DERECHOS DE PUEBLOS ORIGINARIOS EN LA CONSTITUCIÓN CIUDAD DE MÉXICO

Derechos de pueblos, barrios originarios y comunidades indígenas residentes...
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el gobierno de la entidad» (ORTIZ H. 2007: 68-69). De acuerdo con Medina,
dicha reforma constitucional dejó a las comunidades originarias de la Cuenca de
México, en el desamparo frente al despojo sistemático que las somete la especulación
inmobiliaria, particularmente la desarrollada por las propias instituciones
gubernamentales en el nombre de un interés social; carentes de representación
política, se articulan al clientelismo y a los acuerdos informales impuestos por el
partido oficial» (MEDINA A. 2007). Tras la eliminación del régimen municipal en
el Distrito Federal perpetrada en 1928, quedó indefinida la autoridad local en
los pueblos originarios de la Cuenca de México. Por lo que solían designarlas en
asambleas públicas de acuerdo con sus usos y costumbres, para después proceder
a legalizarlas mediante procedimientos informales. Hasta antes de la reforma
política, las autoridades locales en los pueblos originarios eran denominadas
Subdelegados, Coordinadores o Enlaces territoriales. Y los pueblos los elegían
en calidad de autoridades. Sin embargo –por una indefinición jurídica– quedaban
como empleados menores, subordinados al Jefe Delegacional en calidad
de empleados. Por una indefinición jurídica. Las autoridades consuetudinarias
se las ingenian para articularse a las estructuras de gobierno. «Pero sostienen
sus propios sistemas políticos sobre una estructura institucional cívico-religiosa
de raíz Colonial» (MEDINA A. 2007: 23). Cuya expresión más acabada son las
mayordomías, también conocidas como fiscales, topiles o comisiones de festejos.
La solución de compromiso frente a la depredación urbana que enfrentan ha
sido defender sus tierras y tradiciones mediante un sistema de cargos versátil.
Que adecúan a las circunstancias bajo la lógica de las variaciones de un mismo
tema, pero que tiene como núcleo el garantizar el éxito simbólico de las fiestas
patronales. Dicho sistema de cargo variopinto pero eficaz, difiere del modelo
escalafonario de las mayordomías, reportado por la antropología en Chiapas.
Cuyas formas prototípicas no existen en los pueblos originarios de la Cuenca
de México. Tal como lo demuestran las múltiples investigaciones etnográficas
realizadas en los últimos años en la región (MEDINA A. 2007: 23). Portal advierte
que entre los pueblos del sur de la Ciudad de México hay mayordomías colectivas
que reparte los gastos y labores entre la comunidad y otras como las del
Niñopa en Xochimilco, donde un matrimonio carga con la responsabilidad de los
festejos, aunque también recurre a posaderos. En otros se cuenta con comisiones
de festejos que asumen la labor de las mayordomías, «pero en esencia cumplen
las mismas funciones: garantizar la celebración y que se haga de manera exitosa
y correcta» (PORTAL M.A. 2007: 178). Es decir que sus tradicionales rituales
pervivan, gracias al esfuerzo de una comunidad orgullosa de sus creencias.
Los coordinadores territoriales de los pueblos originarios al sur de la ciudad
actúan en una especie de limbo jurídico por la contrarreforma de 1928. Son
las autoridades nombradas en forma consuetudinaria por sus comunidades;