MARIA - Jorge Isaacs
La historia de amor de Maria y su primo Efrain, que trancurre en los paisajes de El Cerrito, Valle de Cauca, y en el que los protagonistas luchan por mantener su amor en medio de la enfermedad y la distancia. Efraín y María están juntos durante tres meses, al cabo de los cuales el joven debe viajar a Londres para completar su educación. Cuando regresa, dos años después, descubre que María ha muerto. Efraín no encuentra consuelo, y parte, sin saber muy bien a dónde. La novela, la única que alcanzó a publicar Isaacs, se destaca por darle gran importancia a la descripción del paisaje, así como por la calidad artística de su prosa. La novela objeto de estudio, más que una novela, es un poema en prosa o una novela escrita en una prosa plenamente poética; muestra intrínsecamente que no se trata solo de retórica metafórica cuando Felde la ha clasificado como «la flor más pura e inmarcesible del romanticismo hispanoamericano; sin historia, sin política, sin filosofías; sin nada más que el simple patetismo del sentimiento y la pintura simple de la naturaleza y del ambiente humano; la esencia de su estilo».
La historia de amor de Maria y su primo Efrain, que trancurre en los paisajes de El Cerrito, Valle de Cauca, y en el que los protagonistas luchan por mantener su amor en medio de la enfermedad y la distancia.
Efraín y María están juntos durante tres meses, al cabo de los cuales el joven debe viajar a Londres para completar su educación. Cuando regresa, dos años después, descubre que María ha muerto. Efraín no encuentra consuelo, y parte, sin saber muy bien a dónde.
La novela, la única que alcanzó a publicar Isaacs, se destaca por darle gran importancia a la descripción del paisaje, así como por la calidad artística de su prosa.
La novela objeto de estudio, más que una novela, es un poema en prosa o una novela escrita en una prosa plenamente poética; muestra intrínsecamente que no se trata solo de retórica metafórica cuando Felde la ha clasificado como «la flor más pura e inmarcesible del romanticismo hispanoamericano; sin historia, sin política, sin filosofías; sin nada más que el simple patetismo del sentimiento y la pintura simple de la naturaleza y del ambiente humano; la esencia de su estilo».
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Y desapareció para regresar un momento después.<br />
Mi padre, que era tenaz cuando se chanceaba, le dijo nuevamente en el mismo tono que<br />
antes, inclinándose a colocar algo cerca de ella:<br />
—Allá cambiaremos pastas por vino.<br />
Ella apenas se atrevía a mirarlo; y notando que el almuerzo estaba servido, dijo<br />
levantándose:<br />
—Ya está la mesa puesta, señor; —y dirigiéndose a Emma—: dejemos a Estéfana lo<br />
que falta; ella lo hará bien.<br />
Cuando yo me dirigía al comedor, María salía de los aposentos de mi madre, y la detuve<br />
allí.<br />
—Corta ahora —le dije el pelo que quieras.<br />
—¡Ay!, no, yo no.<br />
—Di de dónde, pues.<br />
—De donde no se note. —Y me entregó unas tijeras.<br />
Había abierto el guardapelo que llevaba suspendido al cuello. Presentándome la cajilla<br />
vacía, me dijo:<br />
—Ponlo aquí.<br />
—¿Y el de tu madre?<br />
—Voy a colocarlo encima para que no se vea el tuyo.<br />
Hízolo así diciéndome:<br />
—Me parece que hoy te vas contento.<br />
—No, no; es por no disgustar a mi padre; es tan justo que yo manifieste deseo de<br />
ayudarle en sus trabajos y que le ayude.<br />
—Cierto: así debe ser; y yo procuraré también manifestar que no estoy triste para que<br />
mamá y Emma no se resientan conmigo.<br />
—Piénsame mucho —le dije besando el pelo de su madre y la mano con que lo<br />
acomodaba.<br />
—¡Ah!, ¡mucho, mucho! —respondió mirándome con aquella ternura e inocencia que<br />
tan bien sabían hermanarse en sus ojos.<br />
Nos separamos para llegar al comedor por diferentes entradas.