Propiedades Físicas del Suelo
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Figura 24.- Oxígeno consumido y anhídrido carbónico producido por los 5 mm de segmento final<br />
de raíces de cebolla a dos temperaturas y con distintos porcentajes de oxígeno en la mezcla de<br />
gas de aeración. (Berry y Norris, 1949).<br />
El crecimiento de las raíces es particularmente sensible a las condiciones de aereación. La razón<br />
probablemente sea que la velocidad de respiración (y por lo tanto el consumo de O2) es mayor en los<br />
ápices radiculares, donde ocurre el crecimiento.<br />
6. EL COLOR DEL SUELO<br />
El color es un carácter <strong>del</strong> suelo, fácil de observar y de uso cómodo para identificar un tipo de suelo<br />
dentro <strong>del</strong> cuadro regional o local. Generalmente está en relación con los procesos de pedogénesis o<br />
con uno de los factores de formación. Pero, por una parte, el proceso que colorea el suelo no es siempre<br />
fundamental, y por otra parte, la misma coloración, o matices vecinos bien pueden resultar de causas<br />
diferentes. Es así que ese carácter debe ser utilizado con circunspección y sabiendo que raramente tiene<br />
valor como criterio de clasificación al nivel de los grandes tipos de suelos.<br />
Veremos a continuación las cuestiones diversas que se relacionan con el color <strong>del</strong> suelo: elementos y<br />
procesos que lo determinan, disposición en los suelos, apreciación e interpretación en el terreno.<br />
Los elementos <strong>del</strong> color <strong>del</strong> suelo<br />
Las principales sustancias que confieren al suelo su color son el humus, compuestos minerales como los<br />
óxidos, sulfuros, sulfatos, carbonatos. Los colores claros, es decir, el blanco el blancuzco, son debidos a<br />
la abundancia de minerales blancos o incoloros. Los horizontes superficiales de suelos evolucionados<br />
presentan bastante raramente esos tintes, salvo en los suelos de regiones secas, áridas o desérticas.<br />
Pero se encuentran más a menudo en los horizontes <strong>del</strong> subsuelo o en los suelos poco evolucionados,<br />
en los suelos esqueléticos y en los decapitados, en los que la erosión se ha llevado los horizontes<br />
superficiales. Los minerales que tienden a provocar estas coloraciones claras son la sílice, el calcáreo en<br />
un grado elevado de pureza, el yeso, los cloruros o la arcilla, también desprovista de impurezas.