01.08.2018 Views

La sirena varada: Año II, Número 9

El noveno número de "La Sirena Varada: Revista literaria"

El noveno número de "La Sirena Varada: Revista literaria"

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

llenos de errores, iguales a él —Julio<br />

guardó silencio y siguió observando<br />

la cascada. El sonido que producía el<br />

agua al caer era hipnótico y relajante al<br />

mismo tiempo.<br />

—Pero él es inmortal, no puede ser<br />

igual que nosotros —acertó a decir Julio.<br />

Vremya comenzó a patalear en el<br />

agua, mientras reía.<br />

—Creo que sigues sin entenderme. Claro<br />

que es inmortal, la muerte no existe...<br />

<strong>La</strong>s estrellas brillaban con demasiada<br />

intensidad, parecía que podrían<br />

tomarse si se estiraban las manos lo<br />

suficiente. Julio seguía observando<br />

todo a su alrededor: las estrellas, el<br />

ojo de agua, la cascada. Cuando miró<br />

hacia atrás descubrió que el bosque<br />

había desaparecido, y solo quedaba<br />

el pequeño pedazo de tierra en el que<br />

estaban ellos.<br />

—Por favor, dime… —dijo Julio, poniéndose<br />

de pie—. ¿Por qué me has<br />

traído aquí? ¿Quién eres tú?<br />

—Yo no soy nadie —respondió, sin<br />

ponerse de pie pero dejando de chapotear<br />

en el agua—. Solo me dedico a<br />

observar todo lo que sucede aquí.<br />

—Aquí, ¿dónde?<br />

—Pues aquí, en el universo, por supuesto<br />

—respondió, de forma pomposa,<br />

y después continuó—. Estoy<br />

destinada a verlo todo, saberlo todo<br />

y prácticamente llevar el registro de<br />

todo. Podrá parecer difícil, pero mi<br />

tarea es más sencilla de lo que suena.<br />

Aunque, a veces es muy solitaria... —exclamó,<br />

sumergiendo su cuerpo en el<br />

agua. Julio se acercó para ver dónde se<br />

encontraba. Vremya, de nuevo, habló<br />

desde atrás de Julio, nuevamente convertida<br />

en una joven; él de inmediato<br />

se giró para no darle la espalda—. Sin<br />

embargo, hay algo que me intriga, y<br />

eso no me gusta... <strong>La</strong> pequeña Eira no<br />

debería de haber cruzado a tu mundo,<br />

pues tu mundo está fuera de los límites<br />

de los habitantes de El Nido. Además,<br />

Carolina y tú tampoco tendrían que<br />

haber cruzado a El Nido. Alguien está<br />

jugando con el entramado del tiempo,<br />

y estoy segura de que es el Rey de la<br />

Eternidad quien lo está haciendo.<br />

—¿No se supone que puedes verlo<br />

todo? —preguntó Julio, con tono irónico.<br />

—¡Oye! ¡Por supuesto que puedo verlo<br />

todo! —respondió, molesta—. Es por<br />

eso que estoy preocupada, no puedo ver<br />

con claridad lo que sucede, y eso no es<br />

una buena señal; creo que es el Rey de la<br />

Eternidad porque ya lo ha hecho una vez,<br />

cuando mandó a su hijo a tu mundo...<br />

—¿Quieres decir que...?<br />

—Sí, eso mismo quiero decir —interrumpió,<br />

adivinando lo que Julio estaba<br />

a punto de decir—. Quise saber lo que te<br />

hacía tan especial como para haber cruzado<br />

entre mundos, pero no noto nada<br />

diferente. Eres tan común y corriente<br />

como cualquier otro ser humano... —exclamò<br />

Vremya, en tono indulgente.<br />

—Vaya, nunca me había sentido tan<br />

poco relevante... —respondió Julio, mirando<br />

de nuevo hacia la cascada.<br />

124

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!