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Propiedades Físicas del Suelo

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Cuando se habla de clima, se entiende por este término el conjunto de condiciones atmosféricas, ya a<br />

nivel de grandes zonas climáticas, ya a nivel de la región; es, si se quiere, el clima atmosférico en el<br />

cuadro zonal o regional. Pero se comprenderá ahora fácilmente, que existe además, a nivel de tipo de<br />

suelo, un clima pedológico. Se verá más a<strong>del</strong>ante, cuando se examine el papel <strong>del</strong> clima en la<br />

pedogénesis, que el clima pedológico es muy parecido al microclima, al punto de identificarse a veces<br />

con él. El clima pedológico se define por el régimen de temperatura y de humedad, que se ha constituido<br />

en el suelo y condiciona su pedogénesis y sus caracteres morfológicos. La temperatura juega un papel<br />

fundamental en los procesos de pedogénesis, y se tratará también más a<strong>del</strong>ante en el estudio <strong>del</strong> clima,<br />

considerando como factor en la evolución y de la formación de los suelos.<br />

Se sabe, por otra parte, que la temperatura ejerce una influencia determinante sobre la vida de los<br />

vegetales. El calor es necesario a su crecimiento; la temperatura rige la distribución geográfica de las<br />

especies; las variaciones de temperaturas provocan, sobre la fisiología de las plantas, efectos diversos<br />

que pueden manifestarse por trastornos. El suelo, como se ha visto, amplía o atenúa los efectos de la<br />

radiación solar, y en un buen medio biológico, amortigua variaciones. En fin en el suelo mismo, el ritmo<br />

de las alteraciones de calentamiento y enfriamiento, que se producen al mismo tiempo que las<br />

variaciones de humedad (desecación y rehumedecimiento) provocan modificaciones en el estado de los<br />

coloides arcillosos y húmedos y provocan una transformación de la estructura.<br />

La radiación solar<br />

Se examinará ahora de qué manera la cantidad de calor recibida por el suelo puede variar bajo la<br />

influencia de factores independientes de la disposición o de la naturaleza <strong>del</strong> suelo. El flujo de insolación<br />

que éste recibe, cambia de valor según el tiempo y según el punto <strong>del</strong> globo.<br />

La cantidad de calor aportada al suelo varía primeramente con la duración de la insolación; por<br />

consiguiente, con la estación. Una parte <strong>del</strong> calor de los rayos solares, es absorbida por la atmósfera y<br />

esta absorción es evidentemente tanto más grande cuando más espesas son las capas atravesadas y,<br />

por consiguiente, los rayos son más oblicuos. La oblicuidad de los rayos varía, para un mismo punto, con<br />

la hora <strong>del</strong> día y con las estaciones, y, en la superficie <strong>del</strong> globo con la latitud <strong>del</strong> punto considerado.;<br />

cuanto mayor es la proximidad al ecuador, más verticales son los rayos durante un mayor número de<br />

horas en el día. (La ley de BOUGUER dice que las cantidades de calor transmitido disminuyen en<br />

progresión geométrica cuando la masa atmosférica atravesada crece en progresión aritmética).<br />

Por otra parte, la atmósfera absorbe, mientras es atravesada por los rayos solares, tanto más calor,<br />

cuanto más anhídrido carbónico y vapor de agua contenga. El tenor <strong>del</strong> aire en anhídrido carbónico, es<br />

sensiblemente invariable —salvo en el caso de erupción volcánica o de muy grandes incendios de<br />

poblaciones vegetales— por lo tanto, es de la humedad de la atmósfera que depende la absorción de las<br />

calorías aportadas por lo rayos solares y, siendo iguales las demás condiciones, la cantidad de calor<br />

transmitido es mayor en los días soleados <strong>del</strong> invierno porque el aire es más seco. se llama coeficiente<br />

de transparencia o transmisión, a la relación entre el calor transmitido, y el calor recibido; es un término<br />

medio, igual a 0,5 y son las capas más próximas al suelo las que tienen el coeficiente de transparencia<br />

más bajo y retienen más calor (figura 25).<br />

La cantidad de calor solar recibida por el suelo se expresa en calorías por centímetro cuadrado; para<br />

París es de una media de 270 calorías por día, con un máximo de 486 en verano (influencia de la<br />

duración <strong>del</strong> día) y un mínimo de 68 en invierno).<br />

Recepción de la radiación solar por el suelo<br />

La radiación solar aporta al suelo una cierta cantidad de calor que depende de las condiciones<br />

atmosféricas, <strong>del</strong> período <strong>del</strong> año, de la hora <strong>del</strong> día, y de la latitud <strong>del</strong> lugar. El suelo recibe esta<br />

radiación, se calienta, refleja una cierta parte y transmite otra parte a las capas profundas. La relación<br />

que se establece entre esas diversas fracciones depende, para un suelo dado, de factores específicos<br />

que veremos a continuación.<br />

Inclinación <strong>del</strong> suelo<br />

La regla de la oblicuidad de los rayos solares, que se ha invocado a propósito de la absorción de calorías<br />

por la atmósfera, se encuentra aquí bajo una forma un poco diferente (figura 26).<br />

Se han esquematizado cinco situaciones topográficas diferentes, de un terreno pero de la misma<br />

superficie. En (1) un terreno plano, en (2) una ladera expuesta al sur (Europa) y que recibe<br />

perpendicularmente la radiación, en (3) y (4) dos laderas de exposición norte, progresivamente más<br />

acentuada, en (5) de nuevo un terreno plano. La cantidad de calor recibido es proporcional al ancho <strong>del</strong>

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