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Revista-48Penumbria

¡Bienvenidos a Penumbria 48, nuestro primer número temático del año! También es el primer número donde participan las nuevas autómatas del equipo editorial: Edna Montes y Aglaia Berlutti, y los resultados fueron evidentes: 12 autores y 10 autoras de 7 nacionalidades diferentes (nuestro récord personal): Argentina, México, Venezuela, Perú, España, Honduras y Chile. Aunque en los números temáticos disminuye significativamente la participación, igual de significativo es el incremento en la calidad de los textos, resultando una antología robusta y maravillosa. El Tentáculo de obsidiada se lo llevó Nicolás Oleinizak, con su cuento “Caá Porá”, por contarnos su historia de terror folclórico con un lenguaje muy íntimo. Antes de adentrarse en estos bosques de la locura, los dejamos con un ensayo de Aglaia para saber y entender más sobre esta peculiar forma de contar historias de terror.

¡Bienvenidos a Penumbria 48, nuestro primer número temático del año! También es el primer número donde participan las nuevas autómatas del equipo editorial: Edna Montes y Aglaia Berlutti, y los resultados fueron evidentes: 12 autores y 10 autoras de 7 nacionalidades diferentes (nuestro récord personal): Argentina, México, Venezuela, Perú, España, Honduras
y Chile. Aunque en los números temáticos disminuye significativamente la participación, igual de significativo es el incremento en la calidad de los textos, resultando una antología robusta y maravillosa. El Tentáculo de obsidiada se lo llevó Nicolás Oleinizak, con su cuento “Caá Porá”, por contarnos su historia de terror folclórico con un lenguaje muy íntimo. Antes
de adentrarse en estos bosques de la locura, los dejamos con un ensayo de Aglaia para saber y entender más sobre esta peculiar forma de contar historias de terror.

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Guardianes primigenios

Ana Gabriela Morales

México

El bosque danza de noche. Los árboles extienden sus largos y correosos brazos y los

entrelazan entre suaves movimientos de viento y ámbar. Quien aquí ha crecido, sabe que

el espíritu de los muertos ahora habita en el interior de cada tallo como torso ancestral.

Quien aquí ha crecido, sabe que la forma en que viva determinará el árbol que habrá de

morar y su destino eterno.

Tú no lo sabías. Llegaste de lejos y te ha fascinado que en este lugar existan más

variedades de árboles de los que aparecen en los libros y en fotografías sobre especies y

naturaleza. Decías que te asqueaba la ciudad, sentirte parte de esa esclavitud que traga

y daña y donde consumir y tirar cosas y personas parece ser la finalidad de la existencia

humana. Caminaste por largas sendas, oscuros caminos que te alejaban de aquello que

odias sin recordar que somos espejos ennegrecidos por lo que ocultamos y que vamos

dejando reflejos de esos deseos y culpas veladas en cada encrucijada. Creíste que tus

pasos te apartarían de quien eres para renacer en una nueva tierra, pero ahora sabes que

la vileza se arraiga como el óxido, penetra y se esconde tanto que llegaste a creer que tu

historia se había borrado de tu libro y que podrías escribir nuevas páginas como el brote

naciente de un arbusto. ¿Ignorabas que la raíz siempre revela de dónde venimos y lo que

somos, aun estando bajo tierra?

Poco a poco sientes cómo las ásperas ramas atraviesan tu piel y desprenden tus miembros

lenta y dolorosamente… Los árboles encargados de castigar a quien ha sido miserable

danzan y te envuelven: no dejarán que huyas y repliques tus faltas. ¿Qué habrás hecho

para que estos custodios te retribuyan esta noche con apoteósico tormento? Desconocías

que la tierra exige una ofrenda de sangre a quien la violenta. Lloroso y suplicante pugnas

por tu vida, pero ¿dónde estaban tus escrúpulos cuando eras el ejecutor de las peores

infamias?

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