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CREENCIAS Y DISCURSOS
dimensiones que no tendrían por qué ser de mujeres o de varones, sino de perso
nas: intelectuales (siempre está implícito el “si pueden” como la mención de
otra forma de inteligen cia ¿quizás menor?); profesio nales (no es lo suyo hacer
ciertas accio nes, ¿es que no está dotada?, pero si quieren hacer las…) Es decir
una mezcla de conceptos absoluta mente heterogé neos que no puede hacerse
si se quiere ser mínimamente coheren te.
En efecto, en muchas expresiones de los informativos se percibe que se
entiende la liberación de las mujeres y la justa atención a la presencia de sus
demandas, como el hecho de que se le presten las ayudas y asisten cias necesarias
para que pueda tener una profesión y compatibili zarla con esas funciones a las que
no puede renunciar (parece que “por imperativo biológico”) aunque eso se deja
latente y no expresado la mayoría de las veces. Quizás porque se entiende que va
de suyo, que es algo tan evidente y verdadero que no es preciso volverlo a recordar:
todos lo saben.
1.5. VEINTE AÑOS DE CAMBIO ACELERADO ANTE LA MIRADA DE
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN. ¿HACIA UN NUEVO
CONTRATO SOCIAL?
La presencia de las figuras de mujer en la sociedad actual constituye un imaginario
simbólico en contraste con la realidad a la que se aproxima reflejándola y
consolidándola. Y a las mujeres de esta realidad las entendemos en el más amplio
sentido psicosocial: un colectivo, pero no amorfo, sino en el que cada una de las
mujeres cuenta por sí misma. Esa certeza nos lleva al interrogante sobre la entidad
propia y diferenciada del ser de las mujeres. Y es además algo tan proyectado hacia
el exterior que hay que recurrir a la “imagen social” que ofrecen los medios de
comunicación porque así se define y explica cómo son vistas las mujeres en esta
cultura actual de la información y la comunicación.
Las mujeres hoy en la sociedad de la información se presentan en un importante
contingente que, a pesar de un progreso de su propia identidad ya innegable, no
tiene todavía una clara conceptualización en la mente social. ¿Se trata de un rol
social como cualquier otro? ¿son un colectivo definido por alguna característica
homogénea? ¿tienen, acaso, una imagen social determinada? ¿son las mujeres el
sostén de la familia? ¿y su caracterización laboral? (Loscertales y Núñez, 2006).
Parece adecuado proponer que las reflexiones sobre esta problemática sean acordes
con la línea de los Women Studies, un movimiento internacional consolidado
desde los años 60–70, que se propone aplicar la perspectiva de género en todos
los objetos de conocimiento, propiciando la construcción de una ciencia más equilibrada
en lo que se refiere a mujeres y hombres.
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