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Las mujeres y los medios-

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Las mujeres y los Medios de Comunicación

afluencia masiva de las mujeres al mundo laboral hay que dictar leyes que les

permitan armonizar la actividad laboral y la vida familiar, también se está perpetuando

este estereotipo. Mucho más si lo que se dice es “sus

responsabilidades familiares”. Mientras que sólo eran los hombres los que realizaban

actividades laborales fuera del hogar, nunca se habló de leyes que

armonizasen lo laboral con las responsabilidades familiares que indudablemente

no eran de la competencia del hombre de la casa.

5. Así es como se puede definir el quinto estereotipo, más grave aún que los otros

por lo solapado e insidioso que resulta su mensaje. Es el concepto de la relación

de las mujeres con la infancia y la juventud de las que se las considera

responsa bles por completo. Está claro, en muchos discursos mediáticos que si,

por ejemplo, un bebé enferma es la mamá la que ha de faltar al trabajo para

atender le. O que determi nadas profesiones de horarios cortos y vacaciones

amplias son apropia das para mujeres porque así pueden seguir atendiendo a

sus “responsabili dades propias”. Tan fuertemen te arraigada está esta estereotipia

en la sociedad que algunos científicos en el terreno de la Pedagogía “de

cuyos nombres no quiero acordarme”*, han llegado a afirmar que la causa principal

del fracaso escolar, de la violencia en las aulas y de la mala adaptación

social actual de la infancia y la juventud radica en que las madres abandonaron

“sus” responsabili dades familiares para desempeñar profesiones en el “exterior”

(del hogar, evidente mente) lo que les hizo descuidar la atención a sus hijos e

hijas y su correcta educación y adecuada socializa ción. Parece que “sólo” las

madres son responsables de la educación en el seno de la familia, porque si

ellas abandonan se produce la debacle. No daremos desde luego la cita bibliográfica

de esta genial idea. Para mayor gravedad, este estereotipo no sólo no

se desvanece sino que aumenta, puesto que está aparecien do otro colectivo

indefenso y necesitado, el de los ancianos en su fase final, cuyo cuidado está

siendo atribuido a “las hijas” frente a la alternativa “cruel” del asilo, aunque eufemísticamen

te se le llame Residencia.

6. Finalmente nos atreveríamos a presentar el sexto y último de los estereotipos

que viene ya insinuándose en algunos de los anteriores. Tiene, además, la falacia

de ser como una muestra de apoyo a “la liberación de la mujer”. Con una

condescendencia que parece generosa y abierta podría formularse así: Indudablemente

el espacio propio de las mujeres es el mundo privado. No obs tante,

ello no implica que, sin dejar de atender a esta primera e irrenun ciable misión,

la modernidad y mujeres quieran “salir” a ocupar espacios públicos y lo hagan si

pueden. Se trata de las mismas ideas dichas de otra forma en relación con

* Léanse: - LANDSHEERE, G. de y BAYER, E. (1974): Comment les maîtres enseignent. Bruxelles:

Ministere de l’Education nationale.

- DUPON, P. (1983): Education Tribune Libre, 190, fevrier, pp. 98 y 163.

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