26.04.2018 Views

MARIA - Jorge Isaacs

La historia de amor de Maria y su primo Efrain, que trancurre en los paisajes de El Cerrito, Valle de Cauca, y en el que los protagonistas luchan por mantener su amor en medio de la enfermedad y la distancia. Efraín y María están juntos durante tres meses, al cabo de los cuales el joven debe viajar a Londres para completar su educación. Cuando regresa, dos años después, descubre que María ha muerto. Efraín no encuentra consuelo, y parte, sin saber muy bien a dónde. La novela, la única que alcanzó a publicar Isaacs, se destaca por darle gran importancia a la descripción del paisaje, así como por la calidad artística de su prosa. La novela objeto de estudio, más que una novela, es un poema en prosa o una novela escrita en una prosa plenamente poética; muestra intrínsecamente que no se trata solo de retórica metafórica cuando Felde la ha clasificado como «la flor más pura e inmarcesible del romanticismo hispanoamericano; sin historia, sin política, sin filosofías; sin nada más que el simple patetismo del sentimiento y la pintura simple de la naturaleza y del ambiente humano; la esencia de su estilo».

La historia de amor de Maria y su primo Efrain, que trancurre en los paisajes de El Cerrito, Valle de Cauca, y en el que los protagonistas luchan por mantener su amor en medio de la enfermedad y la distancia.
Efraín y María están juntos durante tres meses, al cabo de los cuales el joven debe viajar a Londres para completar su educación. Cuando regresa, dos años después, descubre que María ha muerto. Efraín no encuentra consuelo, y parte, sin saber muy bien a dónde.
La novela, la única que alcanzó a publicar Isaacs, se destaca por darle gran importancia a la descripción del paisaje, así como por la calidad artística de su prosa.
La novela objeto de estudio, más que una novela, es un poema en prosa o una novela escrita en una prosa plenamente poética; muestra intrínsecamente que no se trata solo de retórica metafórica cuando Felde la ha clasificado como «la flor más pura e inmarcesible del romanticismo hispanoamericano; sin historia, sin política, sin filosofías; sin nada más que el simple patetismo del sentimiento y la pintura simple de la naturaleza y del ambiente humano; la esencia de su estilo».

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Al unirnos Carlos y yo al grupo que formaban los demás, ya iban a tomar el camino de<br />

la casa, y mi padre, con una oportunidad perfectamente explicable, dijo a don Jerónimo:<br />

—Nosotros no debemos pasar desde ahora por valetudinarios; regresemos<br />

acompañados.<br />

Dicho esto tomó la mano de María para ponerla en su brazo, dejando al señor de M...<br />

llevar a mi madre y a Emma.<br />

—Han estado más galantes que nosotros —dije a Carlos señalándole a mi padre y al<br />

suyo.<br />

Y los seguimos, llevando yo en los brazos a Juan, quien abriendo los suyos se me había<br />

presentado diciéndome:<br />

—Que me alces, porque hay espinas y estoy cansado.<br />

Refirióme después María que mi padre le había preguntado, cuando empezaban a<br />

vencer las cuestecillas de la vega, qué le había dicho Carlos; y como insistiese<br />

afablemente en que le contara, porque ella guardaba silencio, se resolvió al fin, animada<br />

así, a decirle lo que le había respondido a Carlos.<br />

—¿Es decir, —le preguntó mi padre casi riendo, oída la trabajosa relación que ella<br />

acababa de hacerle— es decir, que no quieres casarte nunca?<br />

Respondióle meneando la cabeza en señal de negativa, sin atreverse a verlo.<br />

—Hija, ¿sí tendrás ya visto algún novio? —continuó mi padre—: ¿no dices que no?<br />

—Sí digo —contestóle María muy asustada.<br />

—¿Será mejor que ese buen mozo que has desdeñado? —Y al decirle esto, mi padre le<br />

pasó la mano derecha por la frente para conseguir que lo mirase—. ¿Crees que eres muy<br />

linda?<br />

—¿Yo?, no señor.<br />

—Sí y te lo habrá dicho alguno muchas veces. Cuéntame cómo es ese afortunado.<br />

María temblaba sin atreverse a responder una palabra más, cuando mi padre continuó<br />

diciéndole:<br />

—El te acabará de merecer; tú querrás que sea un hombre de provecho... Vamos,<br />

confiésamelo, ¿no te ha dicho que me lo han contado todo?<br />

—Pero si no hay qué contar.<br />

—¿Conque tienes secretos para tu papá? —le dijo mirándola cariñosamente y en tono<br />

de queja; lo cual animó a María a responderle:

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!