al pasar, los Nakamura estabanenfermos y abatidos. Unamujer llamada Iwasaki, que vivía enla vecindad de la misión y estabasentada cerca de los Nakamura, selevantó y preguntó a los sacerdotessi debía quedarse donde estaba o ircon ellos. El padre Kleinsorge dijo:«No sé cuál sea el lugar más seguro».Ella se quedó donde estaba;más tarde, aunque no tenía ni heridasni quemaduras visibles, murió.[47] Los sacerdotes avanzaron juntoal río y se acomodaron entre unosarbustos. El padre La Salle se recostóe inmediatamente se quedódormido. El estudiante de teología,que llevaba sus sandalias puestas,había traído consigo un atado deropas en el cual había empacadodos pares de zapatos de cuero.Cuando se sentó con los demás, sepercató de que el atado se habíaroto y dos zapatos se habían perdido:ahora sólo le quedaban los dosDurante todo el día la gente se volcóen el parque Asano. Esta propiedadprivada estaba bastante lejosdel lugar de la explosión, de modoque los bambúes, los pinos, los laurelesy los plátanos vivían aún, y elverdor del lugar invitaba a losrefugiarlos... en parte porque éstoscreían que si los norteamericanos regresaban,bombardearían sólo losedificios; en parte porque el follajeparecía un centro de frescura y vida,y los exquisitamente delineados jardinesde rocas, con sus quietos estanquesy sus puentes curvados, eran muyjaponeses, normales, seguros; y tambiénen parte (según [56] algunos de losque estaban allí) a causa de un impulsoatávico e irresistible de esconderse bajoel follaje. La señora Nakamura y sus hijosse contaban entre los primeros enllegar, y se afincaron en la enramada debambúes cercana al río. Todos teníanmucha sed y bebieron del agua delrío. <strong>En</strong> el acto sintieron náuseas,comenzaron a vomitar y tuvieronarcadas todo el día. Había otras personastambién presas de náuseas; todospensaron (probablemente a causa delfuerte olor de ionización, un «olor eléctrico»producido por la fisión de la bomba)que estaban descompuestos a causade un gas arrojado por los norteamericanos.Cuando el padre Kleinsorge y losotros sacerdotes llegaron al parque, saludandoa sus amigos a medida que losencontraban, los Nakamura estaban todosenfermos y postrados. Una mujerllamada Isawaki, que vivía en la cercaníade la misión y que estaba sentadacerca de los Nakamura, se levantó y lespreguntó a los sacerdotes si debía quedarsedonde estaba o ir con ellos. El padreKleinsorge contestó:—Ni siquiera sé cuál es el lugar más seguro.La mujer se quedó donde estaba,y ese mismo día, aunque nopresentaba heridas o quemadurasvisibles, murió. Los sacerdotes siguieronremontando—, el río y sedetuvieron junto a unas malezas.El padre LaSalle se acostó y quedódormido. El estudiante de teología,que usaba zapatillas, llevabaconsigo un atado de ropa en elcual había incluido dos pares dezapatos de cuero. Cuando se sentócon los otros, descubrió que el atadose había abierto y que habían caídosdos zapatos, quedándole ahora otros dos,ambos del pie izquierdo. Volvió sobre sus