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más frecuentes víctimas de los homicidios son hombres jóvenes, cada vez de menor edad, de
extracción socioeconómica baja y residentes en las áreas urbanas marginales. Es preocupante
que en el país se hayan producido en el año 2000, 61 homicidios en menores de 1 año, así
como 7121 homicidios en el grupo de 18 a 24 años 40 .
Desde 1986, el trauma y la violencia se han convertido en el principal problema de salud
pública a nivel de la población general en Colombia, que ha estado en aumento en forma
permanente en escolares, adolescentes y jóvenes, dentro del marco de violencia generalizada
que vive el país. Pero como lo planteamos en el contexto nacional, estos índices han ido en
disminución paulatina, lo que se debe -según análisis de diversos especialistas- a los procesos
de paz, de negociación o de dominio territorial por uno de los actores de la guerra.
El número de reconocimientos por violencia que reporta Medicina Legal (48.539 en menores
de 25 años para el año 2000) es preocupante, con una clara diferencia de género: la violencia
común afecta principalmente a los hombres (63,7% de dictámenes por violencia común en
menores de 25 años, son en hombres) y la violencia doméstica a las mujeres (76.7% de los
dictámenes por violencia intrafamiliar en menores de 25 años, son en mujeres).
El conflicto interno tiene diferentes actores, en diferentes zonas de influencia, con claros
controles territoriales en diferentes zonas urbanas y rurales, en las que también está involucrado
el ejército colombiano y donde la población civil sobrevive en duras condiciones de pobreza,
presión y miedo. Frente a los procesos de desmovilización y de reclutamiento de niñas, niños
y jóvenes, se puede afirmar que la guerra en nuestro país se alimenta de jóvenes y los distintos
actores del conflicto, han aplicado formas de reclutamiento dirigidos a este segmento de
población. Las normas internacionales señalan que los menores de edad deben excluirse del
conflicto y el reclutamiento basarse en población que haya cumplido el requisito de edad,
principio válido tanto para las fuerzas regulares de las fuerzas armadas colombianas, como
para los grupos irregulares organizados militarmente. Hasta finales del siglo pasado, unos y
otros pasaban por alto esta normativa y reclutaban menores de edad. Hoy se puede afirmar
que todos los grupos ilegales continúan dicha práctica, afectando la estabilidad de los hogares
colombianos, especialmente los rurales y aquellos de bajos ingresos en las ciudades.
El reclutamiento en las fuerzas armadas colombianas, se origina en la atribución otorgada por
el Estado para tener el monopolio de la fuerza pública y la obligación constitucional para
todos los ciudadanos varones mayores de 18 años de resolver su situación militar. En uso de
esas atribuciones y siguiendo la norma internacional, las fuerzas armadas eliminaron el servicio
de menores y reglamentaron la prestación del servicio militar exclusivamente para mayores de
edad. De esta manera, se dio respuesta a una de las observaciones provenientes de organismos
defensores de derechos humanos y se dio fin a una polémica que involucraba al Estado en la
incorporación de menores en el conflicto.
40/ Presidencia de la República.
Programa Presidencial Colombia
Joven. Política Nacional de
Juventud: Bases plan decenal de
Juventud 2005-2015. Octubre
2004. Bogotá D.C.
41/ Colombia Joven, GTZ,
ICBF, UNICEF. Situación actual
y prospectiva de la niñez y la
Juventud en Colombia. Nov
2004. Bogotá D.C.
Todos los grupos ilegales han incurrido en esta práctica de reclutamiento; así lo demuestran
las cifras sobre el grupo de origen del menor desmovilizado: las FARC son las mayores
aportantes (947), seguidas por las AUC (316) y el ELN (215), además de 60 provenientes de
grupos de menor protagonismo. Los niveles educativos y la edad de los más jóvenes revelan
fuertes indicios sobre las preferencias de los grupos armados en su labor de reclutamiento:
hombres (71.2%), analfabetas o apenas con algún grado de primaria (64.6%) e iniciados desde
la tierna edad de los doce años es el perfil de los menores desmovilizados. Las historias son muy
parecidas: los hombres son seducidos por el apoyo económico a la familia, la sed de aventura
y la fantasía de la guerra y el armamento, conocer el mundo y salir de la pobreza, etc, mientras
a las mujeres se les suma el atributo sentimental. Muchos de ellos pasaron varios años antes de
tomar la decisión de desertar o ser capturados, todos esperan superar las secuelas de la guerra
y una reinserción no traumática. 41
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