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Las mujeres y los Medios de Comunicación
también el mundo del flamenco puro, un mundo tradicionalmente de hombres,
como intérpretes, músicos y casi no sería atrevido decir que también de público.
Aun así, la cantaora consiguió en 2007 ser la primera profesora en un conservatorio
que imparte flamenco como materia oficial.
Gran parte de las letras del flamenco son anónimas, como corresponde al
acerbo popular. Las que traemos aquí son, respectivamente, mirabrás y granaína.
Son varios los interesantes elementos comentables en esta pieza. Por un lado
hay que observar el cambio de género de las palabras para encajar el sexo del intérprete.
Originariamente pensada para ser cantada por un hombre, la letra termina
integrando a la cantaora en la historia, erigiéndose como intérprete y parte del acto
de enunciación y no sólo dando importancia al enunciado. Como tal sujeto de enunciación
se establece el origen de donde procede, Sanlúcar, a suerte de firma del
acto de cantar. Como parte de seña de identidad y buscando la rima, advierte que
no quiere dueña, por dueño, y hace un canto a la libertad, propio del cante jondo
como expresión de los oprimidos.
El resto del texto está contado con cierto toque narrativo de microrrelato desde
un sujeto del enunciado en primera persona: un personaje masculino, un maletilla
paupérrimo que viene de torear un becerro y lo trae todo roto y remendado, un
pobre chico al que no le queda nada, ni el chaleco que viste, aunque el amor de esa
otra persona lo recompone de la pobreza. Es un tema muy andaluz, el del joven
pobre que quiere ser torero en busca de gloria y fortuna. Como corresponde a la
clase social y nivel cultural, las construcciones lingüísticas son recortadas, incompletas,
incorrectas, mostrando, como decíamos antes, una oralidad coloquial en el
discurso de la letra de la canción, como cante popular.
GRANAÍNA
¡Ay!
Yo vengo del Guadalquivir,
con rosas y aguasmarinas.
Yo vengo del Guadalquivir.
Traigo sal de las salinas
pa plantar junto al Genil
un cante por granaína.
¡Ay, ay!
Pajarillos de Graná,
con la música en el pico,
pajarillos de Graná,
tu cante se quea chico
porque no podéis cantar
por la voz de Federico.
Esta evocación al paisaje, de escasa letra es un piropo a Granada y a Federico
García Lorca, letra por tanto de contenido netamente andaluz. Contado en primera
persona no sexuada, podría ser cantando tanto por un hombre como por una mujer
y es un ejemplo no sólo de la oralidad referida, también de cantos alegres y luminosos
dentro del cante jondo.
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