2019 – Libro Oficial de Fiestas de Moros y Cristianos de Ibi
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Així va ser
ción desconocida hasta el momento, que
venía a revitalizar los lazos festeros de
los miembros de ese organismo festero,
presidido en aquel entonces por el ibense
Francisco Santonja Gisbert, y reivindicar
este cargo tan comprometido de
nuestras Fiestas, cuya representación
vertebra y da sentido a toda la Fiesta.
Acudirían nuestros dos noveles
Embajadores que incluso representaron
un fragmento de nuestra Embajada.
El día 1 de septiembre, mediante
una comisión compuesta por el Párroco
de la Transfiguración del Señor, representantes
de la Cofradía de la Virgen, el
Ayuntamiento y la Comisión de Fiestas,
se conmemora, como ya había referido
antes, el V Centenario de la Advocación
de la Virgen de los Desamparados, con
una Misa celebrada ante un altar erigido
delante del Ayuntamiento, hasta donde
se trasladó la imagen de la Virgen a
hombros de festeros.
El día 8 de septiembre en el Estadio
Climent actuaban Victor Manuel y Ana
Belén, quizá la pareja más representativa
en aquellos años de la canción en
España, y que atrajo, según fuentes
oficiales, mas de 10.000 personas.
El Mantenedor de la Exaltación
Festera fue Enrique Cerdán Tato,
hombre de letras traducido a varios
idiomas y versado columnista en
publicaciones nacionales, que en aquella
época era Cronista de la ciudad de
Alicante, miembro de la Academia de las
Letras, las Artes y las Ciencias europeas
entre otras distinciones y cargos. Nos
hizo lanzar una mirada retrospectiva a
hechos y lugares, a mitos, y sobre todo a
sentimientos: Un pueblo que hace
camino, que mira el futuro y que lustra y
conserva las señas de su pasado, es, sin
duda, un pueblo merecidamente
acreditado. Ibi lo es. Y mucho. Y concluye:
…os declaro autores del repetido y
singular prodigio y os conmino, modesto
mantenedor y sin mando en plaza, a
entregaros incondicionalmente a la
Fiesta. Por testigos os tengo y en vuestra
generosidad fío: todos más próximos,
prójimos y unidos, por vuestra tierra y su
gente.
En esa misma Exaltación se le
imponía la "Escarapela de plata" a la
primera Cado de escuadra femenino de
nuestra historia festera que la obtenía:
Jezabel Cortés Sempere de la Comparsa
Tuareg, anteriormente referida al hablar
de l'Avís.
146
Se le da un cambio a la "Presentación
de las bandas", el "Día de l'Olleta",
las cuales hasta la fecha solo tenían la
función de acompañamiento de las
respectivas comparsas a sus zocos. La
modificación consistió en que el Pregón
se adelantaba una hora, a las 20 horas,
momento en el que el Alcalde iba a
pronunciar sus palabras y, a continuación,
la Unión Musical, en primer lugar,
interpretaba un pasodoble frente al
Ayuntamiento, seguidos de cada una de
las bandas restantes, finalizando el
desfile en la Plaça de l'Esglesia.
Igualmente, este año, el cargo de
Sargento iba a recobrar todos sus
atributos y prerrogativas, dotándosele de
la dignidad perdida que merece este
personaje festero. Los primeros festeros
en asumir el cargo en esta nueva
concepción fueron: Joaquin León
Sanjuán, festero de la Comparsa
Chumberos, por los Moros, y Manuel
Guillem Martínez, festero de la
Comparsa Guerreros, por los Cristianos.
Este cargo lleva como principal
tarea la dirección de los actos de disparo,
y dentro de ellos, el mantenimiento de la
"Rueda de Disparo", la cual había tenido
una mejora considerable con la participación
de dos Sargentos desde 1990,
aunque no tuvieron la prestancia que
ahora se le daba. Este año lo que se
hacía era restituir la dignidad y el rito del
cargo, incluso con la participación en la
Diana como Cabo en la Comparsa
Capitana de sus respectivos bandos, y la
presencia en los actos precediendo al
Capitán.
También a la Diana se le dotaba de
un rito específico en consonancia con el
trabajo de recuperación de su liturgia,
escenificación y formas ancestrales, y el
origen castrense de la misma en las
"Milicias valencianas", que había
realizado el que suscribe estas páginas,
que es el modo actual con el que se lleva
a cabo, comenzando en la Plaça de
l'Esglesia. Los testigos de aquel evento,
después de tantos años de maltratar este
acto, fueron apenas un centenar de
personas, pero es evidente que los
comienzos son difíciles y el espectador
de Ibi había perdido desde hacía
décadas el interés por este acto. Su
recorrido, hay que decir, era muy similar
al referido al hablar de la Diana de las
Comparsas de 1969.
José María Ramírez Mellado