Propiedades Físicas del Suelo
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La oxidación y la hidratación de los compuestos ferrosos y la formación consecutiva de goethita o de<br />
stilpnosiderita con aparición de un tinte amarillento son igualmente fáciles de observar al abrir un camino<br />
excavado en arcilla; se ve después de un cierto número de meses, que la parte superficial de las arcillas<br />
expuestas, pasan <strong>del</strong> gris-azulado al gris amarillento o al amarillo sucio. Se notará igualmente, en las<br />
canteras de calcáreo macizo de color grisáceo azulado, que las partes en contacto con el aire después<br />
de cierto tiempo, por ejemplo, a lo largo de las fisuras, toman tintes más o menos amarillentos. Este<br />
pasaje <strong>del</strong> gris al amarillo causado por una oxidación y una hidratación de los compuestos <strong>del</strong> hierro<br />
difundidos en la arcilla o en el calcáreo, generalmente se produce más rápido en un suelo, donde los<br />
factores de alteración son más activos que en una roca.<br />
Los otros mecanismos de coloración de los suelos son menos simples, porque se encuentran allí,<br />
asociados a las alteraciones, procesos de migración, y de acumulación y aún procesos de pedogénesis<br />
más complejos (procesos tipogénicos).<br />
Es así que la rubificación representa el conjunto de los procesos que consisten en dar al suelo tintes<br />
netamente rojos, a veces muy intensos. Esta coloración está frecuentemente en relación con la<br />
presencia de óxido férrico no hidratado (hematita). El color rojizo puede también desarrollarse bajo la<br />
influencia de hidróxidos férricos más o menos impregnados de óxidos férricos, y así se encuentran<br />
intensidades de coloración equivalentes en suelos que tienen contenidos de hierro muy diferentes. A<br />
menudo, aún, suelos muy rubificados son bastante menos ricos en hierro que otros de color mucho más<br />
claro. Es por lo tanto, el estado <strong>del</strong> hierro, más que su proporción, lo que determina el color. Una<br />
coloración roja puede resultado de la concentración y de la acumulación de hematita proveniente de la<br />
alteración de minerales ferríferos existentes en gran cantidad en la roca madre.<br />
En el caso frecuente en que la rubificación corresponde a un tenor de hierro moderado, se admite que<br />
ese elemento se encuentra bajo forma de complejo ferrosilísico o bien que un procesos de<br />
deshidratación haya intervenido para llevar, al menos parcialmente, los óxidos hidratados y el hidrato de<br />
hierro al estado de hematita (óxido anhidro rojo). Se piensa en efecto, que las propiedades colorantes <strong>del</strong><br />
hierro son particularmente exaltadas bajo esos estados, y se atribuyen, especialmente, al complejo<br />
ferrisilícico el color de los suelos rojos de las regiones mediterráneas.<br />
La lutificación comprende el conjunto de procesos que contribuyen a dar al suelo un tinte amarillo o<br />
amarillento. Los suelos de este color son a menudo calificados con el término ocre, aunque ese vocablo<br />
se aplique indiferentemente al ocre-amarillento o al ocre-rojo. El elemento cromógeno de los suelos ocre<br />
es la goehtita . Esta puede resultar simplemente de fenómenos de alteración, por oxidación o<br />
hidratación, como vimos anteriormente. Puede también provenir de una liberación <strong>del</strong> hierro de<br />
complejos con el humus, cuando estos son descompuestos. Cuando a consecuencia de la destrucción<br />
<strong>del</strong> humus, el hierro se encuentra al estado de óxidos hidratados, da tonalidades amarillo-herrumbre más<br />
o menos amarillentas. La superposición de los tintes negros o pardo-negruzcos debidos al humus, y<br />
amarillo, debido a la limonita, produce coloraciones beige más o menos oscuras que tienden a menudo<br />
al pardo.<br />
Se llama melanización a los procesos que colorean el suelo de negro. De hecho ciertos pedólogos<br />
parecen observar este término esencialmente a la acumulación de la materia orgánica y a su penetración<br />
progresiva en el perfil, que el humus, colorea de negro, o de pardo negruzco, envolviendo los elementos<br />
minerales (la etimología <strong>del</strong> término melanización no implica obligatoriamente la intervención <strong>del</strong> humus<br />
sino solamente el ennegrecimiento <strong>del</strong> suelo; <strong>del</strong> griego, melan=negro). La presencia de carbonato de<br />
sodio tiende, en los suelos alcalinos, a desarrollar igualmente tintes negruzcos debido sin duda a la<br />
dispersión <strong>del</strong> humus.<br />
En fin los suelos hidromórficos son también a menudo negruzcos y esa tonalidad puede deberse al tenor<br />
en humus y en manganeso, estando esos dos elementos a menudo asociados, o a la presencia de<br />
sulfuro de hierro, que es capaz de añadirse a los elementos precedentes en los horizontes, profundos y a<br />
menudo inundados, de los perfiles.<br />
La brunización o brunificación es el proceso de coloración, de los suelos de pardo. Consiste<br />
esencialmente, en la formación en medio moderadamente ácido o neutro, de complejos arcilla-humusóxido<br />
de hierro a partir de un humus de tipo mull. El color castaño es debido a la asociación <strong>del</strong> tinte<br />
negro y pardo negruzco <strong>del</strong> humus y <strong>del</strong> tinte rojo o anaranjado de los compuestos <strong>del</strong> hierro; es tanto<br />
más oscuro cuanto más ricos en hierro y sobre todo en humus sean esos complejos.<br />
No se ha adoptado ningún término para designar los procesos que confieren al suelo una coloración gris.<br />
Esta puede ser litocroma, puede provenir en una roca clara de la acumulación de una cantidad<br />
moderada de humus, o cuando es bastante intenta, puede revelar condiciones reductoras o de<br />
hidromorfismo.