03.12.2012 Views

REVISTA DIAPENTE Nº 1

REVISTA DIAPENTE Nº 1

REVISTA DIAPENTE Nº 1

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Nº 1 <strong>REVISTA</strong> <strong>DIAPENTE</strong>. CONSERVATORIO SUPERIOR DE MUSICA DE VIGO. ABRIL 2011<br />

web: http://www.diapente.es/ Email: cmus.vigo@edu.xunta.es<br />

Edwin Fischer sostiene que la sonata en Sol M es «serena y casi haydniana en estilo» ii . No<br />

podemos estar de acuerdo con estas opiniones, pues como se expondrá más adelante, la<br />

deliberada fealdad del primer movimiento del op. 31 nº 1 atenta de manera feroz y<br />

despiadada contra la refinada tradición del buen gusto dieciochesco. Esta actitud sarcástica<br />

y provocativa, junto a aspectos (¿puramente?) técnicos tales como el uso de la mediante<br />

como tonalidad secundaria (la primera vez que no emplea la tonalidad de la dominante en<br />

sus sonatas para piano), bien puede responder a ese «nuevo camino» que estaba<br />

surgiendo de la confesa insatisfacción (artística) del músico de Bonn. La actitud frívola de<br />

este primer movimiento parece ser atestiguada por el comentario de Czerny sobre la<br />

manera en que era interpretado por el propio compositor: con enérgica vivacidad y con<br />

cierto carácter caprichoso iii .<br />

El humor –vía de escape de su progresivo deterioro auditivo iv – también impregna el<br />

resto de la sonata. El segundo movimiento, adagio grazioso, es excesivamente largo, sin<br />

sentido alguno v , y en él se mofa del bel canto con interminables figuraciones y profusa<br />

ornamentación vi . Elterlein, Marx y Lenz captan en sus estudios su esencia italiana, si bien<br />

yerran al idealizarla vii . Schauffler, por el contrario, considera este movimiento haydniano y<br />

dice, además, que «no hay nada revolucionario en la alegre sonata en Sol M» viii . La<br />

literatura romántica y postromántica, parece evidente, no podía concebir a Beethoven, el<br />

héroe, perdiendo su precioso tiempo en frivolidades como esta ix .<br />

Schubert tomó el tercer movimiento como modelo para el rondó final de su<br />

penúltima sonata para piano (D 959). Incluso copia la idea del último estribillo,<br />

interrumpido por silencios, aunque con una intención completamente diferente: allí donde<br />

Schubert alcanza lo sublime, Beethoven se burla del esfuerzo del pianista por recordar el<br />

estribillo una vez más x .<br />

No es de extrañar, pues, el desconcierto que las sonatas del op. 31 causaron entre<br />

críticos y músicos. Sin embargo, no tardaron mucho en pasar a formar parte del repertorio<br />

habitual de concierto xi .<br />

46

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!