La sociedad del espectáculo
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Capítulo 4: El proletariado como sujeto y como representación<br />
reencontrará su verdad en la incoherencia. En este momento la ideología<br />
ya no es un arma, sino un fin. <strong>La</strong> mentira que ya no es contradicha<br />
se convierte en locura. Tanto la realidad como el fin son disueltos en la<br />
proclamación ideológica totalitaria: todo lo que ella dice es todo lo que<br />
es. Es un primitivismo local <strong>del</strong> <strong>espectáculo</strong>, cuyo papel es sin embargo<br />
esencial en el desarrollo <strong>del</strong> <strong>espectáculo</strong> mundial. <strong>La</strong> ideología que<br />
aquí se materializa no ha transformado económicamente el mundo,<br />
como el capitalismo que ha alcanzado el estadio de la abundancia; solo<br />
ha transformado políticamente la percepción.<br />
106<br />
<strong>La</strong> clase ideológica-totalitaria en el poder es el poder de un<br />
mundo invertido: cuanto más fuerte es, más afirma que no existe,<br />
y su fuerza le sirve antes que nada para afirmar su inexistencia.<br />
Es modesta solo en este punto, pues su inexistencia oficial debe<br />
coincidir también con el nec plus ultra <strong>del</strong> desarrollo histórico,<br />
que simultáneamente se debería a su dominio infalible. Expuesta<br />
por todas partes, la burocracia debe ser la clase invisible para la<br />
conciencia, de forma que toda la vida social se vuelve demente. <strong>La</strong><br />
organización social de la mentira absoluta dimana de esta contradicción<br />
fundamental.<br />
107<br />
El estalinismo fue el reino <strong>del</strong> terror para la clase burocrática<br />
misma. El terrorismo que funda el poder de esta clase debe golpear<br />
también a esta clase, ya que no posee ninguna garantía jurídica,<br />
ninguna existencia reconocida en tanto que clase propietaria que<br />
pudiera extender a cada uno de sus miembros. Su propiedad real<br />
está disimulada, y no ha llegado a ser propietaria sino a través de la<br />
falsa conciencia. <strong>La</strong> falsa conciencia solo mantiene su poder absoluto<br />
por el terror absoluto, donde todo verdadero motivo termina<br />
por perderse. Los miembros de la clase burocrática en el poder no<br />
tienen derecho de posesión sobre la <strong>sociedad</strong> más que colectivamente,<br />
en tanto que participantes en una mentira fundamental: es<br />
necesario que representen el papel <strong>del</strong> proletariado dirigiendo una<br />
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