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VIDA SANTO DOMINGO GUZMÁN

Vida_de_Santo_Domingo_de_Guzman,_Fray_Enrique_Domingo_Lacordaire_OP

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encontraron ambos en el interior del convento. (Rodrigo de Cerrato, “Vida de Santo<br />

Domingo”, n. 31.) Era Colombe un célebre monasterio de la Orden del Císter, fundado por<br />

san Bernardo; más tarde dicho monasterio fue arruinado por el emperador Federico II en<br />

1248.<br />

Domingo volvió a Bolonia el día de la Asunción, fecha memorable por ser el día en<br />

que tomó el hábito Conrado el Teutón. Era éste doctor de la Universidad de Bolonia, tan<br />

famoso en aquellos tiempos por su ciencia y su virtud, que los padres deseaban ardientemente<br />

contarle entre los hombres notables que abrazaron su religión. La víspera de la Asunción de<br />

la bienaventurada Virgen hablaba Domingo confidencialmente con un religioso de la Orden<br />

del Císter, qué más tarde fue obispo de Alatri y que entonces era el prior del monasterio de<br />

Casamare, al cual había conocido en Roma y por el que sentía gran afecto, y abriéndole su<br />

corazón, le dijo, entre otras cosas: “ os confieso, prior, una cosa que no he dicho aún a nadie,<br />

por la cual os ruego me guardéis el secreto hasta mi muerte, y es que nunca en esta vida me<br />

ha rehusado Dios cuánto le he pedido.” el prior se admiró grandemente ante esto, y sabiendo<br />

el deseo que sentían los religiosos con respecto a Conrado el Teutón, le dijo: “ sí así es,<br />

padre, ¿ por qué no pedís a Dios os conceda al maestro Conrado, a quién me consta tienen los<br />

frailes verdaderos deseos de tenerle por compañero?” Domingo le respondió: “ mi buen<br />

hermano, habláis de una cosa muy difícil de obtener; pero si queréis orar esta noche conmigo,<br />

abrigo la confianza de que el Señor nos concederá esta gracia.” (Los B. Humberto: “Vida de<br />

Santo Domingo”, n. 50.) después de las completas el siervo de Dios permaneció en la iglesia,<br />

según su costumbre, y el prior de Casamare continuó a su lado. Luego asistieron a los<br />

maitines de la Asunción, y al llegar el día, a la hora de prima, mientras el cantor entonaba el<br />

“Iam lucis orto sidere”, se vio entrar en el coro el maestro Conrado, que se echó sobre las<br />

rodillas de Domingo y le rogó le concediese el hábito. El prior de Casamare, fiel al secreto<br />

que había prometido, no relató esto hasta después de morir Domingo, al cual sobrevivió más<br />

de veinte años. Temía morir primero que aquél, y por eso consultó la cosa con el santo; pero<br />

este último le dijo que no sucedería como temía.<br />

Entre los que Domingo recibió en la Orden durante aquella época podemos citar a<br />

Tomás de Prouille. Era este un joven de gran inocencia y sencillez en sus costumbres, a quien<br />

el santo amaba tiernamente y a quien llamaba su hijo. Algunos de los antiguos compañeros<br />

del nuevo religioso, indignados por haberle perdido, le atrajeron lejos del convento y<br />

comenzaron a arrancarle los hábitos de la Orden. Alguien fue y advirtió a Domingo, qué<br />

inmediatamente entró a orar en la iglesia, y cuando los raptores quitaron al hermano Tomás<br />

hasta su camisa de lana y se esforzaban por endosarle una de lienzo, su víctima lanzó tan<br />

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