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VIDA SANTO DOMINGO GUZMÁN

Vida_de_Santo_Domingo_de_Guzman,_Fray_Enrique_Domingo_Lacordaire_OP

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emigración la imagen de la Santísima Virgen. San Sixto, despojado y abandonado, quedó<br />

bajo la guardia de sus recuerdos. Nada quedó en él: ni mármoles preciosos, ni bronces<br />

cincelados, ni columnas tomadas por el cristianismo a la antigüedad profana, ni cuadros<br />

pintados sobre el alabastro inmortal; nada, en fin, que atrajese la vista de nadie. Cuando el<br />

forastero, después de visitar la tumba de Cecilia Metella y el bosque de la ninfa Egeria,<br />

vuelve a Roma por la vía Apia, descubre antes sí, a su derecha, una especie de caserón grande<br />

y triste, coronado por uno de esos campanarios afilados, tan raros en los puntos de vista<br />

romanos; pasa por allí sin preguntar qué es aquello. ¿Qué le importa “San Sixto El Antiguo”?<br />

hasta aquellos que buscan amorosamente la pista de los santos, desconocen el tesoro oculto<br />

entre aquellos muros, al que el tiempo ha respetado su humildad. Pasan sin que nada les<br />

abierta el lugar que habitó uno de los más grandes hombres del cristianismo, y en dónde abro<br />

tantas maravillas. El patio exterior, la iglesia, los cuerpos del monasterio, el cercado, existen<br />

aún, y hasta la Revolución Francesa los generales de la Orden conservaron una habitación. El<br />

Papa Benedicto XIII, durante el siglo último, tenía la costumbre de pasar algunos días de la<br />

primavera y el otoño, y restauró la iglesia, que amenazaba la ruina. Actualmente ocupa el<br />

cuerpo del monasterio una oficina del estado, excepto aquella famosa sala del capítulo, en la<br />

que Domingo resucitó tres muertos. Se ha levantado un altar en el lugar mismo en donde<br />

ofreció el santo sacrificio por el joven Napoleón. La iglesia queda como una de las estaciones<br />

del sacerdocio romano, que el miércoles de la tercera semana de Cuaresma viene a celebrar<br />

allí el oficio solemne del día.<br />

Santa Sabina ha sido más dichosa. Desde el año 1273, durante el pontificado de<br />

Gregorio X, dejó de ser residencia del Maestro General, que se trasladó al centro de Roma, al<br />

convento de Santa María sopra Minerva. el Aventino ha quedado tan solitario como la vía<br />

Apia, y los pájaros, que fueron sus primeros habitantes, no lo habitan ya. Pero una colonia de<br />

hijos de Domingo no ha cesado de vivir a la sombra de los muros de Santa Sabina, protegida<br />

también por la belleza de su arquitectura. En la iglesia, sobre un trozo de columna, se ve una<br />

gruesa piedra negra, que la tradición afirma lanzó el demonio contra Domingo para<br />

interrumpir sus meditaciones por la noche. El convento posee también la estrecha celda en la<br />

que se retiraba alguna vez, la sala en donde dio el hábito a san Jacinto y al bienaventurado<br />

Ceslao, y, en un rincón del jardín, un naranjo, plantado por él, ofrece hojas y fruto a la<br />

piadosa mano del ciudadano o del viajero.<br />

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