Medicina.forense.Grandini.3ª.Ed
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<strong>Medicina</strong> <strong>forense</strong><br />
Existe ahora la inquietud, a partir de fundamentos científicos, de comprender la<br />
conducta humana a partir del modelo que propone concebir al hombre como una entidad<br />
“biopsicosocial” y por lo tanto entender la conducta como el producto de la interacción de<br />
estos factores; esta formulación evita la adopción de posiciones reduccionistas.<br />
A principios del siglo XX, los psiquiatras pusieron su atención en la deficiencia mental<br />
y algunos pensaron que ésta era un factor capaz de explicar algunas acciones criminales.<br />
Fernall propuso que todo débil mental era un criminal en potencia si se reunían ciertas<br />
condiciones ambientales. El uso generalizado en algún tiempo de las pruebas de Simmon y<br />
Binnet logró detectar 25 a 98% de los débiles mentales en algunas prisiones. Sin embargo,<br />
otros autores como Murchinsson no han podido replicar estos datos. En la actualidad, si se<br />
elimina el error de la generalización, se acepta que ciertos débiles mentales son propensos<br />
a cometer ciertas acciones criminales.<br />
Otro inciso importante es la clasificación actual que sugiere el DSM-V para el retraso<br />
mental, basada en la determinación del coeficiente intelectual por medio de pruebas neuropsicológicas<br />
específicas como la WAIS (Escala de Inteligencia para Adultos, por sus siglas<br />
en inglés), entre otras que valoran las función cognitiva e integridad neurológica en cuanto<br />
a las funciones más importantes a nivel intelectual de una persona. Estas valoraciones han<br />
sido fundamentales, dado que de esta manera pueden abolirse términos como “idiota” e<br />
“imbécil”, utilizados en los códigos civil y penal de México (antes de la reforma de 1984).<br />
En el cuadro 10-1 se ilustra dicha clasificación con su equivalencia anterior.<br />
Si se trazara una clasificación simplista de los padecimientos mentales, se podrían<br />
dividir en trastornos en los que se pierde el contacto con la realidad o psicóticos y aquellos<br />
en los cuales se perturba de manera notable la emoción, pero sin una pérdida del contacto<br />
o bien una inadecuada interpretación de la realidad. Para prácticamente todas las funciones<br />
mentales se ha podido determinar su correlación con la función cerebral, ya sea a<br />
nivel de una zona particular (como problemas del lenguaje) o bien de algún circuito (como<br />
en las adicciones y la memoria, entre otros). De igual manera, para prácticamente todos<br />
los trastornos de la conducta (incluidas la agresividad y la conducta sociopática) se han<br />
identificado los circuitos cerebrales que funcionan de modo deficiente. Esto no significa<br />
que se puedan establecerse diagnósticos inequívocos o que se disponga de fármacos para<br />
el tratamiento de todas estas alteraciones; sin embargo, la posibilidad de entenderlos mejor<br />
a nivel científico probablemente en el futuro suministrará estas herramientas tanto diagnósticas<br />
como terapéuticas.<br />
En los trastornos cerebrales que afectan la conducta (psiquiátricos) es importante referirse<br />
al grupo de los enfermos epilépticos. Falconer mostró que el 38% de éstos muestra<br />
Cuadro 10-1. Escala de inteligencia para adultos (DSM-V)<br />
Subtipos de retraso mental CI Términos anteriores<br />
Leve 50 a 70 Débil mental<br />
Moderado 35 a 49 Imbécil<br />
Grave 20 a 34 Imbécil<br />
CI, coeficiente intelectual.<br />
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