10.04.2021 Views

EL VIENTO DE MIS VELAS--J J PICOS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

convertía en un jícara colmada de

remordimiento, amarga como un chocolate sin

azúcar, venenoso como el de Chiapas. Un

jicarazo que me mataba de pena y vergüenza.

Y es que la pimienta que cabe en un grano

pesaba más que mis dudas sobre quién tenía

la culpa del asesinato de mi padre. Yo insulté a

Agustín en su propia casa, ufanándome de

haberle matado un perro. Y, a mayores,

amenacé con sacarle las entrañas con el

bardeo. «No, usted defendió a don Gaspar y a

los pobres enanos de los que se mofaba una

chusma de gurruminos», me dirán sus

mercedes.

Embuste grueso. Mi maestro fue la excusa

para que el matasiete recién destetado que

era yo pudiera mojarle la oreja a uno con

poder. Pero lo peor de lo peor, lo que me

hacía apretar muy fuerte los párpados por ver

si estrujaba así mi propia ridícula visión, era

que yo, piojo alucinado, imaginara, siquiera,

que la perra polaca me permitiera anidar en su

aristocrático lomo. Aún hoy, me sonroja la idea

de que anhelase el papelón de cortejo de

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!